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Sábado, 27 de diciembre de 2014

Nello Tarquini

En la construcción y sobre todo en la restauración de edificios, hay una frase común, la que habla de encargar, o usar, o reparar “un tarquini”. Es como un sinónimo de piedra París, el cemento durísimo que reviste casi todo el patrimonio arquitectónico argentino. Como otros sustantivos de raíz comercial, la rara palabra es en realidad un nombre, el de Nello Tarquini, un santafesino hijo de italianos que fundó a los 18 años una cementera. Molinos Tarquina, creada en 1943, sigue siendo una empresa familiar, con los cuatro hijos, la señora Herminia y cien empleados en San Martín, provincia de Buenos Aires. El fundador acaba de fallecer a los 89 años de edad, con la empresa ya con 71.

Como el comienzo de la firma fue en 1943, no extraña que su primer producto fuera un reemplazo de importados que no llegaban por la guerra, en este caso un azulejo tornasolado. Luego de pasar por la escuela de minería, abrió su primer molino en Mendoza, y de esa época le quedó la costumbre de viajar buscando vetas y minerales diversos. En los noventa trajo de Italia la técnica de la lupa de ampliación para reconocer la mezcla en revoques a restaurar, de modo de poder reproducir la fórmula en el laboratorio de San Martín y hacer revestimientos a medida.

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