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Viernes, 13 de diciembre de 2002

MODA

Versace hecho arte

Hasta mediados de enero, una muestra retrospectiva de la obra de Gianni Versace vuelve a unir arte y moda, pero esta vez en un escenario de lujo: en Museo Victoria & Albert, de Londres. En ella se intenta ver más allá del show, la fama y los nuevos ricos de todo el mundo que durante años consumieron la ropa Versace, para poner el acento en el carácter técnico y creativamente innovador del estilista asesinado hace cinco años en Miami.

Por Eugenia de la Torriente *

Gianni adoraba el Museo Victoria & Albert. A mediados de los años ochenta hizo un desfile allí. Fue el único diseñador de moda al que se le ha permitido hacerlo. Estuvimos trabajando hasta las tantas y, cuando ya no podía más, le pregunté: ‘Gianni, ¿puedo tumbarme aquí un momento?’ ‘Donatella –me dijo–, ¡ésa es la cama de Shakespeare!’ Nos reímos sin parar. Cuando salíamos del edificio, miró atrás y me dijo: ‘¿Te imaginas que un día Versace expusiera aquí?’ Y mira, ahora se va a hacer realidad.” Donatella Versace está sentada en un enorme sillón en el más selecto hotel de Londres. El recuerdo y la nostalgia tienen una extraña fuerza en ella. Se ríe a carcajadas agridulces y los momentos que evoca llegan de forma violenta, como si te forzaran a entrar en un terreno demasiado íntimo. Pero Donatella está relajada. Ondea su melena platinada y clava con fiereza sus ojos grandes enmarcados por kohol: en este momento, en su hermano mayor Santo. Santo es el director de Versace, tiene 58 años y oficialmente le saca unos 15 años a Donatella, la directora artística de todas las líneas y productos. Santo es un hombre cálido y reposado, que fue jugador de baloncesto, estudió administración de empresas, trabajó en un banco y dio clases de economía geográfica antes de crear, junto con su hermano, la marca Gianni Versace en 1977.
Fue exactamente 20 años después cuando Gianni fue asesinado en la puerta de su mansión de Miami. Tenía 49 años y había tenido tiempo de convertir su nombre en el emblema de la moda italiana, de innovar en el uso de los materiales tratando piel o metal como si fuesen seda. El trabajo de Versace despierta amores y odios, pero en ningún caso puede desautorizarse bajo el simplista epígrafe del mal gusto. Porque no es sólo una cuestión de gusto, como demuestra la exposición retrospectiva que organizó el Victoria & Albert Museum de Londres. Una exposición que revela la dualidad constante en el trabajo de Versace, al dividirlo en arte y técnica. Una dualidad que, seguramente, tiene algo que ver en el puntual menosprecio de los barrocos, extremos, vitales y fogosos diseños de Versace. “Tal vez Gianni ha sido más valorado después de su muerte –admite el pacífico Santo–, ¡pero eso les ha pasado a tantos! Lo que ocurrió con Gianni fue que sólo se creía una parte de su trabajo: el espectáculo, el show del desfile. En los desfiles, Gianni extremaba un concepto, pero los que lo conocieron siempre apreciaron el valor de la calidad, de la investigación en nuevos campos y tejidos. Tal vez ahora estos aspectos sí son apreciados de forma general pero, aun así, seguro que habrá quien siga sin comprenderlo.”
