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Lunes, 16 de junio de 2003

AUTOMOVILISMO Y MOTORES › ECCLESTONE SE DISFRAZA DE MARTIN FIERRO

En Fórmula 1, los germanos son unidos

Michael Schumacher fue primero, Ralf Schumacher terminó segundo. Sucedió en el Grand Prix de Canadá, en Montreal, y el hermanito menor lo siguió al mayor durante 40 vueltas sin siquiera mostrar que tenía ganas de pasarlo. Al final, terminaron apretados por el colombiano Montoya y el español Alonso, y los cuatro primeros se clasificaron en menos de cinco segundos.

Por P.V.

Los detractores –y a veces hay que hacer esfuerzos para no pasarse a su bando– podrán volver a usar su argumento más caro: mientras Michael Schumacher siga corriendo, no hay paridad que valga en la Fórmula 1. Teoría ésta que suscribe Enrique Scalabroni, seguramente el argentino que más entiende de F-1. Ahora, que ganó en Canadá (por sexta vez) y retomó el control del Mundial de la categoría, el reclamo parece atendible.
Sin embargo, el show preparado para el Día del Padre tuvo que ver con los hermanos. Es decir, probablemente habría salido una carrera un tanto más interesante si el Pequeño Ralf no hubiera seguido, casi sin chistar, al Gran Hermano Michael durante 40 vueltas, sin siquiera amagar un ole, sin sacar nunca el auto de la trayectoria, como si tuviera miedo de mostrar que tenía ganas de superarlo.
Los Williams largaban en punta a favor de dos detalles obvios: la potencia del motor BMW, el de más caballos en la categoría, lo que quedaba evidenciado al final de la larga recta del Gilles Villeneuve de Montreal -los coches ingleses marcaban casi 350 km/h de velocidad final– y el menor peso, traducido en menos nafta en los tanques a la hora de clasificarse, lo que resultó comprobado cuando ambos Williams se detuvieron antes que la Ferrari del campeón mundial.
Pero, para entonces, Montoya había cometido un error (aunque pareció un problema del control electrónico de tracción del auto, porque el colombiano es muy bueno para manejar un coche con gomas frías) y había quedado marginado de la pelea. Quedaba Ralf. Sin embargo, cuando su hermano salía de boxes, y parecía que el Pequeño Hermano iba a conservar el liderazgo del Grand Prix, la Ferrari prepeó y ganó la cuerda. Es cierto: uno es quíntuple, el otro no.
Lo que vendría después sería una maniobra de extrema fidelidad. Uno a veces se pregunta para qué escudería corre el menor de los Schumacher: ¿para Williams o para su familia? Montoya no habría sentido el menor respeto, ni siquiera el talentoso Fernando Alonso. Pero el pibito de Kerpen prefirió esperar a la segunda parada a ver si podía... y como no pudo, arruinó la expectativa de muchos de esos que no quieren convertirse a la fuerza en detractores de la F-1.
De todas maneras, habrá que suscribir otra teoría, no la de Scalabroni. Van ocho carreras y recién ahora Schumacher es líder, a pesar de haber ganado la mitad de los Grands Prix; algo, definitivamente, ha cambiado. Además, los problemas que sufrió el finés Raikkonen (largó último, se le rompió una goma en carrera) favorecieron la escalada del alemán a la primera posición del campeonato, pero se viene el nuevo McLaren, persumiblemente más rápido que el actual, y eso permite renovar cierta esperanza, mantenida a lo largo de la temporada, de que la definición del título se prolongará (casi) hasta el final del torneo.
No está claro si el sistema bajo el cual se desarrolla el Mundial 2003, con la clasificación especial de una vuelta, se mantendrá el próximo año. Pero si Schumacher decide cumplir su renovado contrato con Ferrari hasta fines de 2006, lo mejor que puede hacer la FIA es asegurar que Montoya, Raikkonen y Alonso, los talentos que se vienen, estén bien distribuidos en las escuderías que más oposición le puedan ejercer a Ferrari. Los dos primeros ya están en el lugar indicado; le falta espacio al español, que sufre con los 100 HP menos del Renault.
Aún así, le bastó para emocionar en el final del GP canadiense, cuando apretó a los tres primeros de la carrera –los hermanos Schumacher y Montoya– en la misma pantalla de TV, para concluir uno de los cierres más excitantes de los últimos tiempos de la F-1. Lástima que los germanos sean tan unidos...

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arriba las derechas de michael y ralf, los germanos unidos en el exito en canada.
 
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