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Miércoles, 26 de junio de 2013

DISCOS › NUEVA ERA, VIEJAS MAñAS, EL NUEVO áLBUM DE LA BANDA DE MINIMAL

Un pez de aguas eléctricas

A nadie extraña ya que, con casi veinte años, Pez siga siendo una apuesta segura: ahora con el formato power trío de Ariel Minimal, Franco Salvador y Fósforo, el grupo entrega un paquete de canciones incandescentes, pero que no por eso resignan la melodía.

 Por Eduardo Fabregat

“Es el ruido ancestral, el de los dientes crujir”, canta Ariel Minimal mientras todo se viene abajo, mientras “La madre de todas las artes” cumple sobradamente en demostrar por qué, cada vez que aparece un disco de Pez, hay que hacerle su justo lugar en la discoteca. Allí esta Nueva era, viejas mañas, entonces, otro álbum de Azione Artigianale, sello que es también una apuesta segura. Aquí están de nuevo el guitarrista y cantante Minimal, el baterista y cantante Franco Salvador y el bajista Fósforo, formación power trío para darle forma a otro episodio de una banda capital para el rock argentino de los ’90 para acá. Es que estos jóvenes veteranos cumplirán veinte años de trabajo en diciembre de este año, veinte años en los que han sabido recorrer diferentes formaciones y dominar diferentes escenarios. Sobre todo, veinte años de grandes canciones que fueron forjando esa convicción ante cada nuevo paso.

La cita a esa canción del nuevo disco de Pez no es caprichosa: esos siete minutos incandescentes son, de alguna manera (subjetiva y por tanto difícil de precisar), el corazón de un álbum alimenticio y valvular. A esta altura de los acontecimientos, pocos pueden sorprenderse. Este es el decimotercer álbum de estudio de una banda que no sabe de especulaciones, de cosas como “guardarse” para cuidar una fecha “importante” o racionar sus discos para generar expectativa. Pez compone, Pez toca, Pez graba, Pez labura. Y vende sus discos en formato físico pero también los ofrece gratuitamente en formato digital (en su página www.pezapesta.com.ar), porque sabe que hay múltiples maneras de acceder a la música, y los caminos que ha elegido hasta ahora significaron un trabajo sostenido y un público fiel.

Es que detrás de esa ética de trabajo está lo que suena. En sólo dos sesiones realizadas en el estudio El Pie, en marzo de este año, Minimal, Salvador y Fósforo bajaron once tracks que son pura carne de pez, de pez rabioso: está la intensidad a voz en cuello de “La casa del horror” o la virulenta apertura de “Os garcas”, pero también “Bandera negra”, uno de esos títulos de rítmica entrecortada que llevan la marca de identidad del grupo y que conducen al coro enfervorizado de “Bandera negra en altamar...”; está el pulso urgente, adrenalínico de “Nueva era, viejas mañas” y “El temible hongo fusarium”, y otro de esos títulos que sólo Pez puede disparar sin que a nadie parezca curioso, como “¡Hombre-máquina, corta el monólogo interno ya!”: canciones de lava eléctrica, perfectos ejemplos de a qué refiere Pez con el título del disco.

“Debo embestecer, hacer un coso de mí”, propone Minimal en medio de la tormenta eléctrica de “Aquello que late y espera”. Y está bien: más de una vez el oyente necesita esa clase de músicas que son un shot de adrenalina, la invitación a hacerse un coso y disfrutar del agite. Mañas a las que nadie debería renunciar.

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