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Sábado, 28 de junio de 2008

TELEVISION › ANéCDOTAS PARA CONOCER MEJOR A LOS PERSONAJES DE LOST

Flashbacks que iluminan el pasado de los sobrevivientes

El lunes se verá aquí el final de la cuarta temporada de la serie estadounidense. Como para ir amenizando, y a la espera de nuevas aventuras, aquí se da cuenta del “otro lado” de los actores que tienen en vilo a los fans.

 Por Facundo García

La visita de Dominic Monaghan y Evangeline Lilly –más conocidos como “Charlie” y “Kate”– dejó la sensación de que los actores que están tras los personajes de Lost son un arcón de sorpresas. Efectivamente, la percepción que tiene el público de los artistas se ve taponada por la costumbre de haberlos seguido a lo largo de cuatro temporadas. Por eso es divertido intentar un puñado de flashbacks que iluminen el pasado de algunos de ellos, casi como si se tratara de un capítulo extra. ¿Quién es capaz de imaginar que el peladito que hace a Locke es un reputado guitarrista entre sus amigos? ¿Sospechan los seguidores que Josh Holloway, el galán que actúa de Sawyer, había estado a punto de encarnar a Charles Ingalls en una remake? Sin buscar el nivel de obsesión de los eruditos, el experimento se convierte en la actividad ideal para pasar el rato mientras uno cuelga del techo cronómetro en mano, contando los segundos que faltan para que empiece la quinta catarata de aventuras.

La primera secuencia es para Charlie. Una recapitulación de los últimos meses revela que al ex ho-bbit de El señor de los anillos no le basta haber anunciado que se casa con Kate-Evangeline, sino que anduvo por el país grabando el piloto de la versión de CQC que probará suerte en Estados Unidos. Y hay más, porque como a este inglés nacido en Berlín le gusta el arte, hace unas semanas montó una muestra fotográfica con imágenes tomadas durante los rodajes en los que trabajó. Happy Accidents se presentó en West Hollywood e inmediatamente levantó revuelo mediático global.

Como era de esperarse, a la inauguración lo acompañó su prometida, Evangeline Lilly, la belleza canadiense que para los guionistas queda mejor al lado de grandotes. En sus participaciones televisivas –incluyendo la reciente en CQC–, Lilly se muestra aun más astuta que cuando sigue el guión. Siempre encuentra algo para romper la rutina de las starlets confirmadas. En el show de Jimmy Kimmel, por ejemplo, pasó toda la entrevista comiéndose un sándwich sin ninguna vergüenza. “Ahora sí que me enamoré”, se sinceró el conductor, mientras la chica pegaba tarascones.

También con Evangeline cabe hacer un flash para ver cómo era hace unos años. A los dieciocho se fue a vivir a una choza en Filipinas para hacer trabajo social. ¿Una marca anticipatoria de su porvenir como náufraga estrella? Quizá, pero no fue la única. Lilly se subió a muchos aviones, como el 815 de Oceanic. Fue, eso sí, como azafata. “Odié ese trabajo. No me gustaba el aire reciclado ni la forma en que la empresa me ‘invitaba’ a comprarme zapatos dos números más grandes porque a diez mil metros se me iban a hinchar los pies”, ha contado en el programa de Kimmel y en el de David Letterman.

La “Kate real” es licenciada en Relaciones Internacionales, pero la carrera que hizo está lejos de cualquier estereotipo que se asocie con esos estudios. Descubierta –según ella misma ha relatado– mientras caminaba por la calle, arrancó en los medios haciendo publicidades de esos servicios telefónicos que se usaban en la década pasada a la hora del levante. Luego tuvo participaciones en diferentes programas, si bien ella misma no se ha cansado de contar que Lost fue su primer trabajo actoral en el que tenía letra. Había aparecido callada en Stealing Sinatra (Ron Underwood, 2003). Dos años más tarde, se esperanzó cuando la llamaron para integrarse al staff de The Long Weekend (Pat Holden). En vano: hacía de cadáver.

Hubo otra del staff que sufrió la desgracia de que la contrataban por lo bien que se veía... muerta. Fue Elizabeth Mitchell, que desde su enigmática Juliette rivaliza con Kate por la atención de Jack. En una entrevista que le hizo la revista Soap Opera Weekly, la rubia se divirtió recordando que su madre había escrito en una carta que “el papel que consiguió Elizabeth para interpretar una difunta en The Cosby Mysteries significa un paso muy importante en su carrera”. Volviendo a Kate, lo cierto es que al final la pegó, sin que eso terminara con sus mambos. En las temporadas iniciales estaba preocupadísima porque el diente postizo que le habían hecho para reemplazar el que rompió en una caída etílica era “más grande que los demás”.

Obsesiva, se los hizo acomodar. Quien lo desee puede comprobarlo cuando le acerca la boca al Doctor Jack Sheppard, que del otro lado de la ficción también encubre una historia interesante. Matthew Fox se volvió reconocible a partir de ser Charly Salinger en Party of Five, pero viene de una familia que criaba ganado y caballos en una zona rural del mediterráneo estado de Wyoming. En la secundaria y en la Universidad de Columbia –donde se licenció en Economía–, lo consideraban un auténtico “hick”, es decir un pueblerino. Deportista experimentado, su esposa debió enseñarle a nadar haciendo la planchita cuando él tenía veintiuno. Por supuesto, nadie sospechaba que terminaría protagonizando una tira de éxito mundial en la que se plantean situaciones vinculadas con el mar.

