futuro

Sábado, 7 de octubre de 2006

FINAL DE JUEGO

Donde se rinde homenaje a Ludwig Boltzmann en el centenario de su muerte

 Por Leonardo Moledo

–Creo que corresponde hacerle un homenaje a Boltzmann –dijo el Comisario Inspector–, ya que anteayer se cumplieron cien años desde el día en que se suicidó en Italia, cerca de Trieste.

–Estos héroes de la termodinámica –dijo Kuhn– no son tan conocidos como los constructores de la mecánica o la química.

–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Nació en Viena en 1844, se doctoró en física en 1867, y empezó a ser muy conocido por sus trabajos en la mecánica estadística que, combinada con la teoría de Maxwell, dio lo que luego se llamaría “distribución Maxwell-Boltzmann”.

–Llevar el nombre unido al de Maxwell ya es bastante –dijo Kuhn.

–Pero quizá su obra más importante fue la interpretación probabilística del segundo principio de la termodinámica. Como todo el mundo sabe, el primer principio es el de la conservación de la energía, y el segundo el del aumento inexorable de la entropía (una magnitud que a grandes rasgos se puede identificar con el desorden). El segundo principio era, en realidad, de difícil interpretación: ¿qué significa que el desorden tiene que aumentar? ¿Y por qué? El asunto era francamente perturbador en un mundo que aspiraba al mecanicismo y el mismo Maxwell había hecho serias objeciones a la segunda ley. Pero fue Boltzmann quien dio con la interpretación probabilística del tema: no se trata de que el mundo evoluciona hacia estados más desordenados; en realidad, lo que pasa es que los estados desordenados son tantos, pero tantos más que, simplemente, el mundo se mueve de estados menos probables a estados más probables, del mismo modo que una serie de tiradas de ruletas casi imposiblemente puede dar una sucesión ordenada, digamos un millón de veces seguidas el número 5 seguido, aunque, si ocurriera, no habría que cambiar una sola palabra en los libros de probabilidad, del mismo modo que si todas las moléculas de aire de una habitación se juntaran de pronto en un rincón. Así, el segundo principio es una ley probabilística, y no una jugarreta que nos hace el universo.

–Un millón de veces seguidas el 5 es mucho más probable incluso que la reunión de todas las moléculas del aire en un rincón.

–Y usé el 5 –dijo el Comisario Inspector– porque el 5 de octubre de 1906, Boltzmann, víctima de frecuentes depresiones, terminó ahorcándose. En su tumba está grabada su famosa fórmula que relaciona la entropía con la probabilidad de un estado: si S es la entropía y W el número de estados posibles de un sistema: S = k log W

–¿Y k? –preguntó Kuhn.

–Es un número que con toda justicia se llama constante de Boltzmann. Despidámonos de él con un amable recuerdo.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Conocían la historia de Boltzmann?

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