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Miércoles, 22 de noviembre de 2006

DISCOS › “CLASSIC ALBUMS” EN DVD

Un paseo para comprender por qué los clásicos se convirtieron en clásicos

Los documentales sobre Dark Side of the Moon y A Night at the Opera son todo un festín en la cocina de Pink Floyd y Queen.

 Por Eduardo Fabregat

El lanzamiento de Love, el “nuevo” disco de The Beatles, parece confirmar –una vez más– aquello de la nostalgia está de moda. Pero hay maneras y maneras de meterse al túnel del tiempo: la nueva reencarnación Beatle viene de la mano de una soberbia labor de ingeniería a cargo de Sir George y Giles Martin. Y el principal atractivo de la serie de DVD Classic Albums que el sello Leader Group está editando en Argentina pasa por el mismo lugar, la sala donde el productor, el ingeniero y los músicos se queman las pestañas para que un álbum pase de la categoría de bueno al status de clásico. Pocas cosas más apasionantes para el amante de la música que meterse en la cocina de un disco. Y si, dentro de la larga y atractiva lista que compone el catálogo, aparecen títulos como Dark Side of the Moon y A Night at the Opera, la visita a la cocina puede ser un auténtico banquete.

¿Cómo no empezar a babearse en cuanto aparece el menú principal del devedé centrado en la obra maestra de Pink Floyd? ¿Cuántas veces el melómano de ley quiso ver a Alan Parsons moviendo perillas y explicando las capas de guitarras de David Gilmour, contando cómo fue aquella sesión en la que Clare Torry se ganó la eternidad en “The Great Gig in the Sky” y mostrando canal por canal la construcción de un álbum insuperable? Todo eso contiene el documental realizado por la productora londinense Eagle Rock, que no sólo representa un festival para quienes gastaron horas y horas de su vida con Dark Side clavado en los auriculares, sino que además incluye la rareza de tener a Gilmour, Roger Waters, Rick Wright y Nick Mason hablando respetuosa y hasta admirativamente uno del otro, como si no se hubieran saltado a la yugular una y otra vez desde los tiempos de The Final Cut.

La clave está en que el documental (y su nutrido menú de extras) se centra en la música, y allí no caben las guerras de ego que liquidaron al Floyd clásico. Además de las declaraciones y las explicaciones de pequeños detalles de la grabación con sus instrumentos a mano, los músicos aparecen en filmaciones de época en el estudio. Y resultan especialmente valiosas las escenas en las que Waters manipula osciladores para los efectos de “Echoes”, o la larga tira de cinta con la que los músicos y Parsons improvisan un sequencer de la era analógica para el ritmo de “Money” y los relojes de “Time”: instantáneas de la vida antes del Pro Tools, cuando una semana de trabajo podía dar medio minuto de canción.

Y si de capas de sonido se trata, The Making of A Night at the Opera tiene mucho para desmenuzar. El recorrido que comandan Brian May, Roger Taylor y el ingeniero y productor Roy Thomas Baker profundiza el asombro por el trabajo realizado por Queen en 1975: basta que Baker empiece a silenciar canales para advertir la complejidad de las armonías vocales del grupo que completaban Freddie Mercury y John Deacon... y encontrarse con auténticos bocati di cardinale en las demoledoras líneas de guitarra de May, como en el solo de “Lazing on a Sunday Afternoon”. Obviamente, allí está explicada la ingeniería detrás de “Bohemian Rhapsody” y “The Prophet’s Song”, junto a una pequeña clínica de Taylor sobre su estilo rítmico, la primera actuación masiva de Queen en Hyde Park y un imperdible relato del encuentro del cuarteto con Groucho Marx. ¿La nostalgia está de moda? No precisamente: ocurre que hay cosas que nunca envejecen.

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Pink Floyd, los secretos de un disco insuperable.
 
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