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Domingo, 26 de agosto de 2007

LIBRO CHICHE

Pequeños fuelles, de un pequeño editor

 Por Sergio Kiernan

Hay una modita preciosa de hacer libros pequeños y muy cuidados. En alguna que otra librería –modernas, juveniles, de las que tienen café y wi-fi– se apilan cerca de la caja ediciones de autor, álbumes de fotos antiguas, mínimos libros de arte y tomitos medio inclasificables pero siempre gráficos. Ultimamente también habrá una cajita-display con unos libros cuadrados, de unos doce centímetros de lado, para chicos y firmados por "pequeño editor".

La caja, inspirada en las de chocolate con maní, contienen la colección fuelle de la editorial lanzada en 2003, libros que se despliegan como un gran zigzag circular o se leen convencionalmente, y comparten una drástica brevedad de textos. Tump Tump, del artista e ilustrador Elenio Pico, es la reedición de una obra para niños muy pequeños, de los que reconocen más sonidos que palabras. Visualmente, esta historia tan simple usa un muy sofisticado recurso de fotos intervenidas gráficamente y letras muy claras para los primeros lectores.

La Fiesta de disfraces, de la artista y animadora Inés Trigub, es un relato lineal para niños algo mayores, con los animales que se disfrazan de otro animal para una fiesta. Al gusanito no se le ocurre qué hacer, hasta que las hormigas le ofrecen una solución. Los lectorcitos disfrutan de las confusiones –pajaritos vestidos de peces– y entienden la moraleja de la cooperación mutua.

En cambio, Chubasco de Pablo Cabrera se instala en un surrealismo de entrecasa de difícil pronóstico para el lector adulto. Lo que Cabrera parece saber es que los chicos rellenan sin parpadear los insterticios del surrealismo con contenidos propios, costumbre de los que tienen informaciones sólo parciales en un mundo que no termina todavía de tener mucho sentido. Por ejemplo, al pequeño grupo piloto con que Radar Libros probó este relato le pareció muy cuerdo que alguien enfrente una inundación total y se preocupe de no mojarse los zapatos. Es el tipo de cosas que ordenan las madres.

Lo que hay antes de que haya algo (una de terror) es un Liniers dark, instalado explícitamente en el terreno de los miedos nocturnos. Un niño enfrenta cada noche una rutina de monstruos que "bajan" cada vez que papi y mami dan las buenas noches. Algunos dan miedo, otros son nada más inquietantes y algunos son candidatos a amigo imaginario, según los expertos consultados. Pero cuando viene el monstruo en serio, Liniers se luce con un ente que da miedo. El final es todavía más inquietante: el niño hace lo que corresponde, huyendo hacia la cama de papá y mamá, donde le hacen lugar, pero el problema es que los monstruos también se aparecen por ese santuario.

Los cuatro volúmenes son un deleite de terminación, inteligentes y libres por completo de cualquier paternalismo hacia los chicos.

(Se puede consultar la página www.pequenoeditor.com)

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