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Jueves, 11 de octubre de 2007

CINE › “MUNDIAL 78. VERDAD O MENTIRA”, DOCUMENTAL DE CHRISTIAN REMOLI

La pelota manchada de sangre

El periodista rastreó cómo fue vivido el Mundial por los presos, indagó sobre el papel de Lacoste, el de los medios y el de Menotti. El film se exhibe hoy en el Festival de Cine y Video Documental.

 Por Oscar Ranzani

“Esto era como jugar arriba de cadáveres, en algunos casos. Era patear una pelota ensangrentada”, dice Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, a poco de iniciarse el documental Mundial 78. Verdad o Mentira, del periodista Christian Rémoli. Es que aquella hazaña futbolística derivó, con el paso del tiempo, en un análisis más profundo que permitió entender que ese campeonato –donde por primera vez en la historia de los mundiales la Copa fue entregada por un jefe de Estado, ya que antes la entregaba el presidente de la FIFA– no puede distanciarse de la intencionalidad política de una dictadura que necesitaba lavar su imagen. Por eso, a diferencia de lo que sucedió años después en democracia, hubo un tiempo en que la pelota se manchó.

La primera hora del documental de Rémoli –que se exhibe hoy a las 19 en el Teatro de la Ranchería (México 1152), en el marco del IX Festival de Cine y Video Documental, organizado por el Movimiento de Documentalistas–, es muy interesante desde lo político. Se analiza el rol del marino Carlos Alberto Lacoste en el EAM 78, que nunca entregó un balance de lo gastado para el certamen; algunos ex detenidos cuentan cómo escuchaban en los centros clandestinos de detención los gritos de gol de una sociedad que disfrutaba del deporte mientras ellos eran torturados y desaparecidos; el rol de la prensa nacional e internacional con sus diferencias notorias aparecen en Mundial 78. Verdad o Mentira, a través de imágenes de Madres de Plaza Mayo pidiéndoles desesperadamente a los cronistas extranjeros que las ayudaran para que sus hijos aparecieran con vida. Mundial... también cuenta cómo lo vivieron los exiliados y muestra dos posturas: estaban quienes se oponían férreamente a la realización del campeonato del mundo; parte de la agrupación Montoneros, en tanto, veía una oportunidad ideal para que la prensa extranjera tomara conciencia y pudiera enterarse de la violación a los derechos humanos y de la existencia de campos de concentración en la Argentina.

“Quería contar cómo habían vivido el Mundial las personas que lo sufrieron”, relata Rémoli, y destaca que, por otro lado, en un principio, también tenía la intención de brindar un reconocimiento a ese equipo argentino. “Nos dimos cuenta de que esto era bastante complicado de hacer a medida que fuimos investigando, y cambiamos el curso de la investigación. Iba a tener una parte más cruda que es lo que quedó: cómo habían vivido los presos, el papel de Lacoste, el de los medios y el de Menotti como técnico. Nos dimos cuenta de que el reconocimiento era muy difícil y la investigación se dio vuelta. Siempre habíamos escuchado comentarios del doping de los jugadores, del soborno a Perú, pero nunca habíamos tenido testimonios concretos”, agrega Rémoli. “Es un documental que no tiene bajada de línea sino que incluye los testimonios de todos los que, de alguna manera u otra, tuvieron que ver”, asegura.

A lo largo de poco más de dos horas de duración, se escuchan testimonios de periodistas como Carlos Ares, Juan José Panno, Diego Bonadeo y Enrique Macaya Márquez; experimentados militantes políticos como Fernando Vaca Narvaja y Miguel Bonasso; el titular de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Grondona; numerosos futbolistas de aquella Selección Nacional como Ubaldo Matildo Fillol, Alberto Tarantini, Oscar Ortiz, Héctor Baley, Omar Larrosa, Leopoldo Jacinto Luque, Daniel Passarella, Américo Rubén Gallego y Daniel Bertoni. Por supuesto, también está la palabra del entonces director técnico del seleccionado argentino, César Luis Menotti, que señala que es una infamia relacionar la dictadura con la selección. Mundial 78. Verdad o Mentira analiza la oscura trama política en la que se enmarcó ese campeonato y destina un segmento netamente futbolístico hasta llegar al partido contra Perú, donde vuelve a emanar una investigación con testimonios de varios ex jugadores peruanos que jugaron aquel partido. Tampoco falta la historia de la carta apócrifa de Rud Krol, capitán de la selección holandesa, destinada a su hija, en la que se mencionaba que la Argentina era un país próspero y que no pasaba nada de lo que se denunciaba a nivel internacional; sin embargo, después se supo que esa carta publicada por la revista El Gráfico fue fraguada.

–¿Coincide en que el Mundial ’78 fue un gran mecanismo de manipulación para limpiar la dictadura en el exterior?

–Sí, y para reforzarla acá. Muchas veces se repite como un latiguillo que fútbol (o deporte) y política no tienen nada que ver. A mí me gusta resaltar que el que dice que no tienen nada que ver o no entiende nada de fútbol o no entiende nada de política. Para la generación de los que tienen entre 30 y 40 años, el fútbol desde la infancia y los derechos humanos probablemente desde la secundaria, cumplen un papel muy importante. Creo que nunca fútbol y derechos humanos se tocan tan fuerte como en el ’78. Algo más que tiene que ver con fútbol y política: los tres picos de popularidad de la dictadura fueron en el ’78, en el ’79 con el seleccionado juvenil y en el ’82 con la guerra de Malvinas y el Mundial de España. En el ’79 fue la visita de la OEA y, en paralelo, la disputa del Mundial juvenil de Japón que jugó Maradona, y en el ’82, la previa del Mundial con la invasión a Malvinas. Fueron los puntos más altos de la dictadura. No es casualidad.

–¿Por qué cree que la dictadura obtuvo el apoyo de la FIFA y logró llevar a cabo el campeonato?

–Seguramente porque había un negocio gigantesco de por medio. Es importante remarcar que el EAM 78 era un ente autárquico que había creado el gobierno militar. Ente autárquico quería decir que no tenía que rendir cuentas ante el gobierno, ante la AFA ni ante nadie. Era un ente libre de todo. Pautó un Mundial por 75 millones de dólares que terminó saliendo 550 millones. Cuando Lacoste, la cara del EAM 78 (junto con el general Merlo que, en realidad, era alguien puesto por Lacoste, que a su vez manejó todo con Massera), tuvo que justificar el dinero que tenía después del Mundial ’78, cerca del ’83-’84, cuando se hicieron los juicios a las Juntas, dijo que había recibido un préstamo personal del presidente de la FIFA, Joao Havelange. Como la FIFA sabía todo y aprobó todo acá, Havelange dijo efectivamente que sí, cosa que era falso a los ojos de todo el mundo: no podía tener una fortuna tal. Además de investigar si hubo soborno a Perú, el documental se mete con otro tema controvertido: el doping. Cuenta Rémoli que a todos los jugadores les preguntaron lo mismo: “Hicimos una saga de 35 o 40 preguntas y hubo un jugador que dijo: ‘En todos los mundiales hay plata y droga. Por lo tanto en todos los mundiales hay doping y hay soborno’”.

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Para su investigación, Rémoli habló con futbolistas, dirigentes, militantes y periodistas.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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