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Lunes, 27 de octubre de 2008

FúTBOL › RACING SE AGRANDA EN LAS MáS DIFíCILES

Grande entre grandes

El equipo de Llop le bajó el copete a San Lorenzo, el líder del campeonato, jugando un primer tiempo excepcional. En este torneo está invicto contra los grandes. Y en la penúltima fecha enfrenta a Boca.

 Por Juan José Panno

En la tercera fecha, Racing empató con Independiente un partido que había merecido ganar claramente.

En la octava fecha, en el Monumental jugó mejor que River y mereció imponerse en un encuentro que terminó igualado en tres goles.

Ayer, por fin, el equipo del Chocho Llop se dio el gusto: le ganó a un grande.

Contra Independiente había tenido un montón de oportunidades en el primer tiempo, pero no pudo concretarlas y estuvo a punto del nocaut cuando Montenegro concretó uno de los pocos avances del rival. Penó hasta el final, hasta que Franco Sosa encontró el empate.

Contra River estuvo tres veces en ventaja y las tres veces le empataron. Se fue de la cancha satisfecho con la actuación, pero caliente por un empate que tenía gusto a poco.

Ayer hizo cartón lleno: jugó mejor, llegó muchas más veces que su rival y –lo que para sus hinchas es más importante– ganó. La tercera fue la vencida justamente contra el grande más pesado de este campeonato, un equipo que venía agrandado con sus seis victorias consecutivas que lo hacían aparecer como casi invencible.

Casi invencible, claro. Porque el Racing de los pibes que ensanchan el pecho contra los más poderosos, el Racing de los que se tiran de cabeza a los botines de los rivales (como Zuculini), los que piensan siempre (Moralez), los que aguantan fenómeno la pelota (Lugüercio) y los que dejan hasta la última gota (todos), convirtió a San Lorenzo en un equipo más de los de este torneo.

Al menos en las tres cuartas partes del desarrollo del encuentro Racing fue superior individual y colectivamente, y cuadruplicó a su adversario en situaciones de gol.

Pero, bueno, es Racing. Y parece que si no sufre, no vale. Cinco minutos después de la pitada final de Brazenas, el economista Carlos Melconian resumía a los gritos el sentimiento generalizado de los hinchas, mientras salía del Cilindro. “Parece mentira que hayamos tenido que sufrir tanto un partido que merecimos ganar cuatro a cero”, decía a los gritos el tipo mientras le encajaba un voleo a una botellita vacía de agua mineral.

Una de las explicaciones del padecimiento es que en Racing ataja un arquero voluntarioso y eléctrico que es capaz de jugarse la vida arrojándose a los pies de un rival que llega para fusilarlo, pero no da ninguna garantía. Contra River se había comido dos de los tres goles y ayer contribuyó a la emotividad del clásico cuando vio pasar un centro no muy peligroso de Aureliano Torres que se le metió en el arco después de rozar en Lucero. Y fue después de ese gol, recién entonces, que Racing se asustó un poco y permitió la levantada del rival mientras achicaba su potencial ofensivo.

Como contracara de Martínez Gullota, Agustín Orion las hizo casi todas bien (ninguna responsabilidad en el primer gol; el segundo fue de penal) y resultó el principal responsable de que la primera etapa no se cerrara con una goleada.

Racing se agranda con los grandes. Esta vez bajó a San Lorenzo y los de Boca se lo agradecen. Pero los boquenses no deberán olvidarse que el 30 de noviembre, en la penúltima fecha, tendrán que jugar en la Bombonera contra Racing, este que salió de la Promoción. Salió de las sombras y hoy saldrá en las tapas de todos los diarios.

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El festejo de Racing, después de vencer a San Lorenzo.
Imagen: Julio Martin Mancini
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