futuro

Sábado, 10 de mayo de 2003

SE VERá EL JUEVES, A PARTIR DE LAS 23.00, EN TODA LA ARGENTINA

Eclipse a medianoche

 Por Mariano Ribas


Una pálida Luna anaranjada, perfectamente redonda y colgada del cielo estrellado. Hace más de tres años que no veíamos algo así, pero la larga espera está por terminar: durante la noche del próximo jueves, nuestro fiel satélite caerá nuevamente en la trampa de sombra de la Tierra. Y si las nubes no hacen de las suyas, todos podremos disfrutar de un eclipse total de Luna, uno de los platos más fuertes de la astronomía a simple vista.

Geometria espacial
Los eclipses lunares son poco frecuentes. Y es lógico que así sea porque, para que ocurran, tiene que cumplirse un requisito fundamental: el Sol, la Tierra y la Luna deben alinearse perfectamente. Y de esa manera, irremediablemente, el satélite cae dentro del famoso “cono de sombra” que proyecta nuestro planeta. Pero estas alineaciones sólo ocurren dos o tres veces por año, porque la órbita lunar está un poco inclinada respecto de la terrestre. Y por eso, la mayoría de las veces la Luna pasa por encima, o por debajo del cono de sombra, y no hay eclipses. Otras veces, la alineación no es tan exacta, y sólo se produce un “eclipse parcial”: en esos casos, la sombra terrestre sólo cubre una parte de la Luna. Pero esos eclipses no son gran cosa. Los que sí son gran cosa, son los “totales”. Y la última vez que pudimos ver uno desde la Argentina, fue durante la súper calurosa noche del 20 al 21 de enero de 2000 (nota al margen: los 37 grados de sensación térmica en Buenos Aires colaboraron para que aquel eclipse fuera uno de los más vistos de las últimas décadas, con muchísima gente mirando para arriba en las plazas, los balcones y las terrazas de toda la ciudad). Han pasado cuarenta meses, pero el jueves a la noche, y durante algunas horas, la Luna volverá a zambullirse en la oscuridad. O casi.

Guia del eclipse
Como en todos los eclipses, la noche del jueves habrá Luna llena. Vale la pena echarle un vistazo a eso de las 21.00, un rato antes de que comience la función, como para ir comparando con lo que ocurrirá después:
- A pesar de que la Luna empezará a perder algo de luminosidad a partir de las 22.05 (cuando empiece a introducirse en la “penumbra”, la parte más externa de la sombra terrestre), el verdadero espectáculo arrancará puntualmente a las 23.02, cuando el satélite empiece a caer en la “umbra”, el cono de sombra central que proyecta la Tierra. Entonces sí, notaremos un “mordisco” oscuro cada vez más grande. Hacia las 23.40, la sombra ya habrá cubierto más del 50 por ciento de la Luna. Y seguirá avanzando...
- A la 00.13 (ya en viernes) comenzará lo mejor: la totalidad, el período durante el cual la Luna quedará completamente inmersa en la sombra de la Tierra. Sin embargo, y al revés de lo que podría pensarse, la Luna no desaparecerá del cielo: en realidad, se convertirá en un pálido y colorido fantasma circular. Lo que pasa es que la atmósfera terrestre desvía parte de la luz solar que recibe nuestro planeta hacia adentro del cono de sombra. Y aunque esa luz desviada es escasa, alcanza para iluminar mínimamente a la Luna, salvándola del apagón total (aunque su brillo sea tan sólo 1/10.000 parte una Luna Llena normal). Y además, y he aquí lo mejor, la baña de un hipnótico color rojizo-anaranjado (eso se debe a quelas únicas longitudes de onda que logran cruzar airosamente nuestra atmósfera, para luego desviarse hacia la Luna, son aquellas cercanas al rojo).
- Después de 53 minutos de “Luna anaranjada”, a la 1.06, uno de sus bordes volverá a iluminarse tímidamente. Y poco a poco, la luz irá “empujando” a la sombra. Finalmente, a las 2.17 del viernes, la Luna saldrá completamente de la umbra y todo volverá a la normalidad (sólo restará la fase de penumbra, prácticamente imperceptible). La Luna llena volverá a brillar como al principio. Habrán pasado más de 3 horas desde el comienzo.

Disfrutar de cara al cielo
Resulta curioso, y casi divertido, ver cómo ya están circulando –incluso en Internet– las tontas advertencias que algunos astrólogos han lanzado sobre los “daños” personales y generales que, dicen ellos, provocaría este eclipse, asociado, como en remotos tiempos, a las supersticiones y los temores. Lo cierto es que, muy pronto, la infalible maquinaria celeste volverá a darnos una clase magistral de precisión. Y para disfrutarla, sólo habrá que levantar la vista al cielo, desbordados por el asombro.

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