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Viernes, 10 de octubre de 2003

La nueva mujer bonita

Algunos la señalan como la heredera de Michelle Pfeiffer, pero Charlize Theron, bonita a rabiar, tiene suficiente talento y personalidad como para hacerse valer por ella misma. Woody Allen la convocó en dos oportunidades y esta semana llegó a la cartelera interpretando a una experta ladrona en La estafa maestra. A los 28 recién cumplidos, la rubia perfecta se ha impuesto como estrella glamorosa y actriz dúctil.

 Por Moira Soto


Estaba pensando que sos la criatura más hermosa que conozco. Si el universo tiene algún sentido, estoy viéndolo", le farfullaba el cholulo periodista erotómano Lee Simon –alucinante mimetización de Kenneth Brannagh con el habitual personaje cinematográfico de Woody Allen– en el restorán de moda, a la súper top model que acababa de participar en un desfile de ropa interior (pelo cortito, piernas larguísimas, un cuerpo de esos que reiterativos cronistas locales suelen calificar "para el infarto", apenas cubierto por minicamisones y bodies onda Victoria's Secrets). "Eres perfecta, un milagro. No suelo babearme sobre la ensalada en mi primera cita", machacaba el baboso incontinente a la muñequita de lujo, ahora con peluca de largo pelo rubio, que con su sonrisa de portada de Vogue, le asestaba: "Bueno, soy una perversa polimorfa", y ante el azoramiento de él, le aclaraba: "No es un defecto, sólo una debilidad". Y para que Lee entendiera de una buena vez, le daba detalles sobre su facilidad para llegar al orgasmo si le acariciaban cualquier zona de su cuerpo: "Es algo dionisíaco, me lo enseñó un griego". Lee estiraba sus manos hacia las de ella, y la rubita empezaba retorcerse y a gemir con más convicción que Meg Ryan en Cuando Harry conoció a Sally.
La top model en cuestión, que al primer estornudo exigía esquinancia y terminaba plantando al mujeriego cuando éste chocaba su Aston Martin contra una vidriera, no era otra que la inteligente (además de bonita por donde se la mire) Charlize Theron, quien en ese entonces (Celebrity, de Woody Allen, 1998) todavía no había cumplido los 23, pero ya se notaba que su ascenso –como actriz, como estrella– era imparable. Y eso que había debutado en el cine norteamericano apenas un par de años antes, luego de tener que renunciar a la danza por causa de una lesión, recién llegada de su Sudáfrica natal, previo pasaje por Milán, donde trabajó desde los 16 como modelo. En realidad, las puertas del cine (primero se la vio de refilón en una de la serie Los chicos del maíz, sin figurar en el reparto, y luego ya compartiendo pantalla con James Spader –como su socio y amante– en la alocada 2 Days in the Valley, 1996, del debutante John Herzfeld), parece que se las abrió un spot publicitario de Martini en el que la todavía adolescente Charlize iba dejando ver lo que un periodista español llamó "su portentoso culo" al tiempo que se le descosía la falda, enganchada al clavo de una silla.

Bajo el signo de Leo
La protagonista del estreno de esta semana –La estafa maestra, producción en la que se reencuentra con el sexy Mark Walhberg, luego de La traición, de James Gray, en el 2000– vio la luz en Benoni, un pueblito sudafricano, el 7 de agosto de 1975, hija de una alemana y un francés. Una infancia que ella recuerda como relativamente feliz, con cursos de danza y alguna actuación en Johannesburgo, que empezó a ensombrecerse en la adolescencia, cuando vio que su padre castigaba a su madre. La tensión creció y explotó cuando Charlize tenía 16: su progenitora le disparó al violento dándole muerte, un acto que la Justicia consideró como defensa propia. No es de sorprender que la chica preciosa, que ya había ganado un concurso de belleza, decidiera partir en busca de otro paisaje. Precisamente el premio del certamen era un viaje a Milán, que incluía un curso en una escuela de modelos (a la jovencísima Theron le sobraban cualidades para la profesión con su casi metro ochenta, cara de muñeca y esa esbeltez natural –pulida por la danza– que nunca necesitó de dietas: hoy reconoce que no le apetece demasiado la comida sana, al menos no tanto como el cigarrillo...). Así fue que Charlize trabajó unos tres años en algo que llegó a aborrecer: "Sólo lo hice para pagarme las facturas, he odiado cada minuto de esa profesión. Viví un infierno cuando me ganaba la vida de ese modo y desde entonces evito a toda costa esa basura, es un mundo completamente estúpido. Por eso, en principio, no quería filmar Celebrity, aunque me halagó que Woody Allen me llamara personalmente después de mi negativa. Entonces decidí reírme de mi pasado, exorcizarlo, creando una modelo que reflejara las poses superficiales de esta fauna".
A los 18, Charlize Theron enfiló hacia los Estados Unidos, recaló en Nueva York, intentó retomar la danza, pero se lastimó la rodilla y ya decidida a ser actriz –con unos pocos dólares, sin formación dramática y sin contactos– se fue a Holly-wood y empezó a presentarse a castings. Obviamente le fue muy bien, y no sólo por su aspecto físico. En 1997, justo antes de Celebrity ya estaba coprotagonizando El abogado del diablo, a la vera de Al Pacino y Keanu Reeves. A pesar de desarrollar una carrera con altibajos artísticos, en la que sobresalen La maldición del escorpión de Jade (de nuevo Woody Allen, quien ya pasando los 70 se permite resistir a la encantadora femme fatale que se le mete en la cama: así son las ventajas de ser guionista, director e intérprete) y sobre todo Las reglas de la vida (1999), la tocante película de Jasse Hallström basada en Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, de John Irving, en la que la actriz sudafricana encarnaba con suma propiedad a una joven que abortaba en los años '40 gracias a los buenos oficios del compasivo doctor Larch, a cargo del gran Michael Caine.
De todos modos, Charlize Theron siempre se empeñó a fondo en todas sus labores, jugando con la misma soltura el drama o la comedia, el policial o la ciencia ficción (en The Astronaut's Wife, con Johnny Depp, fue una inquietante prima hermana de Rosemary, la del bebé). E incluso en Joe, el gran gorila, pasteurizada y tecnológica remake de Mighty Joe Young (1949), Theron aceptó feliz la idea de interpretar a Jill, la amiga y protectora del gran gorila, pariente lejano de King Kong. Es que Theron, si bien dejó el Africa, además de militar contra el uso de las pieles como abrigo y de amar en general a los animales, está preocupada por los gorilas en extinción y se ha interesado mucho por los trabajos de Dianne Fossey, Jane Goodall y Biruté Galdikas, tan dedicadas al estudio y defensa de los grandes monos.

