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Sábado, 6 de agosto de 2011

VIDEO › YOU DON’T KNOW JACK, DE BARRY LEVINSON, CON AL PACINO

La caída del Doctor Muerte

 Por Horacio Bernades

“Doctor Muerte” es el apelativo que los medios dieron, un par de décadas atrás, a Jack Kevorkian, el médico que, luego de su retiro, hizo de la eutanasia su especialidad excluyente. Habiendo abogado desde tiempo atrás por la legitimación del suicidio asistido, Kevorkian comenzó a practicarlo tras su jubilación, facilitando la muerte de 130 personas a lo largo de una década, cifra que ningún asesino serial logró alcanzar jamás en Estados Unidos. Objetado por muchos de sus pares, abominado por la derecha religiosa de los Estados Unidos (que consideraba que el hombre quería robarle el puesto a Dios) y llevado a juicio en cinco ocasiones, en 1999 Kevorkian fue hallado finalmente culpable de asesinato en segundo grado. Manteniendo el título original y con Al Pacino en el papel del “Doctor Muerte”, el sello AVH acaba de lanzar You Don’t Know Jack, producción especial del canal HBO, que reconstruye los trabajos y los días del hombre que en la última década del siglo XX reavivó el debate sobre la eutanasia.

Dirigida por Barry Levinson (entre cuyas películas más conocidas cabría mencionar Buenos días, Vietnam, Rain Man y Mentiras que matan), You Don’t Know Jack muestra a Kevorkian como un viejito jubilado, viviendo en la estrechez junto con su hermana, más tarde su asistente (la veterana Brenda Vaccaro). El día que conozca a una mujer que coordina grupos de asistencia al suicida (Susan Sarandon), Kevorkian habrá hallado su alma gemela. Convertido en una suerte de entrepreneur tanatológico, publicitará de allí en más sus servicios, yendo de casa en casa con una valijita de mano. En la valija, Kevorkian lleva un dispositivo que consiste en un sistema de cánulas, conectadas a una máscara de gas. Se aplica sobre la nariz del paciente y el propio paciente lo activa. Su nombre: Mercitrón. Todo un inventor casero, al mejor estilo americano, más tarde el Dr. K remplaza el Mercitrón por el Tanatrón, en el que el gas cede su lugar a un compuesto químico.

Desde ya que, viéndolo en acción, es imposible no pensar que algo de goce debería experimentar el hombre, cada vez que conectaba a un paciente. Sin embargo, You Don’t Know Jack muestra a Kevorkian rechazando más de un pedido de eutanasia, aclarando que esa práctica sólo se justifica en pacientes terminales. Las dudas y cuestionamientos del espectador se ven encarnadas en Neal, su discípulo y ayudante (John Goodman), quien mantiene con Kevorkian la misma relación entre el common sense y el genio que el Dr. Watson establecía con Sherlock Holmes. Este último era, a propósito, tan neurótico, reclusivo y cuestionable como el Dr. K parece haberlo sido. Al quijotesco tanatólogo se le va la mano el día en que decide mostrar, en el horario prime time de la televisión abierta, un video donde se lo ve inyectando a un paciente. Como a esa altura se había quedado sin abogado (el que lo defendía decidió aprovechar los 15 minutos de fama, postulándose para gobernador del estado de Michigan), Kevorkian se defenderá solo, como en una película de Frank Capra, en el último de los cinco juicios que se le celebraron. Presentarse disfrazado de época y con un cepo colocado a la altura del cuello (para sugerir que ese juicio se parecía a los de la Inquisición) no lo ayudó para convencer al jurado de su inocencia. Liberado en 2007 –bajo palabra de interrumpir para siempre sus servicios de “asistencia al suicida”– Kevorkian falleció en libertad en junio pasado, poco después de cumplir 83 y sin nadie que lo asistiera a tal efecto.

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You Don’t Know Jack, sobre el entrepeneur tanatológico.
 
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