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Sábado, 6 de diciembre de 2008

Una generación

Este jueves malba.diseño inaugura Diseño en proceso, una muestra que hace hincapié en las instancias de proyección y producción en Hernán Fretto, Damián Mejías, Maximiliano Cifuni, Leandro Laurencena y Alejo Estebecorena.

 Por Luján Cambariere

Fue un diciembre del 2001, con el helicóptero de De la Rúa sobrevolando sus cabezas. Fretto y Mejías, que hoy exponen en el museo, egresaban de la universidad pública. A pesar del caos y temores de los primeros momentos, para la disciplina crisis fue oportunidad y un renacer de una actividad que había tenido su época de esplendor en los ’60 y ’70, vivió un quiebre en los ’80 y heridas casi de muerte en los ’90.

Siete años pasaron desde entonces, y este diciembre se ve sobrevolado por otra crisis, esta vez global, que asoma sobre otro escenario. Prueba de ello, esta segunda edición de la muestra de diseño del Malba, donde se dan cita tres ejemplos de diseño emparentados con la industria. Oportuno poder focalizar en este aspecto y sobre todo pensar en ello como un buen augurio. Porque si en el 2001 esta generación contaba con formación a su favor, hoy pueden sumarle experiencia en el campo profesional que permite capear el vendaval con bases más firmes. Así, la muestra Diseño en proceso que se inaugura este jueves reúne a cinco exponentes –Hernán Fretto y Damián Mejías (estudio Fretto-Mejías), Maximiliano Cifuni y Leandro Laurencena (Diseñaveral), y Alejo Estebecorena (HE y Estudio Rocamora)– con varios puntos en común.

Todos pertenecen a una generación que comenzó su actividad casi de manera simultánea a la crisis económica y social de 2001. Los cinco ejercen en forma paralela la actividad académica y profesional –dentro del contexto de la industria nacional con productos de algún modo al alcance de todos–. Los Fretto-Mejías presenta su silla Lámina –que forma parte del nuevo equipamiento de los locales de Burger King en Argentina y en Chile–, además de una serie de ollas que realizaron para Essen y una línea de grifería diseñada para la empresa Peirano.

Por su parte, Diseñaveral expone su línea de Jugables de madera y un maletín porta-notebook realizado en fibra de carbono para la empresa EXIT Composites. Por último, Alejo Estebecorena hace lo propio con las líneas de zapatos y medias de Hermanos Estebecorena (HE), empresa de indumentaria masculina que fundó junto con su hermano Javier, etiqueta consolidada del mercado local.

Similitudes y diferencias que la muestra apuesta a resaltar mediante un soporte físico especial. Una pieza que permite recorrer todas las instancias del proceso, desde su concepción y boceto, hasta su materialización en producto. Además de proponer un recorrido específico –por medio de elementos gráficos, prototipos, transparencias y videos–, poniendo de relieve las diferentes metodologías utilizadas por cada uno de los estudios. Pero antes de que pasen y vean, algo del detrás de escena a manos de Anabella Rondina (profesora adjunta a cargo de la cátedra de Diseño Industrial en la FADU y coordinadora del área Gestión de Diseño del CMD), curadora invitada de la muestra.

–¿Por qué esta selección?

–Tiene que ver con que detecto que hay un grupo que empezó a trabajar muy fuertemente en el 2001, que está llevando a cabo tareas en paralelo que tiene que ver con la actividad académica, tanto en docencia como en investigación, y en la actividad profesional, haciendo desarrollos propios y servicios de diseño para empresas. Y que ese trabajo es muy importante que se haga en paralelo porque mantiene actualizados los conocimientos de lo que pasa en el mercado y una actitud fresca en la actividad profesional. Y hasta ahora se daba distinto, porque era como que elegías una cosa o la otra. La academia estuvo como peleada con la realidad productiva y con hablar de la empresa, y esto está cambiando.

–¿Cuál es o era la dicotomía?

–En la universidad, en general, si uno trabaja con cuestiones que tienen que ver con el mercado o con la empresa, es como que estás condicionando lo que genera la universidad pública a parámetros privados. Y eso es condenado, cuando en realidad descuidás un montón de cuestiones que tienen que ver con la realidad productiva y así convertís al alumno en una persona que cuando sale no tiene idea de cómo se trabaja con una empresa, ni cómo se presupuesta un trabajo, ni cómo es el vocabulario que se utiliza.

–Y esta doble mirada...

–A mí me la dio principalmente el posgrado que hice en Gestión Estratégica de Diseño en el ’99. Aparte me di cuenta de cuál era el tipo de perfil profesional que yo tenía, que era el de vislumbrar todo el proceso. Y obviamente estando en el CMD, al ver las dos partes, lo que se da en el trabajo de articulación, uno ve dificultades que hay para que esa relación fluya mejor. Por otra parte, esta generación fue formada por quienes hicieron la actividad profesional en el país. Porque vale aclarar que para muchos el diseño industrial en la Argentina surgió después del 2001, y eso es un error garrafal. El diseño local tiene una tradición fuerte especialmente en las décadas del ’60 y el ’70, que obviamente después se diluyó por las políticas económicas, y que por suerte estos que toman la posta aprendieron de quienes tuvieron relación con la industria. Yo me formé con Hugo Kogan. Hay gente que lo hizo con Ricardo Blanco o Reinaldo Leiro. Entonces es como que no se perdió todo.

