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Martes, 19 de mayo de 2015

PLASTICA › EXPOSICIóN ANTOLóGICA DE ALEJANDRO PUENTE EN EL ESPACIO OSDE

Abstracción absoluta, lenguaje y color

A dos años de la muerte del gran artista argentino, pasado mañana se inaugura un vasto panorama de su producción, que abarca un período de 45 años de trabajo, bajo el título Abstracción y tradición americana.

 Por Mariana Marchesi *

La trayectoria de Alejandro Puente (1933-2013) se inicia en medio de una serie de cambios que renovaron de manera radical el modo de entender el arte desde mediados del siglo XX. Estos incluyeron aspectos en apariencia inconexos, como repensar el rol del espectador y su vínculo con la obra, la posibilidad de tratar al arte como idea o proceso y no como objeto, o los nuevos enfoques del regionalismo que trajo la crisis de la universalidad, pilar del pensamiento moderno que planteaba un concepto unívoco de la historia.

Desde la abstracción absoluta que domina su obra, Puente construyó su poética en los cruces de esa modernidad que se reformulaba con la tradición de la América ancestral. Movido por la necesidad de encontrar las raíces de un arte regional en la cultura prehispánica, se sitúa en la senda abierta por Joaquín Torres García y su propuesta de gestar un arte americano fundado en el encuentro de los principios constructivos de las vanguardias europeas y los de la estética precolombina.

Desde el uso del espacio, la forma y el color, Puente pensó problemas como la representación, el lenguaje abstracto, el medio pictórico y sus aspectos sensibles o las tensiones entre un arte universal o regional.

Abstracción y tradición americana propone recorrer cuatro temas que escapan al orden cronológico y ponen el acento en algunas de las inquietudes que atravesaron toda la producción de Puente, desde sus comienzos en el informalismo hasta las reflexiones sobre el espacio que marcaron sus últimas obras.

- El color como sistema y lenguaje. En las décadas de 1960 y 1970, Puente se vincula con las ideas planteadas por el arte minimalista y el conceptual, que introdujeron variantes como la relación activa entre el espectador y la obra, o un arte basado en ideas y el uso de la información. De ese modo, comenzó a trabajar con el color como principio organizador en sus obras. Primero, con el uso de estructuras modulares que se basaban en las leyes de la percepción visual. Luego, su interés por el color como lenguaje lo llevó a trabajar sobre distintos sistemas cromáticos. A partir de estos trabajos basados en conceptos, como el de sistema, y en la repetición de estructuras en forma de L, vinculó la greca escalonada y los textiles del mundo andino, que también conformaban un sistema de comunicación. El interés por la cultura americana y la idea de sistema continuaron proyectándose a lo largo de toda la trayectoria del artista, por ejemplo en el uso del plano arquitectónico (elemento de comunicación visual universal) y también en la reelaboración de los códices (verdaderos sistemas de comunicación en las sociedades incaicas) que Puente trabajó en su última etapa.

Desde inicios de la década de 1960, el uso del color se presenta como tema central en la obra de Puente. Allí se advierten algunas de las teorías que, desde el estructuralismo, dominaron el panorama del pensamiento de la época. Así, la teoría de la percepción, en la aplicación del color en el espacio, o la teoría general de los sistemas, con el análisis estructural del color, se hacen presentes en varias de las obras de este período. Estructuras modulares en el plano y en el espacio se organizan desde la repetición serial de las formas o la deconstrucción de los sistemas de color. En estos estudios advierte una similitud formal entre los dibujos que organizan sus ideas y el símbolo precolombino de la greca escalonada. Desde su interés por el color como lenguaje, vincula los aspectos simbólicos de los objetos con las prendas andinas. A partir de la observación de los textiles de esta cultura dirige su atención hacia los principios que organizan el sistema de la cosmovisión amerindia, donde nota que conceptos como la dualidad y la repetición también resultan centrales.

