Viernes, 16 de marzo de 2007 | Hoy
MODA
Es en el mall Paseo Alcorta donde las firmas comerciales encontraron el espacio ideal para instalar una fashion week en la que se destacaron los accesorios clásicos del invierno –botas, guantes– pero en colores estridentes y las citas rockeras casi hasta el hartazgo. ¿Un detalle? Vuelven las calzas, aunque ahora se llaman leggins.
Por Victoria Lescano
Los guantes de lana y cuero como accesorios de rigor, las botas de caña alta en todas sus formas, las carteras colosales, las estridencias cromáticas en lilas, amarillos, naranjas y abundancia de gris calificado de color humo o de color paloma, según el humor imperante en los dossiers de prensa; la iconografía rockera, tan instaurada en los enunciados de moda de las marcas que desde Patti Smith a David Bowie renunciarían a sus superlooks de saberse tan homenajeados y los leggins (calzas), debajo de minivestidos con volúmenes, fueron algunos indicadores de moda del próximo invierno según el calendario de desfiles de las marcas agrupadas en el mall Paseo Alcorta y con escasos representantes del movimiento de moda de autor –que entre el 5 y el 9 de marzo se vieron en el Salón Municipal de Exposiciones, ahora devenido reducto fashionista.
En Rapsodia los viajes por la India y las citas rollingas de Barrio Norte de otras temporadas cambiaron de eje. La firma que se define como “una marca de contrastes (que convoca) elementos y sensaciones que nos llegan a lo largo de la historia de la moda”, en su “familia de vestimentas” con impronta bohemia muy lookeada, parece haber revisitado el placard de Stevie Nicks –la cantante de Fleetwood Mac–. En una aparición conjunta de varias docenas de modelos en la pasarela, cautivó un una petit blusa de seda símil vintage manteca, bolsos de formato extralarge en terciopelo rosa y celeste, una falda larga de seda y línea grunge con chaqueta corta dorada en brocato. Los diseños de
Jazmín Chebar denotan influencias del americano Marc Jacobs, sin opacar la elegancia heredada por Jazmín del placard de su infancia (los atuendos que su madre diseñó para la firma La Clocharde). En su colección, rica en atractivos, se destacan los desarrollos de sastrería que remiten a abrigos de línea A –largos y cortos con interiores al tono de las telas europeas– y los pantalones rectos y achupinados (los jeans de Jazmín que fueron de los modelos más taquilleros y copiados por la industria durante 2006), se impusieron ahora en tonos lilas, coral. Y, a modo de tocado, cintas con tachas.
He, la marca que resulta de las investigaciones en morfologías y funciones de Alejo y Javier Estebecorena, bautizó a su colección invierno 07 como La parte y el todo.
Continuaron con puestas sobre el sonido, pero del intimismo del último verano mostrado en el marco del grupo De autor (en que los modelos lucían auriculares y un concepto de música para escuchar en aviones) pasaron a subir el volumen al sistema Sourround en los megaparlantes dispuestos como adorno en la pasarela y que emitían la banda sonora compuesta por Nicolás Diab.
La colección continuó con variaciones sobre el estilo deportivo y el elegante sport, las telas y recursos del alpinismo y los deportes extremos adaptados a ropa para ir a la oficina (todo en tonos de negros, gris, azul, verde, marrón y blanco) y algunos pijamas de entrecasa. Además, sumaron sacos de cuero.
Luego del desfile partieron al Museo de Arte Latinoamericano, más precisamente a la tienda Malba, para brindar en la apertura de Destination Buenos Aires, New Argentine Design, un envío de diseño argentino al MOMA de Nueva York, del cual participan con su modelo de gorro invernal denominado Ocho Cap.
Lacoste combinó, por partes iguales, glamour, psicodelia y una mirada actualizada del estilo tenis que imprime a la marca el diseñador francés Cristophe Lemaire.