Los desfiles, las top models, los nombres de Richard Avedon o Herb Ritts firmando las campañas publicitarias, los famosos luciendo exuberantes vestidos en toda clase de fiestas... una larga lista de elementos que ahora son casi congénitos a la moda, pero que pocos habían probado antes que Gianni. El maximalismo en la puesta en escena de una ropa ya de por símaximalista fue lo que, para muchos, convirtió en verosímil aquella frase que Armani le atribuyó después de su muerte: “Tú vistes a señoras, yo visto a prostitutas”. Pero Gianni no era una persona tan explosiva como su ropa. Tal vez uno de sus vestidos, dotado de la súbita facultad de hablar, hubiera podido pronunciarse en esos términos. No así su creador. “Era tan tímido...”, recuerda Donatella con una sonrisa que dulcifica hasta los robustos músculos de sus brazos bronceados. “En cada desfile estaba petrificado; cuando la gente aplaudía, había que empujarlo, decirle sal, recoge tu éxito. A él no le gustaban las grandes fiestas. Recuerdo la célebre fiesta de celebración de una de las primeras colecciones. Allí estaba toda la prensa y los amigos y Gianni enseguida desapareció. Le insistimos para que se quedara y él sonreía y nos decía adiós con la mano, apartándose del bullicio... Era un hombre increíblemente humilde. El nunca aceptó, ni por asomo, que fuera un artista o un genio. De hecho, ni siquiera llegó a aceptar que era una celebridad, y por eso murió. No quería mucha gente a su alrededor para protegerlo, decía que era sólo un hombre normal. Nosotros le decíamos que el mundo está lleno de locos, pero él no entendía por qué iban a hacerle algo a él.”
Los Versace proceden de Reggio Calabria, en el sur de Italia, y tienen mucho de familia italiana emblemática. Donatella está separada de Paul Beck, un modelo americano que ahora trabaja para la compañía en Nueva York. Gianni era 11 años mayor que Donatella, pero siempre la consideró su musa. “Su auténtica fuerza es que convierte en moderno todo lo que toca”, solía decir. De hecho, la incorporó tan pronto como pudo a la empresa, encargándole los accesorios y, en 1993, la línea joven, Versus. Tenían una relación tan estrecha que cuando a Gianni, dos años antes de su muerte, le diagnosticaron un cáncer de oído, empezó a prepararlo todo para que ella fuera su sucesora artística, y Allegra –la hija mayor de Donatella–, la principal heredera. La ironía trágica es que seis meses antes de ser asesinado Gianni se recuperó de su cáncer. A su muerte, Donatella y Santo hicieron todo como él lo había previsto en aquella primera muerte que no llegó.
Donatella menciona la fiesta de inauguración de la exposición a la que asistieron algunos de los muy famosos amigos de la familia. Como Madonna, una Madonna que declaró a The Times: “Cuando pienso en la casa Versace, por supuesto, pienso en ropa y glamour, pero lo más importante es que pienso en la generosidad que Donatella ha mostrado hacia mí y mi familia. Si Gianni estuviera vivo estaría muy orgulloso de ella”. A los famosos siempre les ha gustado Versace, no sólo por el evidente estatus que proporcionan sus riquísimos vestidos, sino por la alegría de vivir que se desprende de ellos. Es memorable la fotografía que Patrick Demarhcelier hizo de Lady Di poco después de su separación, con un suntuoso vestido de Versace (uno de los que abren ahora esta exposición), un corte de pelo masculino y una gran sonrisa. La nueva vida. La libertad. El lujo, sí, pero también el lujo de la vida autónoma. Lo cuenta Santo: “Lo más importante que puede decirse del discurso creativo de Gianni lo dijo Richard Martin, el curador de la exposición que hizo sobre él el MOMA en Nueva York: Gianni cambió la manera en que las mujeres ven y entienden el vestir, las liberó y les propuso la libertad para hacer lo que quieran. Y también al hombre: Gianni rompió los esquemas, lo alejó de la rigidez de lo establecido, de la corbata... Demostró que puede haber auténtica libertad en el vestir”.