–Y de nuevo, ¿por qué son los que son?

–Primero porque tienen una mirada reflexiva del trabajo que hacen. Es cierto que no son los únicos que hacen este recorte. Me parece que los proyectos que hacen los hacen seriamente. Por eso no fueron convocados a traer producto y nada más. Desde marzo nos reunimos a reflexionar para ir profundizando estos temas: cómo ven ellos la actividad profesional, la académica, cómo es el proceso de diseño. La idea de la muestra es también y fundamentalmente la de exponer que el producto final es una parte, pero que en realidad hay toda una cosa que no se conoce en general que tiene que ver con cómo surge, cómo se detecta ese problema, cómo se le dan soluciones.

–¿Eso cómo se plasma en la muestra?

–La exposición está contenida en un gran soporte de durlock que trabajamos con Arturo (Grimaldi) de Malba, en un trabajo bien interdisciplinario, quien nos dio su visión desde la arquitectura. Todo lo que es el proceso de diseño está plasmado en las paredes exteriores y los productos están en el interior. La muestra no es retrospectiva. Es el ahora. En general a las muestras de diseño llegás a ver el producto y acá es al revés. Me pareció que en una disciplina joven está bueno contar cómo se hace. Queríamos salir de la tarima y Arturo propuso un envolvente que tiene más que ver con el objeto. La idea también era mostrar un campo amplio de trabajo, porque tenés desde un zapato a una grifería.

–El título de la exposición responde al hecho de que, según vos, en nuestro país el diseño se encuentra en proceso en más de un sentido y llamás a una reflexión, de que justamente por eso puede reinstalar o desaparecer...

–Y sí, porque ya pasó. Frente a las cosas que reflexionamos con todos, estos meses, es que el tema está instalado, está en los medios, pero de pronto podría desaparecer todo de nuevo. Y qué hacer frente a esta situación. Y además qué hacer para que la crisis global no barra de nuevo con lo hecho.

–Y más allá de los medios, ¿qué cosas tienen que cambiar para que el diseño se instale?

–Me parece que como generación que nos toca un poco retomar esta actividad hay que trabajar en una cosa de sensibilización de lo que es el diseño. Aunque no estés en un área de gobierno o en la universidad, como profesional te toca explicarle a la persona que te va a contratar de qué se trata la disciplina. Y cómo hacer para que el que te va a contratar vea eso de modo tangible. El diseño es algo muy abstracto. Intangible en algún punto, y alguien que compra algo necesita saber qué le van a dar.

–Vos, en lo personal, ¿por qué elegiste la profesión?

–Cuando yo empecé a cursar en realidad no se sabía mucho qué era porque era una carrera bastante nueva. Fue intuitivo. Y en los ‘90 hice lo que todos: stands, POP, que era el trabajo que había. Cuando terminó esa época, empecé con el posgrado de diseño estratégico (GED) y fue excelente. Una de las mejores elecciones de mi vida.

–¿Qué otras diferencias ves en estas nuevas generaciones?

–Tienen, a diferencia de cuando yo me recibí, la posibilidad de seguir formándose en estructuras que ya tienen experiencia, porque ahora hay más estudios de diseño. Además ahora tienen mucho más acceso a la información, que es algo fundamental a la hora de trabajar. Ahora podés ver por Internet en tiempo real lo que está pasando en China. Tienen acceso a un montón de imágenes a los 20 años que antes no teníamos.

–¿Y por dónde pasan hoy las posibilidades reales para ellos?

–Me parece que hay que mirar todas las tipologías industriales que hay en el país y trabajar en eso. Como está el fenómeno de la maquinaria agrícola, hay un montón de campos que no están explotados. Salud, el campo de la metalmecánica. Y sobre todo saber que el diseñador autoproductor está bien, pero hay otras posibilidades.

–¿Desde la universidad se propician estos nichos?

–Tratamos de abordar temas que sean problemas reales.

–¿Y desde el Estado?

–Yo pienso que también. Hace 6 años y medio que trabajo en el Estado, si creyera que es imposible ya me hubiera ido hace rato. Yo creo en lo que hago.

–Volviendo a la muestra, ¿qué tienen ellos para haber logrado relacionarse de ese modo con la industria?

–Primero saben hacer su trabajo. En algún punto, la formación en la universidad pública te da un contexto que es el que te vas a encontrar en la vida real, donde no es que te anotás y mágicamente el aula está donde esperabas. Ellos saben acompañar el proceso productivo.

–Y en este momento que se escucha la palabra crisis a cada paso...

–Una frase hecha, pero las crisis presentan oportunidades. Cuando fue la del 2001, yo tuve la oportunidad a través de una búsqueda de entrar en el CMD y se me abrió un mundo nuevo. La crisis es inevitable, va a llegar y hay que estar muy alerta para saber cómo se hace para sortear los obstáculos.

–¿Creés que estos ejemplos plantados en la industria ofician de un buen augurio?

–El diseño es industrial. Puede haber objetos de bajas series pero que tienen procesos industriales. Los que participan en la muestra tienen muy en cuenta eso: que el trabajo es en conjunto con la industria. Que el diseño es un trabajo interdisciplinario e interactivo.

* Del 12 de diciembre al 2 de febrero de 2009 en el Museo Malba.

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