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Sábado, 15 de agosto de 2009

Construir sustentable

 Por Matías Gigli

Integrar ideas de sustentabilidad y ecología con el duro sector de la arquitectura rentable no es una combinación fácil de conciliar. No es cuestión de realizar un edificio y pasarlo por el tamiz de un especialista en sustentabilidad. Wladimiro Acosta marcó un hito por un cuidadoso estudio de cuestiones ambientales y de la armonía del hombre con su entorno, y elaboró una investigación del asoleamiento con un pensamiento integral para la disciplina. Acosta volcó su búsqueda en viviendas y temas hospitalarios. Pero el trabajo del arquitecto de hoy vive una fuerte presión del mercado y los condicionantes económicos acortan la posibilidad de innovar en ese aspecto.

Por eso es meritoria la vocación del estudio de Horacio Sardin, Valeria del Puerto y Diego Colón, que no parecen amilanarse con el reto de pensar ideas vinculadas con lo ambiental desde un principio y transformar los conceptos verdes en algo genuino y no en maquillaje marketinero. La idea de integrar especies vegetales a las fachadas, formando una piel acústica y ambiental, es un intento válido y recurrente en sus departamentos.

El equipo de profesionales, que en muchas oportunidades también integra Roberto Frangella, apuesta al diálogo entre arquitectura y naturaleza, y reconoce el fuerte deterioro del medio ambiente y la necesidad de entender que la ciudad también genera un paisaje.

Es el caso de los ya construidos edificios del Condominio Plaza y del Hotel CasaCalma, asociados con Carlos Levit y Miguel Benseñor. Una suerte de continuidad de trama une los espacios semicubiertos de balcones y terrazas exteriores, estimulando a las enredaderas a elevarse hasta los niveles superiores de forma continua. No son ideas nuevas, pero sorprende que se las plantea desde el principio de la obra. Es el tipo de elemento que sólo se ve a veces en edificios luego de décadas y por la sensibilidad de algún vecino con dedo verde.

En emprendimientos de mayor magnitud, los semicubiertos, los decks y un tratamiento del agua muestran una voluntad de integrar lo construido con los paisajes a intervenir. El Centro artístico cultural de San Juan, proyecto ganado por concurso el año pasado, conforma un volumen bajo de interesante conexión con el lugar, donde pérgolas de vid se encargan de vincular las tiras de aulas y auditorios. El proyecto está siendo desarrollado y pasado de ideas a una documentación ejecutiva. Además se proyectaron hoteles para los dos extremos de nuestro país, Misiones y Santa Cruz, en los que tanto la movida topografía de los terrenos como la vocación de atomizar un gran edificio organizan proyectos de interés, evitando un impacto de magnitud en el paisaje.

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