A Buenos Aires arribó el mismo estilismo de la presentación en el extranjero: las botas de punta de goma y capellada de material de camperas inflables en tonos fucsia, rojo, naranja y gris; las minis en turquesa combinadas con violetas, y variaciones sobre el gamulán. Estos son sólo algunos elementos de esa elegante profusión de colores.
El desfile de Custo Barcelona fue una grata sorpresa para quienes asociaban a la firma fundada por los hermanos Dalmau como continuos hacedores de remeras con prints tribales: la firma evolucionó y dieron cuenta de ello las pasadas de vestidos mini, abrigos cortos y largos en lana, terciopelo, organza y mohair que revelaron estampas inesperadas. ¿Las pasadas más emblemáticas? Un enterito de paño strapless con polera turquesa debajo y zapatos al tono y trajes de hombre en prints dignos de Ziggy Stardust.
Con el leitmotiv “Campo y Psicodelia”, la firma A.Y. not dead paseó sus hits de invierno en una pasarela con juegos de luces que emulaban el rosa, lila, violáceo y amarillo diseñada por Sergio Lacroix, el experto en puestas para bandas de rock. El recorrido admitió pantalones largos y cortos derivados de las bombachas de campo, minivestidos túnica con prints de esqueletos multicolores, bodies de raso en amarillo huevo combinados con medias negras, trajes de pantalón y, para placards de caballeros, sacos en terciopelo rosa chicle. Hasta se tomaron la licencia de mostrar un pareo símil trapito sobre un par de calzas. Desde la primera fila, Charly García, Roberto Pettinatto y Diego Frenkel contemplaban los desarrollos. Tal vez porque la firma –que suele hacer estampas exclusivas para rockeros– promete incursionar en un proyecto paralelo de vestuario para músicos.
En el apartado efecto capa sobre capa y coincidencias conceptuales, vale remitirse a los desfiles de Cora Groppo y Trosman. “La inspiración surge del trabajo con el maniquí y el estudio de envolvente, las piezas se desprenden de diferentes lugares en las prendas en forma de foulards y generando diversas siluetas”, enunció Cora Groppo sobre sus desarrollos para el invierno que cada vez tienen más temas en común con la silueta de Jésica Trosman. En la pasarela, entre contrastes de siluetas estrechas y otras gigantes realizadas en crudo, negro, gris, visón, azul y verde oscuro, cautivó un petit vestido negro, corto y con recursos de tela “arrepollada”.
Ya el día uno, en desfile accidentado (empezó una hora y media tarde y a una modelo se le rompió el stiletto. La chica salió airosa cuando agarró el taco despedazado con porte de reina y siguió caminado), las superposiciones y las formas geométricas irrumpieron en color ¡paloma!, pimienta y resultaron atractivas las pequeñas chaquetas cortas entalladas en cashemere y el frac combinado con guantes de cuero. Tal vez ambas debieran dar un nuevo curso a sus partidos de diseño y también innovar y sorprender con nuevas siluetas.
Otras apuestas de las marcas comerciales: María Vázquez hizo retrofuturismo con rescate de volúmenes en dorado. La colección de María Cher admitió faldas de talle alto, leggins de print símil Pucci, y Wanama, los jeans de aproximación heavy metal, y levitas en terciopelo.
Del lado de lo deportivo, Puma lanzó una colección inspirada en Guillermo Vilas circa 1977, mientras que Adidas insistió con el estilismo sexy.
Y los zapatos, el ítem de moda que más creció en desarrollos industriales y en desarrollos glamorosos, remiten a aproximaciones diversas: por un lado el mágico paseo en carrusel de los modelos de escarpines Herminia y Cándida, de Mishka, con chicas ataviadas en catsuits negros, por otro el énfasis en desarrollos en cuero y 30 modelos de zapatos de la marca Uma, la presentación de la firma de básicos en cuero de Prune y el cierre de fashion week a cargo de Ricky Sarkany.
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