5 de septiembre de 1972. En la madrugada, nueve palestinos de la organización armada Septiembre Negro irrumpen en las habitaciones de la delegación israelí, en la Villa Olímpica de Munich, donde los Juegos habían comenzado el 26 de agosto. Matan a un entrenador y a un atleta y otros nueve hombres son tomados como rehenes. El comando exige la liberación inmediata de 200 palestinos detenidos en Israel.

12 horas. El gobierno israelí de Golda Meir se niega a negociar, pero el comando palestino exige ser transportado con los rehenes hacia un aeropuerto donde los espere un avión que los traslade a un país árabe. Las autoridades alemanas proponen el aeródromo militar de Fürstenfeldbruck.

21.30 horas. Tres helicópteros proceden al transporte. Desde su llegada al aeródromo, el grupo es blanco de los tiradores de elite alemanes. Comienza un tiroteo que se extiende durante dos horas, al término del cual los palestinos sobrevivientes arrojan una granada a uno de los helicópteros y ametrallan los otros. Todos los rehenes resultan muertos, pero aún persisten las dudas acerca del origen de los disparos que desataron la tragedia. Tres miembros del comando palestino sobreviven y son liberados por Alemania unos meses más tarde, cuando es secuestrado un avión de Lufthansa como moneda de cambio.