Fox cumple el rol del tipo prolijo que choca con Sawyer, el atorrante responsable de la infidelidad mental del noventa por ciento de las novias que siguen la trama. Hace tiempo que los fans se han dividido entre Jaters –que hinchan porque Kate se quede con el médico– y Skaters –que prefieren que el ganador de la compulsa sea Sawyer–. Y es que el sureño Josh Holloway tiene un pasado que le sale por los poros y contrasta con “Jack” hasta en la forma de caminar. El mechudo creció en Georgia, y entre sus ocupaciones juveniles –asegura– estuvo el oficio de albañil. En consecuencia, hoy es sumamente ahorrativo. Charlando con un periodista de la revista Details comentó que a pesar de su popularidad, todavía no se deshace de su trailer pack mentality, que vendría a ser algo así como la cosmovisión del que vive en una casilla. “No pienso volver ahí, loco”, aclaró.

La carrera de quien está detrás de Sawyer empezó a los diecisiete; se fue a cortar el pelo y le ofrecieron desfilar. La situación del peluquero entusiasmado es fácilmente imaginable, y dio pie a épocas de modelaje y vacas gordas. Los más curiosos habrán adivinado la cara de granjero de Holloway en el video de “Crying”, de Aerosmith, y en spots ochentosos. Nada de eso evitó que llegara la sequía. Igual que una tormenta, la madurez se venía encima y la moda le iba quedando un poco chica. Entonces –quién lo hubiera pensado– en 2004 se presentó a un casting para interpretar a Charles Ingalls en una remake que estaba planeando la cadena ABC. Todo indicaba que era la última chance de dar el salto y se frustró por un pelo. Invitado a la televisión turca, el sex symbol subrayó que “aguantando esos ocho años de rechazo permanente, había ido acumulando suficientes municiones para componer a Sawyer”. Fue así que el día del casting para Lost se le olvidó la letra y pateó una silla con furia, convenciendo a los que seleccionaban de que era mejor no hacer enojar al muchacho.

Cuentan que los paseos que la banda Lostie hace por Hawaii cuando hay franco son bastante descontrolados. No obstante, hay un miembro del elenco que se mantiene fuera de las partusas y es el que cada vez que se prende la lucecita se mete en los zapatos de John Locke. Sucede que Terry O’ Quinn tiene un carácter raro. En una entrevista que Whoopi Goldberg y sus compañeras le hicieron para el programa estadounidense The View le preguntaron qué cambios había tenido su personaje. La respuesta fue cortante: “Bueno, John ahora tiene fe en la isla. Es como una religión. Cuando uno se aferra a una religión, se vuelve peligroso”, disparó, generando un silencio de varios segundos. Las bambalinas del viejo Locke ocultan mucho. La robinsoniana rutina sexual del personaje despierta fantasías permanentes entre sus admiradores. Asimismo, dicen que el pelado O’Quinn se defiende bastante bien tocando la guitarra. Es más: Jim Forbes, un mueblero de su Michigan natal, jura haber tocado con él en sus años mozos.

Jorge García, el actor de ascendencia chileno/cubana que enternece con sus más de ciento veinte kilos, es bastante más comunicativo. Acaso se deba a los siete años que pasó trabajando en atención al público –como lo confesó a la revista Hawaiana Midweek– o tal vez obedezca a la misma autoconfianza que lo hizo presentarse originalmente para encarnar a Sawyer. Como sea, al final el gordito quedó, y no se ha conformado con su participación en la serie, sino que lleva adelante el blog dispatchesfromtheisland.blogspot.com. Cada tanto, postea ahí sus noticias. La otra vez compró tangas rosadas descartables, se las puso a su perrita y le sacó unas fotos. Desopilante.

Pasemos ahora a los que parecen ser los malos (¡por ahora!). Obviamente, el freak que se mete en la piel de Ben Linus/Henry Gale tiene secretitos que los espectadores ignoran. Entrevistado por la cadena ABC, Michael Emerson contó que por años se dedicó a ser ilustrador de revistas y que le encanta trabajar haciendo audiolibros. A pesar de ser un intérprete respetado en Broadway, no le gusta referirse mucho a sus papeles más inocentones, como el Mozart que hizo en Amadeus, una obra de 1995. No niega, en cambio, que en su nuevo empleo se siente “más perdido que Woody Allen en la jungla”. Obvio: neoyorkino de alma, confirmó ante las cámaras de la CW que la isla en la que en realidad le gustaría quedarse es Manhattan y que se siente fuera de onda cuando sus compañeros se van de copas o hacen surf. “Para mí, ‘deportes acuáticos’ es tener el patito inflable y estar haciendo crucigramas”, bromeó.

Los detalles podrían seguir hasta el infinito, y de hecho cualquier fanático agregaría a esta lista otros muchos datos. Sin ir más lejos, sería atrayente recopilar los tumbos que dio Naveen Andrews, “el iraquí” de la isla, antes de que su amigo Steve Jones –ex guitarrista de los Sex Pistols– le enseñara que se puede pasar una noche divertida completamente sobrio. En la misma tónica cabría seguir con Yunjim Kim, que con su autobiografía está sacudiendo al mercado editorial asiático. Hasta se podría hablar de Francois Chau, el camboyano-estadounidense que después de romperse el alma haciendo de soldado vietnamita, mafioso japonés o villano de segunda saltó a la fama componiendo al doctor que da las instrucciones en los videos que guardan las bases de la Iniciativa Dharma. Quedará para otro momento. Habiendo soportado la intriga de tantos episodios, está claro que las preguntas que no se responden también son fuente de placer.

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Jack criaba ganado. Kate: díganme licenciada. Ben supo ser Mozart. Sawyer, albañil exitoso.
 
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