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Lunes, 28 de octubre de 2002

FúTBOL › GANO UN PARTIDO DIFICIL Y LES SACO OCHO PUNTOS A BOCA Y RIVER

Rojo, que te quiero rojo

Con dos golazos del Rolfi Montenegro resolvió un partido que el empate parcial de Figueroa y la expulsión de Eluchans le habían complicado. El puntero mostró personalidad y aptitud para resolver imprevistos. Central tuvo veinte minutos, nada más.

 Por Ariel Greco

Independiente ya acaricia del título. Cuando quedan quince puntos en disputa, el equipo de Américo Gallego les sacó ocho a sus dos escoltas, River y Boca, y parece no tener obstáculos en su camino al campeonato. Ayer se sacó de encima a Central con muchas dificultades, pero en un partido en el que no pudo lucir, mostró otros atributos que caracterizan a un equipo con grandes aspiraciones. Daniel Montenegro, autor de dos goles, y Gabriel Milito fueron las columnas en las que se apuntaló la victoria del líder, que jugó casi medio partido con un jugador menos por la expulsión de Juan Eluchans.
Los goles de Marcelo Delgado en el Monumental resultaron fundamentales para el desarrollo del partido en Avellaneda. Para los hinchas, que los gritaron como propios, fueron la campana de largada para desatar la fiesta, que comenzó mucho antes de que Ruscio pitara el inicio del partido. Y para los jugadores sirvieron como un efecto tranquilizante ante tanta ansiedad. Consciente de que un mal resultado no significaba un problema en la tabla de posiciones, Independiente salió a jugar con una tranquilidad extra. Ese estado de ánimo le permitió no desesperarse, a pesar de que Central le disputó la tenencia de la pelota y lo inquietó en el arranque con una llegada de Mandra que tapó Leo Díaz.
A medida que transcurrían los minutos, Independiente comenzaba a parecerse al equipo sólido y contundente de los primeros partidos. Montenegro conducía y contagiaba a sus compañeros; Silvera aguantaba y repartía juego de espaldas al arco; Milito solucionaba problemas y empujaba desde el fondo. Así, no sorprendió que el equipo de Gallego empezara a generar peligro frente a Castellano. El trámite ya tenía un claro dominador, por lo que el gol de Silvera llegó en un momento justo para otorgarle justicia al marcador. Con todo Central saliendo tras un corner, la pelota le quedó al goleador, que eligió el lugar y batió al arquero rosarino.
Todo pintaba para otro festival rojo. Sin embargo, el arranque del segundo tiempo lo obligó a cambiarse de traje. No era momento de fiesta, era necesario el overol, e Independiente no tuvo inconvenientes en calzárselo. Primero reaccionó muy rápido ante el sorpresivo empate de Figueroa. Montenegro clavó un derechazo perfecto para colocar el 2-1, pero su equipo casi no tuvo tiempo para disfrutarlo, ya que en la jugada siguiente se fue expulsado Eluchans.
Con uno menos, Independiente resignó protagonismo y apostó por definirlo de contragolpe. Claro que para ello debió soportar el asedio de Central, que buscó la igualdad con insistencia. En ese momento surgió Milito para desbaratar casi todo lo que generó el conjunto visitante y apareció la seguridad de Leo Díaz, que tapó tres buenos intentos de Marcelo Quinteros. Pasado el sofocón cuando promediaba el segundo tiempo, el líder se afirmó en su juego, ya no pasó sobresaltos y liquidó el partido con otro bombazo de Montenegro. De esa manera rindió otro examen, sin nota brillante, pero con solvencia para soportar situaciones adversas. A esta altura, su única materia pendiente parece ser la vuelta olímpica.

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Silvera aguanta la carga de cardenas y baja la pelota con el pecho. El goleador sigue su racha.
 
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