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Miércoles, 29 de julio de 2015

DISCOS › MAYU MAMAN, EL NUEVO áLBUM DEL DúO COPLANACU

Música para fluir con el río

“Para nosotros, los santiagueños, cantarle al río es cantarle a lo que te hace bien”, dicen Julio Paz y Roberto Cantos para explicar las ideas madre del disco que presentarán en septiembre: un paseo por chacareras, canciones, zambas, huaynos y vidalas.

 Por Cristian Vitale

Con dos certeros vocablos quechua (mayu y maman) el Dúo Coplanacu anuda dos instancias clave de la naturaleza: río y tierra. “La Mayu Maman es como la Pachamama, pero del río”, extiende Julio Paz, bombisto y cantor del dúo santiagueño, ante la necesidad de explicar de qué va el flamante disco. “La mayu es la madre, la diosa protectora del río. Es la que facilita la vida de los que pescan para comer, no a los que depredan. Nos pareció lindo el nombre porque la música, en Santiago, es armonizadora como la mayu, que cuida la convivencia del hombre con el río”, desarrolla el copla Paz, sobre la punta de un iceberg que deriva en dieciséis piezas, entre chacareras, canciones, zambas, huaynos y vidalas. “La Mayu Maman es una leyenda muy antigua de la mitología santiagueña que, como dice Julio, habla de una mujer que protege al río y por ende protege a los que trabajan en él, buscando alimento para la familia, sacando arena o sacando ripio”, se pliega Roberto Cantos, cantor, guitarrista y autor de todos los temas propios del dúo.

El que da nombre al disco, por caso, y que traduce a lenguaje de canción el fin último del disco. “La ecología o el ambiente`, como se dice ahora, son temas urgentes que se pusieron de moda en las agendas y en las campañas. Es bueno por ahí pensar que siempre la naturaleza invita al hombre a formar parte indivisible de ella. En otras épocas, esa unión tenía esta forma del mito... entonces capaz que no nos vendría mal creer y temer a la Mayu Maman. En fin, le pusimos este nombre al disco porque esta canción y este nombre representan muy bien lo que hoy queremos decir”, se expide Cantos que, además de “Mayu Maman”, activó su pluma en “Nieto”, “Menos la luna”, “Flor del olvido” y “Padrenuestro”, una poderosa vidala compuesta para el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero. “Esta vidala intenta ser una emulación, casi literal en las ideas, del Padrenuestro católico, con un dios puesto en el monte, el dios Sachayoj que protege al monte, y al que bastante mal le ha ido en su misión de los últimos tiempos”, nivela Cantos.

–Es un tema muy sintomático, además de conmovedor. Se la puede definir como una vidala épica.

Roberto Cantos: –O como una oración colectiva con la rusticidad de la vidala, del monte y de la gente que vive en él. Gente que ha tenido que descuidar –cuando no abandonar– la armonía en la que vivía para defender su lugar, su historia y sus derechos. El Mocase representa esa lucha. Y nuestro homenaje es a ellos, que son quienes más conocen al monte y al Sachayoj. Son los que han sabido rebelarse naturalmente, no para apropiarse de algo sino para mantener la armonía con su territorio. En esta lucha, que no ha terminado, ha habido muertes campesinas muy injustas y dolorosas.

Julio Paz: –La provincia entera está conmovida, sentida y dolida con el atropello voraz que se le ha hecho al monte, y a toda su armonía, porque el monte no es un montón de árboles y de ramas sino un ser vivo lleno de historia. Vuelvo a caer en la parte armónica, porque el monte y el hombre han sobrevivido juntos durante mucho tiempo. Incluso, antes había más gente en él y no había tanta depredación, tanta deforestación, porque desde lo humano se lo avasalló mucho, se lo ha grosereado mucho. Yo me he criado en el monte y, sin que nadie me haya dicho nada, tenía la sensación de que había alguien que me estaba mirando... que no machetee una rama por machetear, que no mate un animal por matar, que no ultraje nada.

–¿Cuando se refieren al mayu (al río) hablan de los dos principales de la provincia (el Salado y el Dulce) o lo piensan en “abstracto”?

J. P.: –Del río en sí, pero sin esquivar para nada al misky mayu y el cachi mayu, que forman como la columna vertebral de Santiago. El río genera la sensación de los positivo, de los hermoso, de lo sano... genera vida. Para nosotros, los santiagueños, cantarle al río es cantarle a lo que te hace bien.

R. C.: –Referenciar en el río es siempre recordar a los ríos de Santiago. En mi caso, especialmente al Dulce que atraviesa la ciudad donde me he criado y dónde jugué infinidad de veces en mi infancia y mi juventud. Cada río tiene un paisaje y una música especial. Cada río tiene palabras que lo nombran y lo identifican, digamos, para tratar de simplificar que cada uno tiene su territorio.

Además de los temas propios, los Copla –que presentarán Mayu Maman en la peña que organizan en el Konex, en septiembre- versionaron, entre otras chacareras, “Pelusitas de Totora”, de Mario Arnedo Gallo; “Buscándola estoy”, de los míticos hermanos Simón; “Chacarera del patio”, del tándem Trullenque-Carlos Carabajal, e “Hilando Sueños”, bellísima composición de otro capo del pago: Horacio Banegas. “La hicimos porque su letra se inserta mucho en lo que es Santiago, y también por compartir este espacio con un hermanazo como es Horacio, un gran referente de la música de Santiago, cantorazo y gran ser humano. En lo puntual del tema, es una chacarera que nos hace vibrar”, sostiene Paz. “Sí, esta chacarera tiene un empuje y una fuerza especial”, remarca Cantos.

–¿Qué balance hacen de los treinta años que cumplen como dúo?

R. C.: –Nunca le dimos demasiada bola a esto de cumplir años, pero nos pasó con los 25 y ahora con los 30, que fueron aniversarios que festejamos con disco nuevo, y acá es donde nos toca reflexionar acerca de todo el tiempo que ha pasado. Si “20 años no es nada”, imagínese 30... ¡mucho menos todavía! (risas). Igual, nuestro proyecto siempre fue el mismo: andar cantando, intentando comunicarnos sensiblemente con la gente. Nos mantuvimos al margen de la moda del folclore en su momento, estuvimos en la resistencia cuando el folclore era una música descartable más, y asumimos con mucha alegría la hora de recuperar la identidad, y la sensibilidad. Nuestro aporte siempre intentó ser la canción compartida, porque pensamos que en la música no hay dueños.

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Coplanacu está cumpliendo treinta años de actividad y lo celebra con la edición de un nuevo disco.
 
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