futuro

Sábado, 10 de febrero de 2007

LIBROS Y PUBLICACIONES

 Por Federico Kukso

DE NEWTON Y LOS NEWTONIANOS
Entre Descartes y Berkeley

Laura Benítez Grobet y José A. Robles

Universidad Nacional de Quilmes,
376 págs.

Además de colosos científicos, Copérnico, Galileo, Newton y Einstein –entre tantos otros grandes– son fuentes inagotables de biografías, comentarios, reseñas, obras de investigación, nuevos enfoques y un número casi infinito de lecturas horizontales y retratos en papel. Es, por así decirlo, su destino bibliográfico, el hecho de haber trascendido los límites temporales de los mortales comunes y corrientes que se esfuman en la historia como cifras y estadísticas anónimas. Su obra es tan disruptiva que hasta hoy se aprecian sus vibraciones, esos sacudones intelectuales que permanecen, inquietan, atraen. En el caso de Isaac Newton, los adjetivos son inagotables. Ante todo fue un fundador: de la ciencia moderna, de la óptica, del cálculo matemático. Sus preocupaciones excedieron lo terrestre y se elevaron a lo celestial con su formulación de las leyes del movimiento de los cuerpos.

Hacer una lista de los libros centrados en su persona y en su obra (e influencias) sería inútil. Al fin y al cabo, hasta se podría escribir un libro que hable de los libros sobre Newton. Hay buenos y malos, interesantes y aburridos. Y otros llamativos y profundos como el reciente De Newton a los newtonianos: entre Descartes y Berkeley, de los investigadores mexicanos Laura Benítez y José Antonio Robles. El primer punto destacable es que se trata de un trabajo pensado y escrito en castellano para personas que hablan y leen castellano, a diferencia de libros escritos por investigadores anglosajones luego traducidos a la lengua local (aunque sea genial en toda traducción algo se pierde).

También es notoria la variedad de textos: desde traducciones de dos escritos de filosofía natural de publicación póstuma (De gravitatione et aequipondio fluidorum y De aere et aethere) donde se advierten aún ciertos destellos panteístas y se puede entrar en contacto con el pensamiento newtoniano (sin más interpretaciones que las que operan en la traducción del latín al castellano); sus lazos con Descartes (superando el mecanicismo) y Berkeley (anticipando el ideísmo); al viraje de una concepción aristotélica a un abordaje más materialista donde “espacio”, “tiempo”, “movimiento” y “fuerza” ocupan un lugar nodal. La idea central de los autores es que no se puede encarar los aportes científicos newtonianos esquivando –como muchos de sus biógrafos hicieron durante décadas– los aspectos religiosos y alquimistas de sus obras. Se lo mire como se lo mire (filósofo natural, teólogo, alquimista), Newton fue el mismo: un gran y eterno curioso.

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