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Viernes, 24 de abril de 2015

ENTREVISTA

El sexo oculto del poder

Laura Eason estuvo de visita en Buenos Aires para el estreno de la versión local de Sexo con extraños y para hablar de House of Cards, la serie estadounidense sobre un matrimonio que llega al poder de manera tradicional y se quiebra en el camino. La guionista reveló las formas enigmáticas en las que el personaje de Claire Underwood dejó de vivir a la sombra de su marido para imponerse y reclamar un lugar propio en el escenario de la vida pública.

 Por Silvina Herrera

La esposa del político más despiadado de la Casa Blanca mira fijo a la cámara y sin mostrar un vestigio de ansiedad asegura durante una entrevista para la televisión haber abortado años atrás luego de ser violada por un general del ejército, el mismo que es condecorado por su marido casi en forma simultánea. Esa escena de la segunda temporada de House of Cards fue escrita por Laura Eason, la guionista norteamericana que estuvo de visita en Buenos Aires y que es una de los cerebros detrás del texto de la serie que relata las internas de un matrimonio por llegar al poder en Washington y que se transformó en un objeto de culto y adoración, por su guión atrapante, inteligente y lleno de referencias al manejo universal de la política. La protagonista de la serie, que ya lleva tres temporadas y espera una cuarta para febrero de 2016, es Claire Underwood, una mujer que comienza siendo la figura femenina a la sombra de un hombre capaz de matar por ser poderoso, y a medida que avanzan los episodios se va despegando y convirtiendo en una persona independiente que no soporta estar eclipsada por nadie, y menos por él.

Eason fue invitada por la embajada de Estados Unidos para el estreno de la versión local de su obra teatral Sexo con extraños, pero en su paso por Argentina se dedicó a revelar las internas del grupo de escritores que le dan vida a Frank y a Claire, y a explicar por qué cree que House of Cards despierta fascinación hasta en el propio presidente Barack Obama. “La clave es seguir empujando el límite. La serie mezcla una gran dirección con referencias a Shakespeare y a los griegos, así podemos atraer la audiencia y lograr alguna complicidad. Hay un poco de misterio, es sorprendente e increíble cómo responde la gente”, asegura con simpatía y soltura en una de las habitaciones de la majestuosa residencia del embajador estadounidense en Buenos Aires.

En su vida, House of Cards y Sexo con extraños son dos creaciones que aparecen ligadas desde el comienzo, ya que consiguió el trabajo en la serie gracias a que al jefe de escritores le dieron a leer su obra de teatro. Ella cree que eso no fue casualidad, porque según asegura “hay algo en la dinámica de Sexo con extraños que se parece al modo de ser de los Underwood, en el sentido de la ambición. En las dos obras es ambigua la relación entre los matrimonios, en cuanto a si ellos estaban enamoradxs o se están usando para sacar ventaja el uno del otro”. La guionista se ríe entre respuesta y respuesta e intenta ser mucho más políticamente correcta con sus expresiones que lo que muestra en House of Cards, donde los personajes son feroces y crueles con el entorno. La ambición y las diferentes perspectivas con que la sociedad juzga esa ambición es uno de los temas que la persigue y que vuelve una y otra vez, porque de algún modo está definiendo la conducta de las personas y su relación con el mundo. “Creo que Claire y Olivia (la protagonista de Sexo con extraños) tienen puntos en común. No es igual cómo se las juzga a las mujeres ambiciosas que a los hombres ambiciosos. Parecería que a las mujeres no se les permite ser ambiciosas, pero por suerte se está empezando a ver como algo positivo, por eso intenté enfocarme en lo que ellas quieren y en cómo lo van a conseguir. Fue algo liberador, nuestras ambiciones ya no deberían verse como algo peligroso”, sostiene.

¿Por qué a Frank no le preguntan por qué no quiere tener hijos, y sólo le preguntan a Claire por qué no quiere ser madre?

