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Lunes, 4 de noviembre de 2002

Canasta de argentinos

Tras la primera semana de la edición 2002-2003 de la NBA, las realidades de los tres compatriotas que juegan en el mejor básquetbol del mundo, Emanuel Ginobili, Rubén Wolkowyski y Juan Sánchez, son bien diferentes.

 Por Ariel Greco

Ya pasó la primera semana de la NBA, y la actualidad de los tres argentinos de la competencia es bien diferente. Mientras que Emanuel Ginobili está teniendo un protagonismo superior al esperado en San Antonio Spurs, Rubén Wolkowyski es un miembro habitual del banco de suplentes de Boston Celtics y Juan Ignacio Sánchez mira desde la platea los partidos de Detroit Pistons, ya que se encuentra en la lista de lesionados. Tres realidades bien diferentes para los tres jugadores de la Selección Argentina.
La actuación de Emanuel Ginobili es, al menos, llamativa. Más allá de la confianza que se tiene y de la que depositaron en sus condiciones los responsables de San Antonio, la lógica indicaba que sus primeros pasos iban ser muy medidos, a la espera de que superara el atendible período de adaptación. Sistemas de juegos diferentes, otras reglas y el cambio de rol de primerísima figura a un papel secundario en el equipo eran los factores que se temían que más lo podían afectar. Sin embargo, el bahiense sorprendió con su rápida integración al equipo. Ya en el debut ante los Lakers, el entrenador Gregg Popovich le dio la responsabilidad de cerrar el partido como titular, con el agregado de que le encomendó marcar a Kobe Bryant durante cinco minutos. Y amparado por la lesión de Steve Smith, Ginobili integró el quinteto inicial en los dos siguientes partidos. Esta noche, ante Memphis Grizzlies, probablemente tenga su tercera oportunidad desde el arranque, sobre todo porque el base suplente Speedy Claxton sufrió una luxación en su hombro y no estará disponible.
Con tres partidos disputados, Ginobili lleva 24 minutos por noche y está octavo entre los debutantes que más han jugado. “Cada día nos sorprende con su madurez y con su conocimiento del juego”, lo elogió su entrenador. En esos tres encuentros, sus estadísticas no son para despreciar. Hasta ahora promedia 8,7 puntos; 2 rebotes; 1,3 asistencias y 2,7 robos por juego. Precisamente, en ese rubro mostró su faceta más destacada. El cachetazo desde atrás a Kobe Bryant que garantizó el triunfo en el debut fue una de las maniobras más comentadas de la primera jornada. Y en el primer partido como local ante Toronto levantó a todo el SBC Center cuando le robó la pelota a Voshon Lenard y la enterró con una espectacular volcada. Más allá de esas dos jugadas puntuales, las pelotas recuperadas por Ginobili le permiten figurar cuarto en toda la liga, compartiendo el puesto junto a Kobe Bryant y postergando por un robo a megaestrellas como Michael Jordan, Allen Iverson o el croata Toni Kukoc.
Para tener una medida precisa de la tarea que está cumpliendo el argentino, la comparación con los demás novatos marca un buen parámetro de su producción. Además de ser el cómodo líder en robos, Ginobili figura séptimo entre los máximos anotadores, decimotercero en asistencias y decimocuarto en rebotes. Junto con el brasileño Nené y el croata Gordan Giricek, el escolta de la Selección Argentina son los debutantes no estadounidenses de mayor impacto en esta primera semana. Mucho más que el chino Yao Ming, el número uno del último draft y principal candidato a novato del año, que todavía ni siquiera insinuó todo lo que prometía.
En cuanto al juego, Ginobili aún sufre el rígido sistema que plantea el técnico Popovich. Con Tim Duncan como primera opción de tiro, la misión del argentino es esperar abierto para cuando el pivote revierte la bola. Y en ese sentido, su efectividad en los tiros de tres puntos ha sido el aspecto más flojo de su rendimiento. Adaptarse a los 7,24 metros de la NBA parece ser su misión primordial de cara al futuro. Con dos aciertos sobre doce intentos, su porcentaje todavía no está a la altura de un escolta de jerarquía en la liga. En cambio, cuando buscó con penetraciones o tiros cortos, sus promedios son más que aceptables (9 de 17). Allí ya dejó claro que su capacidad atlética y su elegancia para definir cada acción encajan perfectamente en la filosofía que impera en la NBA. Muy diferente es el presente de Wolkowyski. Tras una pretemporada que pintaba alentadora, la primera semana de competencia ha sido decepcionante. De los tres partidos que disputó Boston, el pivote argentino apenas participó en el segundo, con sólo siete minutos en el campo. Para colmo, por ese ratito quedará en la historia negra de la franquicia más ganadora de la NBA. Es que la derrota 114-69 ante Portland se transformó en la más abultada de toda la trayectoria de los Celtics. En lo personal, sus números fueron intrascendentes: anotó dos puntos tras acertar un doble en dos intentos, y fallar un triple y dos tiros libres. Además tomó un rebote defensivo. Para colmo, su ingreso se produjo con el partido definido. En el siguiente partido, otra vez permaneció condenado al banco de suplentes, en la que fue la primera victoria de Boston en la temporada. En su segunda experiencia en la liga, la idea de Wolkowyski era poder ganarse minutos en cancha para afirmarse en la competencia. Por ahora, su objetivo está lejos de cumplirse.
Lo de Sánchez era más previsible. En un equipo que pinta para cumplir una gran temporada, particularmente con los perimetrales, las oportunidades para mostrarse no parecen demasiadas. Sin embargo, la constancia del base argentino lo lleva a no desesperarse y a seguir atentamente lo que le indica su entrenador Don Carlisle. Por lo pronto, los próximos dos partidos los volverá a ver vestido de civil desde la platea, a la espera de que la próxima semana lo quiten de la lista de lesionados.

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