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Lunes, 21 de agosto de 2006

FúTBOL › LA VENGANZA FUE TERRIBLE

Mostaza vio pasar el cadáver de Gallardo

 Por Juan José Panno

Fue en enero pasado cuando Reinaldo Carlos Merlo se tuvo que ir de River porque Marcelo Gallardo encabezó un movimiento interno para despojarlo de su cargo de entrenador, rematado con una conversación entre gallos y medianoche que ha quedado grabada en la historia del club de Núñez. Una síntesis salvaje de lo que hablaron en aquella ocasión es ésta:

–Los muchachos no están de acuerdo con la forma en que vos dirigís el equipo, lo mandás para atrás.

–¿Vos me hablás en nombre tuyo o del plantel?

–Yo te hablo en nombre mío, pero todos los muchachos piensan lo mismo.

Al otro día, Merlo presentó su renuncia indeclinable, hizo mutis por el foro y se sentó en la puerta de su casa a esperar el paso del cadáver de su enemigo. La paciencia le dio buenos resultados porque, siete meses después, el cortejo fúnebre pasó por Avellaneda, en el final del partido que Racing le ganó por 3 a 1 a River. Mientras los hinchas de Racing cantaban aquello de “que de la mano de paso a paso” y los de River emprendían la retirada envueltos en la frustración y la bronca, Gallardo se dirigía a los vestuarios expulsado por el árbitro Héctor Baldassi.

Todo le salió redondo a Merlo: la gente de Racing se puso de su lado desde el arranque; los hinchas de River no salieron a dar la cara por Gallardo; Racing jugó su mejor partido en mucho tiempo; River fue un fantasma; Gallardo se ahogó en la marca de Adrián Bastía y casi no pesó ofensivamente y encima sobre el final pegó una patada a destiempo y se ganó la segunda amarilla y la expulsión.

Y como si todo esto fuera poco, los hinchas de Racing despidieron al 10 de River con un cantito clásico que nombraba a los protagonistas de esta historia, uno en actitud activa y otro en actitud pasiva. Merlo, por su parte, tardó algunos minutos en irse de la cancha, disfrutando del afecto del público que se quedó celebrando locamente mientras esperaba la salida de los riverplatenses.

¿Qué hizo Merlo para merecer una tarde como ésta? El mérito principal es haberlo puesto a Sixto Peralta, cuyo nombre no figuraba en ningún adelanto, ni siquiera en la planilla que la gente de prensa de Racing dio diez minutos antes. Y Sixto Peralta la rompió. Mostaza también podría adjudicarse el mérito de haber enlazado a los creativos de River en una red de marca encabezada por Juan Manuel Torres y Bastía. Y, de última, puede argumentar que les pidió a sus dirigidos que jugaran este partido con actitud ganadora y que explotaran todas las oportunidades que se le presentaran en los contraataques.

Le salió una tarde redonda a Mostaza: ganó todo lo que había en juego y encima vio pasar los restos de Gallardo.

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Sava festeja su gol, el segundo de Racing, que lo convirtió en el final del primer tiempo.
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