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Martes, 27 de febrero de 2007

CINE › COLOR MEXICANO Y CORRECCION POLITICA

Entretelones de la noche global

En “Los Oscar más internacionales de la historia”, terminó festejando un local.

Luego de quedarse sin premio en casi todas las candidaturas (excepto la de Banda de sonido original, ganada por el local Gustavo Santaolalla), Alejandro González Iñárritu, director de Babel, aseguró que existía una “necesidad furiosa de darle el premio mayor a Martin Scorsese”. Así fue, y el director de Buenos muchachos, El aviador y la triunfadora Los infiltrados se quedó con las estatuillas de Mejor director y Mejor película, pero no alcanzó a deshacer una noche cosmopolita marcada por la fuerte presencia mexicana en diversos rubros. González Iñárritu (Babel), Alfonso Cuarón (Hijos del hombre) y Guillermo del Toro (El laberinto del fauno) sumaron un total de 16 candidaturas, lo que llenó la alfombra roja de los colores de México. “Estos son los Oscar más internacionales de toda la historia, es muy importante”, había dicho al empezar la gala la presentadora Ellen DeGeneres, que incluyó un saludo especial a la delegación mexicana y española, que junto al crédito argentino sumaban 18 personas. “Creo que incluso hay unos pocos estadounidenses –bromeó–; hablo de los que ocupan los asientos vacíos cuando los invitados se levantan. Nadie ocupa los asientos como un estadounidense.”

Sólo en las cuatro categorías de actores figuraban nueve nacionalidades, incluyendo a los 20 nominados de México, Canadá, España, Japón, Australia, Irlanda, Benín, Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero “no es una gran sorpresa que los estadounidenses ganen cuando los estadounidenses votan”, destacó después Lew Harris, director del sitio movies.com, especializado en la industria del entretenimiento. Mientras Babel se llevó sólo un Oscar de los siete a los que aspiraba, la película de Del Toro se quedó sin el principal premio al que se candidateaba, como Mejor película extranjera. “La mayoría de la gente –dijo DeGeneres, durante el show– sueña con recibir un día un premio de la Academia. Sin embargo, yo siempre he soñado con poder ser la anfitriona de una gala de sus premios”, explicó. Para el The Washingtn Post, todo fue “un auténtico horror”. “Un castigo demasiado largo”, afirma el columnista Tom Shales, en referencia a una entrega que dedicó su primera hora a rubros técnicos, los galardones considerados menores, matizados por discursos excedidos de personajes poco conocidos, y una conducción de DeGeneres desmarcada de la ironía sobre celebridades y los comentarios políticos. Su tono más agudo estuvo en su comentario sobre que “si no hubiera negros, judíos y homosexuales, no habría Oscar ni nadie llamado Oscar”. Sobre sus reportajes en la platea a Scorsese y Clint Eastwood (nominado por Cartas desde Iwo Jima), se dijo que calcaron su anterior conducción de los premios Emmy. Por contraste, los comentaristas estadounidenses elogiaron la participación de Jerry Seinfeld (otro talento de la sitcom, revisitado), que presentó ocurrentemente los nominados a Mejor documental. El matiz ecologista estuvo dado por el premio a La verdad incómoda (protagonizada por Al Gore) como Mejor documental y por los broches en forma de lágrima roja que lucieron desde Leonardo DiCaprio a Ryan Gosling, para concientizar sobre el tráfico de diamantes a propósito de la participación de Diamante de sangre. La Academia de Hollywood no sólo le dio a La verdad... estatuillas por Mejor documental y Mejor canción, sino que promocionó como el must a su ceremonia ecológica: “Estamos orgullosos de anunciar que por primera vez en la historia de los Oscar, la gala es oficialmente verde”, había dicho Leonardo DiCaprio junto a Gore, sobre las limusinas híbridas de menor consumo y el papel reciclado de los programas de mano, entre otros detalles que se aplaudieron.

Las pretensiones multiculturales del Oscar 2007 abarcaron el reconocimiento como mejor actor a Forrest Whitaker (el protagonista negro de El último rey de Escocia) y como mejor actriz a Helen Mirren, primera inglesa en ganar el galardón desde que Emma Thompson lo obtuvo en el ’92. “Cuando era un niño –dijo Whitaker– la única manera de ver películas era desde el asiento trasero del auto de mi familia, en el autocine.” Para Mirren, por su parte, “fue muy importante de parte de la Academia el reconocimiento que ha proporcionado a los españoles, a los mexicanos, a los británicos y a todos los extranjeros, reconociendo que el cine se está haciendo más global”, declaró. “No espero una llamada de la reina (pese a las versiones que aseguran una cita concertada). Ni lo espero ni lo deseo”, siguió la actriz. Pero si los reyes de la noche fueron Mirren por su reconocimiento a la composición de Isabel en La reina y Whitaker por la de Idi Amin en El último rey..., el gran ganador compensatorio, rompiendo la racha de ternas sin premios, fue Martin Scorsese, quien tras recibir las estatuillas a Mejor película y Mejor director de manos de Francis Ford Coppola, Steven Spielberg y George Lucas, destacó: “Estoy sobrepasado por recibir este premio de mis viejos amigos. Retrocedimos 37 años; ellos fueron durante décadas mi escuela de cine privada”.

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DeGeneres hizo varios guiños a las delegaciones latinas.
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