La amable estafadora
En pocos años, Charlize Theron ha devenido una estrella, gracias a su belleza y glamour (cuando lo requiere su trabajo, porque para andar en su Harley Davison prefiere los jeans y las zapatillas), y en una actriz estimada, que brilla en los grandes festivales: fue a Venecia a presentar La maldición... y acaba de estar en la muestra de San Sebastián, junto a Mark Walhberg, acompañando La estafa maestra (The Italian Job), una grata versión del film que protagonizara Michael Caine en 1969. El elenco lo completan Edward Norton, Seth Green y Donald Sutherland. Se nota que Charlize se divirtió mucho interpretando a Stella, una avezada ladrona de cajas fuertes que se une a una pandilla que, después de dar un gran golpe, es traicionada por uno de sus integrantes. Tampoco los autos tienensecretos para Jill, que maneja un Mini Cooper con suma destreza. "No es una simple copia de la película de Caine", declaró la actriz, también aficionada al automovilismo. "Hay un nuevo guión y una diferente puesta en escena, en realidad es un homenaje a la realización de Peter Collinson." Una vez más, Charlize –que no es afecta a los reportajes, pero se presta a la promoción de las películas en las que actúa– conquistó a la prensa en San Sebastián con humor y buenas maneras. Ya hace un par de años, en la presentación de La maldición..., a un periodista que en la rueda de prensa le comentó, comparándose con Woody Allen, que a él que era igualmente esmirriado seguramente no le llevaría el apunte, Theron le pidió que se pusiera de pie, lo midió de arriba abajo y le soltó un: "Vamos". En la reciente presentación de La estafa maestra, la actriz personalizó sus respuestas, elogió graciosamente el fervor de una cronista y puso en su lugar a otro periodista descomedido.
Con su vestidito claro cubierto de flecos y sus sandalias de taco aguja, Charlize Theron no dejó de reconocer ante la prensa que había llegado a la actuación de manera ingenua, desconociendo la técnica interpretativa y los peligros de la fama: "Sólo quería ser buena actriz, la celebridad no era mi objetivo", sostuvo. Y aclaró que "la mano dura" de su madre la ha ayudado a enfrentar y soportar las presiones de Hollywood. Pero Theron, en sus declaraciones públicas, no suele restringirse al mundo del cine: además de su apoyo a Nelson Mandela, la protagonista de La estafa maestra –sin duda motivada por su historia familiar– ha participado en Africa en campañas contra la violación tan fuertes que se la acusó de estar contra el género masculino en general. Volvió sobre este tema en el festival vasco, añadiendo la problemática del sida: "En mi país, una de cada tres mujeres es violada, hay una violación cada 26 segundos y los violadores son en su mayoría portadores de sida. Sudáfrica es uno de los territorios más bellos y con mayor mezcla de culturas. Tengo mucha esperanza de que todo mejore para mi país, aunque soy consciente de que los problemas no se resuelven todo lo rápido que desearíamos".
Como para compensar el haberse perdido a la Roxie de Chicago, Charlize no para un segundo: entre sus últimas películas figuran The Husband I Got, con Ashley Judd y Vince Perez, y Head in the Clouds, con Penélope Cruz y Stuart Townsed. Este último se convirtió en su novio oficial –extraoficiales: George Clooney, el cantante Stephan Jenkins– luego de actuar a su lado en Acorralada (2002), una producción conducida por Luis Mandoki –en la que también participan Kevin Bacon y Courtney Love– lanzada aquí directamente en video y DVD (LK-Tel). En este modesto entretenimiento, a la pobre Charlize le secuestran una hijita monísima, para colmo asmática. Como de costumbre, la actriz se tomó su trabajo a pecho ("de quinceañera, ya lo sé, pero no pienso siliconarme", ha dicho) y sufre como una (amante) madre. El premio no fue precisamente una candidatura al Oscar sino quedarse con ese lindo chico irlandés llamado Stuart Townsed. Previsora e independiente, Charlize Theron ha fundado su propio sello: ya fue productora ejecutiva de Sweet Home Alabama, de gran éxito comercial, y también produjo la reciente Monster, una de hechos de sangre, con Christina Ricci, en la que también actuó. En los ratos libres, cuando no sale con su moto, la rubia se dedica a los idiomas, para los que tiene una facilidad prodigiosa. Cuestión de ser bella y no callarse...

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