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Lunes, 15 de abril de 2002

VENCIO 1-0 A CHICAGO CON GOL DE BASTIA

Racing sigue jugando mal, sigue ganando, y sigue cerca de la punta

El último campeón siguió haciendo de las suyas. Al minuto se encontraba en ventaja, y todo lo que vino después, literalmente, estuvo de más. No pudo generar un juego interesante, pero se sirvió de la inoperancia de su rival para llegar sin problemas al final del partido, y mantenerse a seis unidades de River.

 Por Ariel Greco

Se repite la historia. Racing juega mal, pero gana. No convence, aunque se ilusiona. Es que si en el torneo pasado le alcanzó con la mezcla de garra, hambre, amor propio, algo de suerte y muy poquito fútbol para llevarse el título, ahora ese mismo cóctel lo sigue teniendo. La única diferencia es que ahora está a seis puntos atrás de River, mientras que en el Apertura a esta altura esa ventaja la llevaba el equipo de Reinaldo Merlo. Claro que el 1-0 ante Chicago con el gol de Adrián Bastía, su jugador símbolo para bien y para mal, le abre chances para pelear el título, sobre todo porque todavía debe jugar ante River y Boca.
Cuando Bastía recibió el pase de Estévez al minuto de juego y con un fuerte derechazo batió a Velázquez, nadie podía suponer lo que sucedió después. Es que los 89 minutos restantes, más los descuentos, estuvieron literalmente de más. Es que el resto fue tan desprolijo, tan descartable, tan poco vistoso, que lo único realmente destacable ocurrió en ese arranque impensado.
A todos les hubiese servido que en el momento del tanto de Bastía, Pezzotta hubiese pitado el final y todos para casa. Para los jugadores de Racing, ya que los tres puntos en la tabla se los hubiesen computado y una actuación así debe generar más dudas que certezas. Para sus hinchas, ya que se hubiesen ahorrado una tarde de sufrimiento. Es que, si bien Chicago no inquietaba, la hipótesis del empate siempre estaba latente. Y ante esa chance, el hincha de Racing sufre, casi que por naturaleza.
Para los futbolistas visitantes tampoco fue muy útil. En esa hora y media larga de ¿fútbol? demostraron toda su impotencia para generar situaciones de riesgo. Tuvieron mucho la pelota y exhibieron muy pocas ideas. Hasta para sus hinchas hubiese sido mejor que todo terminara allí. Se evitaban una ilusión sin razón. Total, ya habían colmado la tribuna visitante, habían amenazado con copar la Boca el miércoles y podían volver tempranito a su casa. Ni hablar de los imparciales: cualquier actividad –a que se le ocurra– era mejor que ver este Racing-Chicago.
Dentro del juego, a Racing le alcanzó con mantener el orden en el fondo, aunque ni siquiera defendió bien. Con Bastía y Arce le bastó para recuperar la pelota, pero por la desprolijidad de sus volantes la perdía casi con la misma facilidad. Arriba, Milito fue el que intentó algo distinto, pero siempre quedó aislado y nunca encontró un socio. Estévez se dedicó a pelear, Chatruc aumentó el vértigo en vez de poner pausa y de los volantes no se puede pedir demasiado. Ahí está Racing, con todas sus limitaciones, pero con toda su ilusión.

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Todo Racing celebra el gol de Bastia, al minuto de juego.
 
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