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Sábado, 12 de abril de 2008

SECCIóN NOCTURNA, HOY EN TRASNOCHE

El paraíso de los insomnes

Entre la multitud de secciones con una abrumadora cantidad de títulos que propone el Bafici, hay una dedicada a ese peculiar ¿género? ¿espíritu? cinéfilo, que es el cine de trasnoche. El apartado Nocturna –¿habrá otro nombre más apropiado?– reúne nueve films que exploran varios de los muchos aspectos que puede asumir una película de este tipo. Con estéticas extremas, mixturas provocativas de géneros e ideas en ocasiones llevadas al límite de lo sensato, los films que integran Nocturna salen airosos en sus distintas propuestas, sea fundar una alegoría sobre la persecución a las minorías sexuales o hablar del despertar erótico adolescente.

A contramano de los avances continuos en el área de los efectos especiales, que se esfuerzan en disimular el artificio, algunos de los films de Nocturna no tienen ningún empacho en hacerlo visible. Para muestra, Fear(s) of the Dark, de los franceses Christian Hincker (conocido como “Blutch”) y Charles Burns; I’m a Cyborg, But That’s OK, del surcoreano Park Chan-wook; u Otto; or, Up With Dead People, una coproducción germano-canadiense a cargo del legendario Bruce LaBruce.

En Otto..., LaBruce –cineasta militante de la causa homosexual– se despacha con una película de zombies gays en plan porno-gore, apoyado en cuerpos eviscerados que recuerdan al cine de terror de las primeras épocas y en muertos vivos que tienen relaciones sexuales por los intestinos.

Por su lado, el coreano Park Chan-wook sale finalmente de su Trilogía de la Venganza con una película hiper-pop (tanto que su protagonista es una famosa cantante del género en Corea del Sur). La espectacularidad apenas disimulada de los efectos especiales que muestra I’m a Cyborg, But That’s OK marcan los pasajes entre el mundo “real” y el de las “alucinaciones”. Una suerte de “esto no es real”, con el que Chan-wook avisa al espectador cómo leer esta curiosísima historia de amor. Las alucinaciones van a cuento de los dos internos de un psiquiátrico que protagonizan la película: una chica que se cree un cyborg y un muchacho con un fetiche por los conejos y una cleptomanía tan avanzada que hasta puede robarse las neurosis de sus compañeros.

La animación francesa presenta en el festival dos buenas producciones. El historietista Blutch se unió a Burns para dar a conocer Fear(s) of the Dark, un poco a la manera en que la también historietista Marjane Satrapi se juntó con Vincent Paronnaud para animar Persépolis, que fue a la sección Panorama, seguramente por su propuesta más política y el éxito que ya cosechó en distintos festivales (premio del jurado de Cannes incluido). Pero donde Marjane cuenta la historia de su vida, Blutch y Burns recurren a fantasías intensas, terrible y perturbadoramente personales, que no pierden ni un ápice de su fuerza siquiera cuando el plano se acerca tanto que el dibujo muestra el grafito usado para dibujarlo.

La sección completa su grilla con Black Belt (Japón), con un espíritu muy a la Sábados de Super Acción; Carne sobre carne (del argentino Diego Curubeto), sobre una revisión del “¿qué quiere usted de mí?” de la Coca Sarli; Let the Right One In (Suecia), sobre un preadolescente y una vampiresa; Llik Your Idols - The Cinema of Transgression (EE.UU.), un documental sobre el rock indie de los ’80 en 8 mm; Sukiyaki Western Django (Japan), mezcla de spaghetti western y las películas de samurais; y la olvidable Mutsugane Pot Shot Affair (Japón).

Informe: Andrés Valenzuela.

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