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Sábado, 8 de enero de 2005

Casa de Amancio: vandalismo y fuego

 Por Matías Gigli

Es la casa moderna más famosa del país. La proyectó Amancio Williams, un arquitecto que construyó verdaderamente poco pero que proyectó mucho. Siempre cerca de proyectos utópicos y poco factibles, Williams cuenta en su haber con el proyecto de una gran cruz en el Río de la Plata y un mítico pabellón de exposiciones, que luego de finalizar la muestra en el predio de la Rural fue demolido. Tuvieron que pasar décadas hasta que nuevamente se levantara, a modo de monumento, como dos “paragüitas” en la rivera de Vicente López.
La casa que construyó para su padre en Mar del Plata, el músico Alberto Williams, sortea un arroyo con un arco de hormigón, simple y contundente. A pesar de ser un ejemplo de arquitectura moderna argentina como pocos, y de constituir un lugar de visita forzada para quienes quieren conocer nuestra arquitectura, hoy está en las peores condiciones imaginables: primero se la abandonó, después se la saqueó, ahora quedan los restos del incendio intencional del año pasado.
Para evaluar la situación estructural, como primer paso para elaborar un plan de restauración luego del siniestro, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, presidida por el arquitecto Alberto de Paula, encargó un trabajo al ingeniero Juan María Cardoni. Hoy, tres meses después del escrito en donde se enumeran las tareas indispensables que se requieren para comenzar un proyecto de restauro de la casa, no hubo ningún avance. Absoluto silencio. ¿Qué están esperando los funcionarios, que verdaderamente no haya otra cosa que hacer y deba ser demolida? ¿O que se siga usando como lugar de encuentro de vándalos y soporte para inscripciones en aerosol?
Cardoni en su informe detalla: “De la visita del 5 de septiembre se destacan los graves deterioros en toda la casa, mobiliarios, instalaciones, paneles vidriados, paneles de madera, paredes pintadas, graffitis, estructuras de hormigón martelinadas ahora pintadas y con inscripciones y dibujos difíciles de borrar, carpinterías de aberturas rotas o inutilizadas, puertas inexistentes o rotas, amoblamientos de baños y cocinas sustraídos, cañerías de todos las instalaciones y calefactores
robados, y el piano de cola muy deteriorado, cuasi irrecuperable”.
Para comenzar, Cardoni dice que “se debe verificar y en su caso restaurar la seguridad estructural de toda la casa, como paso previo e indispensable para restaurar todo el contexto arquitectónico destruido. Asegurada la estabilidad de la casa mediante ensayos, estudios, análisis, recálculos y consolidaciones, se podrá encarar el proyecto de restauro arquitectónico, para lo cual será tomado en cuenta en primer lugar el proyecto elaborado por la Universidad de Mar del Plata, para ser luego evaluado por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos”.
Pero el ingeniero Cardoni, asesor emérito de la comisión que encomendó el informe y profesor consulto de la UBA, fue más allá del estudio estructural solicitado. Es así que en el primer párrafo indica algo que cualquier persona con sentido común sugeriría: la urgente necesidad de vallado y la restitución de la vigilancia en la casa las 24 horas del día, tal cual reza el cartelito que todavía está colgado en el predio.
Como es habitual en nuestro país, tanto las instituciones relacionadas con la preservación y documentación de la arquitectura moderna como el Do.Co.Mo.Mo. y los medios especializados, cubren el caso y están más atentos a la casa que los funcionarios.

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