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Sábado, 15 de febrero de 2003

CON NOMBRE PROPIO

Un mundo de cuero

Liz Santarelli lo tiene como material emblemático y descubrió usos insólitos, como en mantelería. Ya hizo hasta revestimientos de palieres, mesas gigantes y una curiosa serie de individuales donde cada marca es una historia.

 Por Luján Cambariere

Cuando todos sucumbían ante el aluvión de lo importado, Liz Santarelli –de profesión arquitecta y diseñadora de objetos por vocación– se dedicaba a inmiscuirse por las curtiembres del Gran Buenos Aires para ver qué nuevas formas le podía dar al cuero. Pero no como algo telúrico. Sus creaciones siempre pasaron y pasan por un exquisito empleo de este material en forma artesanal pero con una impronta totalmente moderna y vanguardista llevándolo a lugares donde nunca antes habían estado.
A pesar de los prejuicios (se puede rayar, mojar, raspar), Santarelli fue pionera en hacer manteles e individuales en cuero y hasta en recubrir paredes. Trabajos donde quedan en primer plano la calidad única de este material y, sobre todo, el exquisito diseño y estética de la autora.

Historia con cuero
Santarelli siempre se sintió atraída por los trabajos artesanales. De adolescente pintaba manteles, después pasó por la escultura, guiada por los maestros Enio Iommi y Jorge Gamarra. Aunque fue el nacimiento de su hija, hace once años, lo que despertó en ella la necesidad de trabajar con elementos perdurables que trascendieran en el tiempo.
“Así apareció el cuero, que no es otra cosa que la piel. Una textura cambiante, moldeable y muy sensual. Un material totalmente versátil y noble que te abre el juego a un sinfín de posibilidades. Multifacético, rinde al máximo en cualquier sitio donde se lo emplee”, explica.
Su primera obra fue un mantel realizado sobre la base de dos enormes retazos de cuero, unidos en el centro a la manera de un corsé. A éste siguieron famosos individuales que terminaron requeridos por decoradores de Buenos Aires y distintos encargos de gran magnitud como el diseño total de un palier. Luego hubo mesas gigantes, sillas, banquetas, pantallas, bibliotecas, bandejas, servilleteros y el revestimiento de paredes.
Para Liz es evidente que no hay límites en el empleo de su material emblemático. Ni en la utilización y combinación con otros materiales como el metal, el acero o la madera. Aunque tienda a volver al cuero.
“Hoy que estoy abordando otros proyectos y descubrimientos, el cuero juega un papel más de compañero”, revela. No es su soporte único, como hace tiempo, sino que oficia más como un viejo amigo que está allí cuando se lo necesita. De todos modos, su amor por él y pensamientos siguen inalterables.
“Al principio enloquecí buscando distintos sistemas de impermeabilización del cuero. Me preocupaba, sobre todo, por dar respuesta a esa necesidad de la gente, hasta que descubrí que en ello estaba justamente su magia. En cada rasguño o marca que va dejando de los momentos vividos. El paso del tiempo. Esa es la magia del cuero”, remata. n
Liz Santarelli: 4742-2970, 15-5329-6290.

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