Santo y Donatella se presentaron al día siguiente ante la prensa para pasear entre los vestidos, de moda, de teatro y de ópera (la gran pasión de Gianni, el terreno en el que, según Santo, podía ser más libre). Serán los hermanos del homenajeado, pero también el presidente y la directora creativa de una de las firmas de moda más rentables del momento. Parece una combinación difícil. “Somos familia, pero cuando estamos en la oficina dejamos de ser hermanos”, explica Donatella mirando a Santo con ojos pícaros. “Versace es una compañía, no una enorme compañía pero sí una grancompañía. Y Santo es el presidente y yo la directora creativa. Somos hermanos, pero no cuando estamos trabajando. Sabemos muy bien cómo separar nuestras vidas profesionales de las personales, ¿verdad? Y nuestra madre nos decía siempre: ‘confíen en su propia sangre’.” La madre de los Versace se antoja un personaje fundamental como la propia lógica de esta familia haría prever. Gianni solía decir que viendo a su madre descubrió su vocación, y a ella vuelve a menudo la conversación. “Era una mujer muy fuerte”, recuerda Donatella. “De hecho, era una mujer muy vanguardista para su época: aquellos años en el sur de Italia. Se casó con un hombre muy rico, ella no lo era, y lo hizo todo desde la nada. Montó su boutique y su atelier sin ayuda de mi padre, y eso fue una lección para nosotros. Aunque no la mayor. Creo que su mayor lección fue: si quieres algo no esperes a que te lo den. Ve por ello.”
Las lecciones maternas sirvieron bien a Gianni Versace. Un hombre de creatividad exuberante que se acercó al arte de la mano de Maurice Béjart, haciendo el vestuario de muchos de sus ballets, pero que no abandonó nunca su visión comercial. Y el resultado es que, al día de hoy, Versace es una de las pocas grandes firmas de moda independientes, es decir: que no forma parte de un gran grupo del lujo. “Con Gianni nunca pensábamos en el futuro inmediato de la compañía. El discurso principal de Gianni era: ‘no quiero saber dónde estará la Casa Versace cuando tú y yo no estemos, quiero saber dónde estará dentro de 100 años’. ¿Cuántos años hace que existen las grandes marcas? Louis Vuitton desde 1854, Chanel desde 1912... Lo principal, por tanto, es proyectar con fuerza a la marca hacia adelante. Independientemente de quién tenga la propiedad. Es cierto que eso es hoy lo único que parece importante en el mundo de la moda, pero no lo es. Hace 50 años lo que importaba era ser siempre lo bastante fuerte. Y hoy ocurre lo mismo.” La claridad comercial de Santo está también arraigada en Donatella. En sus manos, Versace se ha acercado a la más rentable de las artes, la música pop. Ya no se hacen vestuarios operísticos, pero sí se viste a Jennifer López y se organizan fiestas para celebrar su matrimonio. “Hay gente que me dice que mi aproximación al diseño es más suave. Tal vez, porque soy una mujer. Por supuesto, Versace ha evolucionado en los últimos años, pero no porque Gianni esté muerto. Lo hubiera hecho igual. Gianni siempre estaba pendiente de la vanguardia. Lo que yo quiero ahora es convertir a Versace de sueño a realidad, acercarlo a la gente más joven. Trabajo para que el prêt-à-porter mantenga la calidad y la belleza que Gianni deseaba, pero me gustaría llevar el resto de las líneas al mismo nivel.”
Estas son las premisas con las que los hermanos Versace encaran el nuevo siglo. Un siglo que empieza poniendo en su lugar a Gianni, el hermano genial que arrastró a toda su familia a un negocio de lujo, fama y símbolos que parecer distar años luz de la Calabria natal. “Creo que esta exposición va a colocar el arte de Gianni en el lugar que se merece”, declara Claire Wilcox, curadora de la muestra. “Fue pionero en el uso del color y las caras famosas, pero fue un maestro innovador en el corte, la estructura y los materiales. El Victoria & Albert lleva mucho tiempo coleccionando sus vestidos, y cinco años parece tiempo suficiente para homenajear a un diseñador que supo captar toda la fuerza y el poder de la moda.”

* De El País, especial para Página/12.

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