- La dimensión táctil. Los inicios de Puente en el informalismo y la importancia que otorga luego a los textiles andinos lo llevan a utilizar variados soportes y materiales. A través del protagonismo de la materia y las texturas que genera, Puente plantea la necesidad de establecer una relación sensorial con la obra. El uso de corcho, arpillera, aglomerado, hilos o plumas así como la aplicación de una pincelada que emula la trama y la urdimbre de la tela serán algunos de los recursos con los que busca “generar formas visuales que estimulen el sentido del tacto”. Alteraciones cromáticas, deformaciones de soporte por cargas disímiles de la materia, alternancia de brillos con zonas mate en la superficie, relacionan el sentido visual y el lenguaje del tacto. Al igual que el color, lo táctil también transmite emociones. Este desafío a la primacía de la visión como elemento privilegiado de la percepción otorgaba protagonismo a un sentido que el artista creía olvidado por la cultura occidental.

- Regionalismo. Crear a partir de una estética fundada en una tradición regional fue una de las búsquedas de Puente desde la década de 1970. Apoyado en los cánones geométricos de los tejidos, en la cerámica y la arquitectura americana, mira al pasado y apela a formas y símbolos precolombinos como la greca y sus derivaciones simbólicas, para crear sus obras con un lenguaje universal y contemporáneo. La selección de obras que Puente llevó como representante oficial argentino a la XVIII Bienal de San Pablo resumen estas ideas que plasmó en el catálogo preparado en esa oportunidad: “Pensar que Latinoamérica tiene la posibilidad de ser ella misma, que nuestro futuro es unirnos e identificarnos en una sensibilidad que la naturaleza y los acontecimientos históricos han ido preparando [...] Si logramos una combinación intuitiva y consciente de las formas tradicionales de la región junto con un enfoque moderno, será el mejor ejemplo de afirmación de una identidad”.

- La construcción del espacio. Tanto en el trabajo sobre la superficie plana de la tela como en las estructuras modulares que invaden el espacio real, se advierte el interés de Puente por pensar la espacialidad como un problema fundamental de la representación. En distintos momentos de su producción volverá su atención sobre los planteos del Renacimiento y de las vanguardias constructivas del siglo XX, dos períodos que, desde lugares opuestos, revolucionaron el sistema de la representación estética. Con el uso de la perspectiva, por un lado, y de la bidimensionalidad y la frontalidad de la abstracción, por otro, desafió y rompió con la tradición clásica “ilusionista” de la construcción del espacio. En sintonía con las propuestas que, desde los años sesenta abrieron nuevas posibilidades como la relación activa del espectador con la obra, o el uso de la forma y el color desde las teorías de la percepción, revisó la tradición del arte occidental y alentó a una mirada constructiva y abstracta de la estética indoamericana.

- Códigos, signos, lenguajes. En distintos momentos, Puente dirige su atención hacia los signos y los códigos. En muchas oportunidades, éstos ocuparán casi la totalidad del cuadro o el espacio central de la composición.

Apoyado en la idea de síntesis que encierra la abstracción, da imagen a esta idea en los signos que traza durante sus inicios en el informalismo; en la greca indoamericana y sus derivaciones simbólicas (el rayo, la serpiente, la escalera); o en códigos de comunicación universal de la cultura occidental como los alfabetos o los planos arquitectónicos con sus plantas y vistas.

En sus últimos años, cuando ya se encontraba alejado de la pintura, Puente centra su interés en los sistemas de codificación y en la transmisión de sentido, tanto del lenguaje estético como de otros lenguajes y en sus diferentes niveles de comunicación. Aquí revisamos algunas de las piezas donde quedan planteadas esas inquietudes que lo acompañaron desde un principio. (A partir del jueves 21, a las 19, en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE, Suipacha 658. La muestra permanecerá abierta hasta el 19 de junio.)

* Curadora de la muestra. Historiadora del arte, investigadora de la UBA y la Untref. Curadora del Museo de Arte de Tigre. Anticipo de uno de los textos de la muestra que se inaugura pasado mañana, en el Espacio de Arte OSDE.

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“Sistemas cromáticos”, obra de Alejandro Puente de 1968. Abajo: “Sistema”, óleo de Puente, de 1967.
 
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