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Martes, 29 de julio de 2008

PLASTICA › MUESTRA DE MATTA (1911-2002) EN EL MAVI DE SANTIAGO

Redescubrimiento de un grande

Una muestra antológica de Matta, en Santiago, permite acercarse a la avidez picassiana del artista. Un chileno del mundo, que destilaba creatividad, en una exposición que incluye pinturas, dibujos, grabados, esculturas y objetos.

 Por Fabián Lebenglik

Desde Santiago de Chile

Con el neologismo un tanto malsonante de “Descubritorio Matta” se presenta en estos días y hasta fines de octubre una gran exposición del más reconocido e influyente pintor chileno del siglo XX, en el Museo de Artes Visuales de Santiago (MAVI).

Ubicado en la bella Plaza Mulato Gil de Castro, en el corazón de la calle Lastarria –un paseo con bares y pubs–, el MAVI, de gestión privada, se inauguró hace siete años y cuenta con un acervo de más de 1400 obras de unos cuatrocientos artistas chilenos, a partir de la década del sesenta. El patrimonio del museo incluye pinturas, esculturas, instalaciones, dibujos, grabados y fotografías.

La muestra de Matta se compone de 55 obras entre pinturas, dibujos, esculturas, objetos y grabados. También hay documentos y libros y se proyectan videos sobre el artista.

El MAVI es un museo relativamente chico, dividido en seis niveles (de pisos y entrepisos) y la antología de Matta ocupa la totalidad del museo, con obras propias y también provenientes de varias colecciones.

La exposición recupera la multiplicidad de intereses, de medios y técnicas del artista, su creatividad, humor, erotismo, sus posiciones políticas y el constante acento entre existencialista y zumbón.

Desde pequeños objetos hasta pinturas de tres metros; desde obra gráfica hasta cerámicas, pasando por el diseño de una botella para marketing, Matta tiene una avidez omnívora por la búsqueda artística, una compulsión productiva que destila creatividad y vitalidad de principio a fin, durante una larga carrera que se extendió desde los años treinta hasta su muerte, hace seis años. En total: setenta años de producción.

Matta nació en Santiago el 11 del 11 de 1911. Después de estudiar arquitectura y arte en su país se fue a Europa en 1933. En París trabajó con Le Corbusier. En 1936 se fue a Londres y trabajó con dos de los pilares de la Bauhaus: Walter Gropius y Moholy-Nagy. Si en Chile se había formado académicamente, en sus primeros siete años europeos, entre 1933 y 1940, configuró su perfil artístico y estilístico. En París se relacionó y luego formó parte del núcleo del movimiento surrealista. Amigo de Breton, Dalí, Picasso y Duchamp, Matta fue diluyendo su figurativismo inicial hacia formas abstractas y comenzó a darle más importancia a la pintura. El espacio se vuelve un eje de sus preocupaciones pictóricas: no sólo como lugar de disposición de elementos, juegos de escalas y relaciones entre formas, sino también el espacio como especie metafísica. Junto con el tema del espacio surgen sus formas caricaturescas, como de historieta. Algún maledicente, burlándose del estilo caricaturesco y metafísico de Matta, caracterizó su pintura como “el comic del más allá”. Pero lo cierto es que este estilo lo llevó a participar de la Exposición Internacional del Surrealismo en la Galería de Bellas Artes de París. Al final de la guerra, por la insistencia de Duchamp, Matta se fue a vivir varios años a Nueva York, donde presentó su primera muestra individual en esa ciudad en 1940. En los años iniciales de esta década, y con los efectos del fin de la Segunda Guerra Mundial, Matta comienza a pintar sus características formas antropomórficas, al tiempo que habla de la pintura como una forma del humanismo. Por entonces expuso con Picasso, Matisse y Leger y colaboró en revistas y diarios surrealistas. Pero como el Surrealismo exigía ciertos rigores y obediencias del decálogo bretoniano, Matta se alejó del grupo –fue expulsado– durante 11 años, entre 1948 y 1959. En Nueva York su obra resulta una fuente para el expresionismo abstracto norteamericano. Después de la experiencia neoyorquina Matta se estableció en Roma hasta mediados de la década del cincuenta. Desde entonces presentó exposiciones en las principales ciudades y museos del mundo y su obra pasó a integrar el canon del arte del siglo XX. Durante aquel período italiano su obra aparece “contaminada” de influencias del arte primitivo de Africa y Oceanía. Desde fines de los años cincuenta la Revolución Cubana entra también como imagen a su lenguaje pictórico y a partir de los sesenta vuelve a la figuración.

El Centro Pompidou presentó una gran retrospectiva de Matta en 1985, que en 1990 se mudó nuevamente a París, pasando largas temporadas en la ciudad italiana de Tarquinia, en las afueras de Roma, donde murió. Entre otros premios recibió el Nacional de Pintura en Chile y el Príncipe de Asturias en España.

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Etre_cible, pintura de Matta, de la colección del MAVI, de Santiago, Chile.
 
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