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Lunes, 2 de agosto de 2004

Los Juegos vuelven a la cuna

Atenas organiza por segunda vez en la Era Moderna los Juegos Olímpicos: la primera data de 1896, cuando el barón Pierre de Coubertin logró reeditar aquellas competencias de la antigua Grecia.

Los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna se realizaron a partir del 6 de abril de 1896, pero este año aquel hecho adquiere mayor significación porque la sede fue Atenas, el mismo escenario en el que a partir del miércoles 11 de agosto se desarrollarán los primeros del siglo XXI. Después de 4 años de dura lucha para poder concretar ese viejo anhelo, el barón Pierre de Coubertin logró cristalizar el proyecto que en 1892 había presentado nada menos que en el aula magna de la Universidad de la Sorbona.
La ciudad elegida para celebrar los Primeros Juegos de la Era Moderna fue Atenas y su realización se concretó merced al aporte de un millón de dracmas donados por el magnate griego Georges Averoff, cuyo acto fue inmortalizado con una estatua de mármol levantada en su homenaje sobre la entrada del estadio olímpico.
En el mismo escenario en el que Licurgo construyó su Estadio Olímpico cuatro siglos antes de Cristo y 1500 después de que el emperador Teodosio aboliera los Juegos de la Antigüedad por considerarlos “paganos”, se construyó el Panatenaico.
A pesar de que los Juegos no tuvieron una gran difusión en el mundo, sobre el final del siglo XIX los griegos se volcaron totalmente a ellos, aunque con más sentido de afirmación nacionalista que interés deportivo. En primera instancia se inscribieron 34 países, pero sólo fueron 13 los que finalmente tomaron parte de esta primera edición olímpica: Alemania, Austria, Australia, Bulgaria, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Suecia, Suiza y Grecia.
Del acontecimiento participaron un total de 311 atletas –de ellos, 197 griegos–, que compitieron en nueve disciplinas: atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, natación, tiro, halterofilia, lucha grecorromana y tenis.
La ceremonia inaugural fue encabezada por el rey Jorge I, quien asistió junto a toda la familia real. El acto contó con la asistencia de 70 mil espectadores, o sea el aforo completo del estadio, además de otros 10 mil que lo presenciaron desde las colinas lindantes. Sin embargo, pese a la mayoritaria participación de representantes de Grecia, en once de las 43 disciplinas se impusieron los de Estados Unidos.
Por su parte, Alemania cosechó siete medallas de plata (máximo galardón en aquella época, ya que el segundo recibía una medalla de cobre), Francia cinco, Gran Bretaña tres y Australia, Austria y Hungría dos. Suiza y Dinamarca ganaron solamente una y en el resto de las pruebas la victoria correspondió a deportistas griegos.
El estadounidense James Conolly pasó a la historia como el primer vencedor de una prueba en los Juegos de la Era Moderna al ganar la prueba inicial, el salto triple, con una marca de 13,71 metros. Conolly volvió a tener, gracias a su triunfo, los favores de la Universidad de Harvard, que en principio se había opuesto a que el entonces estudiante universitario acudiera a Atenas. Posteriormente llegó a ser Doctor Honoris Causa y con eso terminó su carrera y se transformó en un famoso periodista que ganó el premio Pulitzer.
El ciclista francés Masson fue el deportista más galardonado, con tres títulos: el de los mil metros sprint, el mejor tiempo en el recorrido en una vuelta y la carrera de los 10 kilómetros.
La primera victoria griega recién llegó en esgrima y tuvo que esperar hasta el segundo día de los Juegos, cuando Pyrgos venció al francés Perronet en florete, una alternativa que entusiasmó a los locales.
Finalmente, las delegaciones de Estados Unidos, Grecia y Alemania, en ese orden de posiciones, fueron los primeros ocupantes del cuadro general de medallas al final de la competencia.
Atenas pretendió organizar los Juegos del Centenario, en 1996, pero una fuerza poderosa, uno de los sponsors olímpicos, logró que la ciudad en la que tenía su cuartel general, Atlanta, en Estados Unidos, se llevara la sede. Ocho años después, 108 desde aquellos primeros Juegos de Coubertin, el Partenón vuelve a presidir el choque de los cinco anillos.

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