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Lunes, 12 de marzo de 2007

CINE › GUSTAVO POSTIGLIONE HABLA DE “LA PELI”, EL FILM QUE COMPITE EN MAR DEL PLATA

“Yo no me pongo límites para filmar”

El director rosarino señala que su nueva realización, presentada en el festival, cierra el ciclo iniciado con El asadito y continuado con El cumple. Pero reconoce que su última apuesta es la más “compleja” de las tres.

 Por Oscar Ranzani

Cuando Gustavo Postiglione estrenó El asadito –una película que rompía con ciertos esquemas narrativos y estéticos convencionales–, anticipó que formaría parte de una trilogía. El asadito –que giraba en torno de una reunión de amigos que, entre achuras y vinos, desgranaban sus posturas sobre determinados temas que, en muchos casos, dejaban al descubierto sus propias miserias, como la misoginia o la homofobia– fue considerada como una nueva expresión de la renovación del cine argentino. Después llegó El cumple, donde filmó otra reunión celebratoria, esta vez incorporando la figura femenina, ausente en El asadito. Mar del Plata es el lugar elegido para exhibir el cierre de la trilogía hasta que aterrice en Buenos Aires: La peli se estrenó el sábado en la sección competitiva del Festival de Cine de la ciudad balnearia y el público podrá verla nuevamente hoy y mañana (lunes y martes) en el evento cinematográfico de mayor envergadura en el orden nacional.

Postiglione forma parte de la camada interminable de artistas surgidos en Rosario. Estudió en el Taller de Cine Arteon y, además de ser licenciado en Comunicación Social, también participó en los talleres de Formación Cinematográfica Superior en la mítica Escuela de San Antonio de los Baños, Cuba. Sobre La peli, el realizador comenta que “cierra un ciclo (por lo menos en mi forma de narrar) y abre uno nuevo”. Nada más y nada menos. La historia es más compleja en términos narrativos que las dos anteriores que integran la trilogía y más ambiciosa desde lo estético: Diego es un director de cine que está tratando de terminar su película pero tiene un pozo creativo. Se cruza con una mujer que le dispara la pasión hasta límites insospechados. A partir de la relación con Ana decide cambiar el rumbo de su película, o mejor dicho, el género en su totalidad. Pero luego sufrirá el abandono de esta mujer. Las variaciones del estado emocional de Diego llegarán junto con una transformación fisonómica: tres actores interpretan al mismo personaje en diferentes momentos: Darío Grandinetti, Carlos Resta y Norman Briski. El elenco de La peli se completa con Noelia Campo, Jazmín Stuart y Natalia Oreiro, entre otros.

–¿Cuáles son las principales similitudes y diferencias en términos narrativos y estéticos entre las tres películas que integran la trilogía?

–En términos narrativos, las tres tienen algo en común: están contadas desde un presente que tiene una unidad espacial y temporal. Las tres cuentan con un epílogo que tiende a ser una especie de conclusión de lo que vimos y, de alguna forma, reestructura y reengancha todo lo que vimos hasta ese momento en la idea central de la película. Ese es un punto común. Después, hay formas estéticas de abordaje que son comunes. En términos formales y narrativos, La peli es una película más compleja.

–¿Por qué?

–Porque tiene distintos niveles de narración. La película tiene tres momentos distintos que están representados por actores diferentes pero que asumen el mismo personaje. Y por otro lado, al final, cuando vamos al presente, estamos viendo a un personaje, Darío Grandinetti, que hace que de alguna forma no sepamos si lo que vimos es realmente lo que sucedió, si es el recuerdo o la película que él mismo se armó de su vida.

–¿Lo que une a las tres películas es la necesidad de hablar de las relaciones humanas y lo que las diferencia es el rol de la mujer en cada una de ellas?

–Sí, ése es un punto que inconscientemente siempre lo he trabajado. En El asadito la mujer estaba ausente totalmente. En El cumple forma parte de la película en cuanto a que hay mujeres y hombres y en La peli el objeto sobre el cual el protagonista sufre, siente, se emociona, se transforma o se trastorna, es una mujer. Se transforma por un problema sentimental. Las tres películas hablan de lo que son las relaciones de pareja desde perspectivas distintas. En El cumple era una cosa más coral. En El asadito era una cuestión que estaba fuera de cuadro, fuera de campo, fuera de lo que veíamos. Y acá aparece como una cuestión central: la relación entre un hombre y una mujer.

