futuro

Viernes, 11 de octubre de 2002

UN NUEVO OBJETO EN LAS FRONTERAS DEL SISTEMA SOLAR

Plutón en jaque

 Por Mariano Ribas

Desde hace diez años, los astrónomos saben que Plutón y su luna Caronte no están solos. En realidad, esa lejana y gélida región de nuestro Sistema Solar está poblada por una enorme colección de oscuros objetos de roca y hielo. Hasta ahora se habían encontrado más de 500, y hace apenas unos días, dos astrónomos anunciaron el descubrimiento de “Quaoar”, un nuevo integrante de esa familia. Y, a la vez, la precisa determinación de su tamaño. La noticia hizo bastante ruido, y con razón, porque resulta que Quaoar resultó ser el más grande de todos los integrantes del famoso cinturón de Kuiper. A excepción de Plutón, claro, que todavía se aferra a su etiqueta de “planeta”. Es que, paradójicamente, con cada nuevo hallazgo en esa zona del espacio, su tradicional status planetario parece tambalear cada vez más.

Hallazgo en Ofiuco
El 2 de junio, Mike Brown y Chad Trujillo, dos astrónomos del Instituto de Tecnología de California (Caltech), en Pasadena, detectaron un punto de luz errante en la constelación de Ofiuco. Durante los días siguientes, siguieron su lentísima trayectoria, y se dieron cuenta de que 2002 LM60 -tal su nombre de catálogo– estaba a una distancia bastante similar a la de Plutón. Poco más tarde, con más observaciones y con la ayuda de algunas placas fotográficas de la década del ‘80 (donde, curiosamente, el objeto aparecía sin que nadie lo hubiese notado en su momento), Brown y Trujillo afinaron el lápiz y determinaron con más precisión sus parámetros orbitales: 2002 LM60 está a 6700 kilómetros del Sol, y tarda 288 años en dar una vuelta a su alrededor, siguiendo una órbita bastante circular (a diferencia de muchos de sus vecinos, e incluso, del mismo Plutón). Pero lo más interesante estaba por llegar.
El telescopio Oschin de Monte Palomar (de 1,2 metro de diámetro) sólo mostraba un punto de luz. Y por eso, los dos astrónomos decidieron pedirle una mano al poderoso Hubble. Las imágenes tomadas el 5 de julio y el 1º de agosto determinaron que 2002 LM60 presenta un tamaño angular de 0,004 segundo de arco. Teniendo en cuenta su distancia, eso se traduce a un diámetro que ronda los 1300 kilómetros. Y eso es más de la mitad del diámetro de su vecino Plutón (que mide 2300 km). ¿Poco? ¿Mucho? Eso varía según desde donde se lo mire. No le alcanza para ser considerado un planeta pero, hasta ahora, es el más grande de todos los misteriosos objetos que forman el Cinturón de Kuiper, a excepción de Plutón, claro (los anteriores “records” pertenecían a “Varuna” e “Ixion”, de unos 1000 km de diámetro). De hecho, es el cuerpo más grande que se descubre en el Sistema Solar desde Plutón, hace ya 72 años. Nada mal.
Para fines de septiembre, Brown y Trujillo decidieron bautizar a su criatura con un nombre como la gente: le pusieron “Quaoar”, que era el dios de la creación para la tribu Tongva, que habitó el sur de California antes de la llegada de los españoles. El nombre por ahora es provisorio, porque falta la aprobación final de la Unión Astronómica Internacional. La cuestión es que, el lunes pasado, y con todos los datos a mano, decidieron anunciar su hallazgo, que hasta entonces habían mantenido en secreto, durante el encuentro anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, celebrado en Birmingham, Alabama. Ahora bien: ¿cuáles son las implicancias de este descubrimiento? En principio, parece que varios de los integrantes del Cinturón de Kuiper tienen dimensiones considerables. Y a medida que se van encontrando más, sus tamaños se acercan progresivamente a las de Plutón. “Decir que Quaoar es el más grande es imposible –dice Brown–; más bien, yo apostaría que muy pronto encontraremos algo casi o tan grande como Plutón.” Todo esto encuadra en un modelo, cada vez más fuerte, según el cual Plutón no es un planeta sino el mayor integrante conocido del Cinturón de Kuiper, una familia de objetos helados y oscuros (remanentes de la formación del Sistema Solar) con la que parece compartir unas cuantas semejanzas (entre ellas, su tamaño diminuto en relación con los demás planetas y su composición de roca y hielo). De hecho, el caso de Plutón es uno de los más emblemáticos que ilustra una de las cuestiones más actuales de la astronomía: la definición misma de “planeta”. Nada menos. Pero ésa ya es otra cuestión sobre la que Futuro volverá próximamente. Mientras tanto, nos quedamos con la inquietante opinión de los descubridores de Quaoar: “Si Plutón fuese descubierto ahora, nadie lo llamaría planeta”.

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Quaoar –en el Cinturón de Kuiper– jaquea al "planeta" Plutón.
 
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