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Un interesante debate se abrió a raíz de la queja de un lector de tribunahacker.com sobre la mención “a todos y todas” que realizaba el sitio.
› Por Irina Sternik
Luchar contra la desigualdad de género es un trabajo multidisciplinario y atraviesa todos los ámbitos. Una de los casos más originales de último tiempo fue el berrinche que vivió la página de Facebook del sitio tribunahacker.com.ar, que saludaba a sus lectores con un “Bienvenidos/as a todos/as los/as que se suman”, hasta que Jorge, un lector, indicó que prefería quedarse sólo con el “todos”, ya que era redundante saludar a todos y todas: “basta con hacerlo con un sustantivo masculino, pues es general”, refirió.
En consecuencia, el editor/a del medio realizó un descargo analizando esta problemática, sacando del territorio de lo inocuo al lenguaje y enmarcándolo en el hecho de que no sólo comunicamos lo que decimos sino que lo hacemos con hechos, contextos y cosmovisiones del mundo.
Querido Jorge: “Excluir a la mujer del discurso, generalizando en masculino, no es otra cosa que negar un trato equitativo e igualitario a las mujeres respecto del hombre. Es el hombre el general, no la mujer”. Desde entonces, y hace tres años ininterrumpidos, en el sitio todas las notas están escritas en femenino, a veces sin que llame tanto la atención y otras con absurdos intencionales como “la presidente Correa” en vez de “el presidente Correa”.
“El lenguaje también es tecnología y una que tiene una carga ideológica muy difícil de hacer notar, porque se tiende a naturalizar” dice a Las12 Pablo Lozano, uno de los periodistas responsables de Tribuna Hacker, medio autogestivo miembro de AReCIA (Asociacion de Revistas Culturales Independientes y militante del movimiento mundial de software libre) que se sostiene a pulmón colaborativo. Su relato de la cuestión es exquisito, porque tienen tantos años dando vuelta al género del lenguaje con una precisión que impacta: “lo mejor en realidad es cómo lo recibe la gente, que con dos palabras nota que la nota la excluye (sólo si es hombre). Otra salvedad que hacemos es que sólo generalizamos en masculino las funciones con que se estigmatiza a las mujeres como por ejemplo ‘maestro’, ‘señorito’. Es una experiencia muy linda femineizar a otra persona, que incluso resulta un ataque para algunas que son muy machistas”, dice apasionado el comunicólogo mendocino.
La lengua recoge las desigualdades derivadas de la situación de discriminación de las mujeres y refleja todo el sexismo y androcentrismo existentes. El lenguaje se construyó considerando lo masculino como lo universal y lo femenino como lo particular. Lo que hacen los responsables de este medio digital se denomina lenguaje no sexista e inclusivo. Una lengua que no se modifica sólo está entre las lenguas muertas, sino seguiríamos hablando todos latín. Hay corrientes que proponen el uso de la “@”, el asterico o la “x” para generar inclusión, además de ofrecer propuestas semánticas y recursos para paliar los límites del lenguaje. La RAE rechaza que exista un lenguaje que discrimine con la excusa de la economía del lenguaje. Sin embargo, mirando por dentro de la institución, desde que se creó en 1713, sólo diez mujeres, frente a más de 460 hombres, han participado de su staff. Recién en el 2015, el diccionario reparó en cientos de definiciones machistas, y aún sostiene otras tantas.
Tribuna Hacker merece un reconocimiento a su trabajo ininterrumpido de lunes a domingo y a su staff, compuesto por cuatro hombres y dos colaboradores varones también, los cuáles, al terminar de informar este nuevo recurso, concluyen: “gracias por dejarnos discriminarte a lo largo de estas 1401 palabras. Cosa que, por decisión editorial, seguiremos haciendo desde aquí en adelante”.
Link al manifiesto: tribunahacker.com.ar/por-que-generalizamos-en-femenino
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