Cuando cabía pensar que la URSS como agente generador de miedo para Hollywood ya había caducado en 1989, el cine catástrofe contraataca y sale con las botellas de vodka de punta. Las rémoras abandonadas de lo que fue la carrera armamentista de la Guerra Fría son la excusa para que, una vez más, el imperio soviético suponga la caída de oleadas de muerte, horror, acción y pochoclo sobre Nueva York. Spiders 3D, de estreno previsto para 2013, propone que una antigua estación espacial experimental de la Unión Soviética caiga sobre la Gran Manzana con un secreto adentro: arañas gigantes, científicamente tuneadas y, como era de esperar, muy peligrosas. Página/12 entrevistó al guionista de la película, Joseph Farruggia, sobre el desafío de escribir para personajes de ocho patas.

–Sí, yo no sabía mucho sobre ellas, más allá de lo que sabe cualquiera, y consideré importante saber qué hacen, cómo actúan. Estaba especialmente interesado en su comportamiento, en sus hábitos de conducta. Y quería saber bien cómo se verían las arañas gigantes, ya que la escala que propone la película no es la de las arañas que conocemos...

–Es gracioso, no tengo miedo en absoluto de las arañas, más allá de que a veces pueden resultar un poco espeluznantes, intimidantes. Pero desde que empezó el proceso de escritura y de producción de Spiders 3D, conocí a muchísima gente que les tiene terror, asco, rechazo... A mí me alcanza con no tener que estar cara a cara con arañas gigantes.

–Lo más trabajoso fue que la historia resultara creíble. Tenía que defender una idea, tener una razón verosímil que justificara que las arañas hubieran crecido tanto. Lo llamo la “mitología de la historia”. Desde el principio sentí que la película tenía que estar respaldada por una plataforma lógica, sólida. Quiero decir: la idea de que los soviéticos hicieron investigación en el espacio es real; y la idea de que luego tuvieron problemas de presupuesto y dejaron montones de maquinarias y chatarras espaciales flotando sin rumbo por el espacio también es real. El otro hecho es que a menudo los trastos espaciales caen desde el cielo e impactan en la Tierra. Así llego a una historia que coloca nuestros experimentos con arañas en una estación espacial soviética, que luego es abandonada y que años después cae sobre Nueva York... una historia que se basa en ideas sólidas.

–Creo bastante razonable que cualquiera que haya vivido los años ’80 haya podido tener miedo de que alguien metiera la pata y nos hiciera explotar a todos. El Big Boom. Gracias a Dios no ocurrió.

–Definitivamente es una combinación que asusta. No hay duda de que juntar, en una misma historia, ideas científicas que salieron mal, arañas agresivas y desmanejos políticos, crea el contexto perfecto para el desastre.