Domingo, 3 de febrero de 2008 | Hoy
CINE › ARGENTINOS POR EL GOYA
Lucía Puenzo con XXY y el músico Daniel Melingo se juegan sus chances esta noche.
La cineasta Lucía Puenzo y el músico Daniel Melingo son los únicos argentinos que podrían alzarse hoy con algunos de los premios de la XXII edición de entrega de los Premios Goya, los Oscar españoles, que se llevará a cabo esta noche en Madrid. Mientras que Puenzo –hija de Luis, autor de la ganadora del Oscar La historia oficial– compite por el Goya a la mejor película extranjera de habla hispana con XXY, Melingo lo hace por el premio a la mejor canción original con “Pequeño paria”, que compuso para el filme El niño de barro.
La ceremonia de premiación se celebrará en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones, en Madrid. El film de Puenzo –que ya quedó fuera de las nominaciones para el Oscar al mejor filme extranjero de habla no inglesa– competirá por el Goya con La edad de la peseta, de Pavel Giroud (Cuba), Mariposa negra, de Francisco Lombardi (Perú), y Padre nuestro, de Rodrigo Sepúlveda (Chile).
En tanto, la canción de Melingo concursará con “Fado da saudade”, de Fernando Pinto Do Amaral y Carlos Do Carmo, del film Fados; “Circus Honey Blues”, de Víctor Reyes y Rodrigo Cortés, del film Concursante; y “La vida secreta de las pequeñas cosas”, de David Broza y Jorge Drexler, del film Cándida.
A diferencia de las primeras ediciones, a fines de los años ‘80, el lujo y la moda se han apoderado de esta fiesta del cine español, al mismo tiempo que ha crecido su importancia desde el punto de vista industrial. Lo sabe bien Emilio Pina, productor ejecutivo de la gala desde el año pasado. Ya nadie llegará tarde. Todo está profesionalizado y milimétricamente organizado. Hay coches preparados por parte de la organización de la Academia para recoger en la puerta a los más ilustres protagonistas. Un total de 130 personas serán recogidas en automóviles Audi, uno de los patrocinadores de la gala, o en taxis contactados por la Academia. “Seguimos el mismo criterio que en cualquier rodaje. No se trata de ningún privilegio, sino de asegurar la puntualidad de los invitados”, explica Pina, obsesionado con ofrecer un espectáculo profesional que se convierta en el “grandísimo spot del cine español” y que borre los bostezos de los asistentes y de los espectadores de la televisión.
En cuanto a las favoritas españolas, la principal candidata es El orfanato, film de terror del debutante Juan Antonio Bayona, cuyo estreno en Argentina está previsto para marzo. El film de Bayona –que es también el más exitoso en boletería del cine español reciente– logró reunir 14 candidaturas y su único rival a la vista es Las 13 rosas, del veterano Emilio Martínez Lázaro, que le empata en nominaciones con una historia ambientada en los años de la Guerra Civil.
Según la prensa especializada española, todavía es pronto para pronósticos agoreros pero no para establecer que el efecto Orfanato no será bálsamo suficiente para curar las heridas del cine español. El primer largometraje del joven Juan Antonio Bayona ya ha hecho historia merced al botín de cerca de 25 millones de euros recaudados y 4.350.000 espectadores conquistados (la película más vista del año en España, por delante de la franquicia Piratas del Caribe, pero sobre todo la segunda más vista en la historia del cine español, sólo por detrás de Los otros de Alejandro Amenábar y por delante de La gran aventura de Mortadelo y Filemón y de Torrente 2). “Pero un caballo no hace un reino, como una película por sí sola no justifica un ejercicio anual. Y el ejercicio 2007 del cine español ha excedido, dígase con dolor pero dígase, las fronteras entre lo decepcionante y lo temible”, afirma el comentarista Borja Hermoso, del periódico El País.
El espectador español sigue dándole la espalda al cine de su país. Sólo un 13,3% eligió el año pasado, a la hora de entrar en una sala de cine, optar por una película española. La famosa cuota de mercado, que se llama. Fría pero incómoda estadística que, año tras año se mueve entre el 12% y el 16% obligando a constatar a los funcionarios culturales ibéricos que el históricamente anhelado guarismo del 20% se antoja cada día más quimérico. El 2007 no tuvo en España un Almodóvar, ni un Amenábar, ni un Alex de la Iglesia (su nueva película, Los crímenes de Oxford, basada en una novela del argentino Guillermo Martínez, computará para la cuota de 2008). Tuvo un único éxito, El orfanato, y esa locomotora, en parte, lo salvó.
Así que la gala de los Goya de esta noche aterrizará en el Palacio de Congresos del madrileño Campo de las Naciones en medio de un ambiente de duda tendiente a depresión. Ya se verá si el previsible triunfo de El orfanato como mejor película (pero mucho cuidado con La soledad de Jaime Rosales) o el combate Belén Rueda-Blanca Portillo-Maribel Verdú por el Goya a la mejor actriz (tendría verdadera gracia que, tras ganar Portillo en el Festival de San Sebastián, ahora se llevara el Goya la Verdú, su compañera de reparto en la película de Gracia Querejeta Siete mesas de billar francés, que también opta al Goya mayor) servirán o no de Prozac contra la depre.
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