libros

Domingo, 24 de febrero de 2008

TEATRO DE REVISTAS

Pensando se conoce gente

 Por Mariano Dorr

El Río sin Orillas
Nº 1 / Año 1 / Octubre 2007
300 páginas

La revista (a juzgar por la cantidad de páginas, la textura de la hoja, y el placer de su lectura) parece un libro, pero no lo es. ¿Por qué pensar que una revista sería menos que un libro, si –lo sabemos– numerosas revistas culturales en la Argentina demostraron que, muchas veces, una publicación periódica puede estar incluso por encima de muchos de los libros que aparecen regularmente? El Río sin Orillas es una revista que, por muchas razones, merece ser leída y discutida. Lejos de tratarse de un “conglomerado” de artículos con una temática más o menos común, buena parte de sus textos se entrecruzan, configurando una misma discusión –comunitaria– en torno de la esquiva noción de militancia: “¿Por qué el peronismo persiste aún como identidad política cuando las condiciones que lo hicieron posible, aquel país de los años ’40, ya no existe bajo ninguna de sus formas materiales? ¿Cuáles son las no siempre evidentes conexiones entre dicha identidad y los vectores invariantes de la Nación? Pero, además, ¿qué resuena todavía en Malvinas de una Argentina cuyas ruinas se avivan en el fuego tenue y cercano del bicentenario?”.

El mayor desafío de El Río... no consiste en “pensar la Argentina” sino más bien en un ejercicio de confrontación con el modo en que la Argentina es pensada y no ha sido pensada. El primer artículo (“Buenos Aires, la experiencia desquiciante”, a cargo de Mariana Santángelo y Gabriel D’Iorio, editor responsable de la publicación) funciona, de algún modo, como una justificación del nombre tomado de Saer. A partir de dos citas, una de Borges y otra de Martínez Estrada (“Una ciudad inestable y atroz reposa muda y quieta, dentro o debajo de las otras”), los autores, como buzos tácticos, habría que decir, se sumergen en la extrañeza de ese “cementerio húmedo” que es el Río de la Plata: “Es preciso interrogarse entonces por los efectos de este cementerio, ya que no se trata sólo de haberle dado la espalda al río: se han desconocido los rasgos mínimos de todo posible ethos al darles también la espalda a los cuerpos disueltos en la anchura física y metafísica del Río de la Plata”. ¿Qué relación existe entre las oscuras aguas del río y los focos incandescentes de Puerto Madero? Restaurantes, oficinas y hoteles lujosos son ahora el escenario de los negocios millonarios perpetrados por los ganadores del proyecto dictatorial que hizo de ese río un cementerio húmedo que no acaba nunca de secarse.

El Río sin Orillas (cuyo comité de redacción se compone de graduados y docentes de la carrera de Filosofía de la UBA) se anuncia como Revista de Filosofía, Cultura y Política; como obsequio, la publicación viene acompañada de cuatro reproducciones (“La necesidad de mapas”, de Andrés Waissman; “Gauchito Gil”, foto de Matías Farías; “Tramas”, xilografía de Inés Girola; y “Dársena”, fotomontaje digital, de Leticia Sahagun), valor agregado a la calidad de la revista. Sin ninguna duda, el plato fuerte son las extensas conversaciones con Alejandro Kaufman y Jorge Dotti (¡treinta páginas a doble columna!), sin desperdicio, una verdadera invitación al “pensamiento de los confines” y al “punto de vista” de dos intelectuales pocas veces entrevistados.

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