–Yo soy madre, tengo una hija de 5 años, así que entiendo las cosas que son complicadas en el tema de género. Hay cosas que son únicas de ser mujer y es importante saberlas, no querer ser exactamente como los hombres, por ejemplo. Tenemos que apropiarnos de esas cosas únicas y navegar esa complejidad de ser madre y profesional a la vez. Mi hija me extraña más a mí cuando me voy de lo que extraña a su padre, y mi esposo se enoja, pero es verdad. Hay que navegar la complejidad del tema de ser madres y profesionales a la vez. Las mujeres que no quieren ser madres no quieren tener que explicar por qué. Algunas mujeres quieren tener hijos y otras no, y todas las opciones son válidas. Claire no quiere y no quiere ser un ejemplo.

¿Cómo describirías la transición de Claire, desde una mujer que vive a la sombra de su marido a quien al fin logra liberarse?

–Lo que hice fue volver a sus ambiciones y a cómo estaban ubicadas dentro de ella y en la dinámica de la pareja. Fue importante explorar cómo Frank llegó a alcanzar sus metas y ella no las sentía como propias. Ser primera dama no la satisfacía lo suficiente. Sentimos que era inherente a su personaje. El éxito de él no lo sentía como su éxito. Ella creía que le iba alcanzar ser primera dama y se da cuenta de que no, que quiere explorar el mundo político por sus propios medios. Estamos ansiosos de sacarle el jugo a eso en la cuarta temporada y ver hasta dónde puede llegar.

¿Cuánto tiene de ficción y cuánto de realidad?

–Es una serie sobre el matrimonio y sobre el poder, no es un show político. No es sobre la corrupción del poder político, sino sobre la corrupción de los personajes, tiene una inspiración más shakespeareana. No es un testamento sobre Washington y la política en general, sino más sobre estos dos personajes en particular. Nuestro objetivo es hacer una serie que sea atrapante, pero si en el curso podemos pasar por ideas interesantes estamos contentos de poder hacerlo. Tiramos una luz sobre ciertos temas. Claire cuenta en la entrevista que fue violada y eso nos dio una oportunidad para traer la realidad de los ataques sexuales en el ejército que no tienen la atención que requieren estos temas. Estamos atentos a lo que pasa, pero no tratamos de hacer un espejo de la realidad, es ficción.

Es una serie que critica bastante el modo de vida de Estados Unidos, ¿por qué crees que de todas formas es aceptada?

–Hay un impulso contrario en nuestro país. Por un lado vamos todos juntos en algunas cosas y después tenemos ese sentido de individualismo. Hay una conversación entre esos dos impulsos en el personaje de Frank, que habla de eso y se hace cargo. Es una cualidad en la que Estados Unidos se siente involucrado. Me gusta el cinismo que maneja el show sobre la política y sobre América. Creen que por más que él sea malo puede solucionar cosas y ésa es una cualidad para muchos. Siento que tenemos libertad para llegar a lugares oscuros y hacernos preguntas. La libertad de expresión es una de las cosas más importantes en Estados Unidos, por eso podemos crear un presidente cruel, aunque sea ficción: no tenemos limites sobre lo que podemos escribir. Es fundamental preguntarnos cosas para la libertad que tenemos como pueblos. Además, House of Cards es una ficción y no hace estamentos políticos.

En la tercera temporada, el conflicto de Frank Underwood es con el presidente ruso que tiene un sorprendente parecido con Putin. Hasta aparecen las Pusy Riot, el grupo punk activista conformado por mujeres. Nadezhda "Nadya" Tolokonnikova y María "Masha" Alyokhina se mostraron interesadas en la serie y fueron invitadas a participar en una escena en la que enfrentan al presidente durante una cena formal. “Fue genial que hayan querido estar”, asegura Eason, que además cuenta cómo el conflicto con Rusia significa el comienzo del alejamiento de Frank y Claire: “Ella no está atrás de Frank Underwood, tiene su propia opinión y el episodio de Rusia fue una gran oportunidad para explorar eso, ya no le pregunta a él, dice lo que piensa sin consultarle, ahí empieza una separación. Cómo cambia la relación de estar en la sombra a volverse visible. Ahí muestra algunos momentos de humanidad que se tornan imposibles de contener. Ella tiene momentos más morales.”

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Imagen: Constanza Niscovolos
 
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