–Teniendo en cuenta que en El asadito el guión era mucho más tenue y jugaba mucho con la improvisación, ¿cómo trabajó en este caso?

–Es una película que está más escrita que las anteriores. Pero, por otro lado, siempre dejo un margen de improvisación para que los actores aporten, tiren cosas y que esto también pueda ser parte de la película. Cuando hay algo que me interesa y está bueno, lo tomo y lo incorporo. Como también hay cosas que se me ocurren en el mismo set. En el rodaje se me ocurrieron un montón de cosas que no estaban escritas en el guión y las pensé un día antes de rodar.

–¿Cómo surgió la idea de trabajar con tres actores para un mismo personaje?

–Por una cuestión mía siempre necesito apuntar al riesgo. Y en el momento en que pensé esta película, en la que el protagonista debía transformarse emocionalmente, pensé que podía ser interpretado por tres actores. También pensé que cuando a uno le pasan cosas y tiene una alteración emocional, en algún momento puede pensar que es otro, que uno sería el espejo y no el que habitualmente es. Por otro lado, como el director de cine es un tipo que narra, que cuenta historias, que tiene también una vida de ficción, se me ocurría que ese tipo de director podía verse a sí mismo como otra persona.

–En La peli hay un doble suspenso: el espectador no sabe cómo terminará su película pero tampoco la del personaje. ¿La idea era provocar una doble incertidumbre?

–No sé. A mí me interesan las películas en donde justamente el espectador tenga que terminar de cerrar lo que pasa, dejarlo abierto. No me gusta llevarte de las narices para contarte lo que yo quiero contar sino dejar una puerta abierta como en la vida: vos presenciás una situación pero la vida sigue.

–¿Por qué considera que la obsesión por una obra es similar a la que se puede tener por una mujer?

–Yo creo que tiene que ver con la pasión que uno les deposita a las cosas. En el amor uno deposita su pasión, su intensidad emocional. En una obra pasa lo mismo: la película o la obra de un artista hablan de él, digamos. Cuando ves una película, cuando lees un libro, cuando escuchás un disco, estás viendo o escuchando al artista. Eso forma parte de uno.

–Su caso parece una excepción del cine del interior, que llega muy poco a Buenos Aires.

–El tema del interior es una historia muy vieja que tiene que ver con el país y no es solamente el cine. Creo que toda la cultura, el arte, la producción cultural del interior lamentablemente para ser vista y reconocida en todo el país necesita pasar por Buenos Aires. Es algo con lo que yo naturalmente vivo peleando siempre. He decidido no mudarme a Buenos Aires, filmar y producir en Rosario y desde ese lugar tratar de dar una mano y ayudar a la gente que está en la misma situación que yo. A veces, en eso te juega la suerte a favor o en contra. El país es federal, hay un discurso federal, pero creo que todavía no hay políticas federales en cuanto a la cultura. Hay indicios, pero todavía es algo que falta.

–Usted se toma mucha libertad para trabajar en términos estéticos y temáticos. Parece tener límites más amplios que otros cineastas.

–Yo no me pongo límites. Hago lo que realmente tengo ganas de hacer y no quiero estar encasillado, no quiero hacer El asadito 3 o El cumple 4. Me interesa justamente hacer lo que tengo ganas. En esta película, incluso, jugué a ser otros directores: “Me gustaría filmar esta escena como tal” o “esta cosa me hace acordar a tal otra”. Y la hago. Para mí filmar una película es una gran diversión. Es algo que disfruto mucho. Encorsetarte en algo porque en algún momento te encasillaron en un lugar es una limitación que te puede poner alguien y que no hace bien. Yo me siento libre haciendo cine. Eso es lo que me pasa.

–¿Por dónde pasa la independencia del cine independiente?

–La independencia pasa por la libertad que uno se puede dar al filmar una película y por ser sincero con lo que se hace. Uno tiene que ser fundamentalmente coherente con lo que hace y lo que piensa y realizar el cine que sea el reflejo de lo que uno realmente es.

La peli se puede ver hoy (lunes) a las 17.45 en el Cine del Paseo y mañana (martes) a las 21.30 en la Sala Cinema 2.

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Postiglione trabajó sobre obsesiones artísticas y emocionales.
 
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