futuro

Sábado, 9 de marzo de 2002

PáGINA 2

Los nombres de lo blanco

Durante los últimos 15 años la Antártida ha parido los hijos predilectos de glaciólogos y oceanógrafos de todo el mundo. Tantos y tan grandes que algunos científicos han empezado a preguntarse si verdaderamente la capa de hielo antártica no se estará derritiendo. Es que el 80 por ciento del agua dulce del mundo está congelada en la Antártida y el 90 por ciento del hielo del mundo está también allí.
La serie de los últimos grandes icebergs comienza aproximadamente en 1986, cuando se desprenden de la barrera Filchner el A22 y el A23 de un centenar de kilómetros cada uno y que, con el paso de los años, se fragmentarían en el A22A, A22B, A22C y el A23B. En octubre de 1987, el B9 (154 por 36 kilómetros) que se desprendió de la barrera de Ross, contenía 1000 millones de toneladas de agua pura. En tanto que el B10 (78 por 40 kilómetros, 14 veces la ciudad de Buenos Aires) se desprendió del glaciar Thwaites en 1992. En 1995 se había fragmentado y el pedazo más grande, el B10A, se lanzó a la fama en los medios de todo el mundo al acercarse en 1999 a las rutas marítimas comerciales cercanas a Tierra del Fuego. Marcos Machado, director científico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), comentó a este suplemento que “por su proximidad, en ese momento, con las islas Malvinas y la isla de los Estados, el B-10A fue seguido por la Conae mediante el satélite estadounidense NOAA, que envía imágenes digitales, y por el canadiense Radarsat, que transmite datos. Con este material pudimos establecer posición, tamaño, trayectoria y velocidad del témpano durante varios meses”. Al cabo de un año, el B10A se derritió por completo. También en 1999, los científicos argentinos de la península antártica fueron testigos de cómo, prácticamente, se quebraba la barrera de Larsen, de la cual se desprendió una isla de hielo de más de 5200 kilómetros cuadrados. En abril de 1998, otro bloque de 38 kilómetros de largo se desprendió de la barrera de Larsen y en octubre de ese año fue parido de la barrera de hielo Ronne el A38, que después se fragmentaría en A38B, A38C y A38D.
Otro famoso es el monumental B15 (290 por 90 kilómetros), que nació en marzo de 2000, junto con el B16, B17 y B 18 y, poco después el C16. El B15 se fragmentaría en setiembre en el B15A y B15B (luego también en B15C y B15D) y el mismo mes nacería el B20. En mayo de 2000 los A43 (de casi 300 kilómetros) y A44 (65 por 32 kilómetros) se desprendieron de la barrera de hielo de Ronne. Luego, el primero se partió en A43A (211 por 33 kilómetros) y A43B (85 por 37 kilómetros). El record lo lleva un bloque detectado en 1956: tenía 333 kilómetros de largo por 100 de ancho. Buena parte de estos monstruos de hielo, como el B15A, el C16, el A38A, el A38B, los A43 o el A44, gozan todavía de buena salud.

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