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Sábado, 27 de mayo de 2006

CON NOMBRE PROPIO › CON NOMBRE PROPIO

Oda al azulejo

Analía Segal es una diseñadora gráfica y artista rosarina que incursiona en el mundo de los objetos. Radicada en Nueva York, sorprende con su línea de escultóricos azulejos. Talento de exportación.

 Por Luján Cambariere

Si bien estudió diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires, Analía Segal siempre transitó el terreno de la multidisciplina y hoy se define como artista. Experimentó con distintos materiales en diversos talleres en la Argentina y en Florencia, Italia. En 1996 expuso una muestra en el Consulado argentino en Nueva York y en 1999 decide radicarse allá. De esto hace siete años y una carrera ascendente con piezas reconocidas mundialmente. El año pasado, sus originales azulejos –los Blobbs– ganaron el concurso 100% Tiles organizado por Designboom y el premio revestimientos de la feria inglesa 100% Design y hoy dan el presente en el museo Sculpture Center de Nueva York.

Utilitarios de artista

“Desde el inicio de mi carrera decidí explorar con mi trabajo el límite borroso que existe entre el arte, el diseño y la arquitectura. En la búsqueda de un lenguaje personal he incorporado a mi metodología de trabajo la conciencia de escala y desarrollo de proyecto de la arquitectura, el contacto con la producción industrial del diseño y la posibilidad de transmitir ideas o generar preguntas del arte. Particularmente considero mi trabajo como ‘instalaciones’, ya que me permite tejer una red que contiene al mismo tiempo al objeto, al contexto y al observador. Genero cada obra como respuesta al espacio arquitectónico en el que va a ser instalada. Me interesa ver cómo se mueve el cuerpo en este ‘paisaje’ en el encuentro lo que yo llamo accidentes arquitectónicos (puertas, ventanas, columnas, enchufes) y que el observador descubra estas ‘erupciones’ en el recorrido. La distancia con Buenos Aires junto a la escasa disponibilidad de espacio en Manhattan fueron el catalizador para reflexionar sobre el significado de ‘hogar’ y el proceso de ‘habitar un lugar’”, detalla Segal.

Así, durante los primeros años allá hizo una serie de instalaciones aplicando piezas de yeso directamente a la pared y en el 2001 la invitaron a presentar una propuesta para un mural en una estación de subterráneos. Le interesó trabajar con azulejos por ser elementos utilizados tanto en espacios públicos como privados a lo largo de la historia de la humanidad y por distintas culturas tanto de forma artesanal como industrial. “Al manipular las superficies y alterar la morfología y naturaleza de materiales industriales como los azulejos (tan comúnmente utilizados que pasan inadvertidos en la vida cotidiana) queda al descubierto un espacio al que generalmente no tenemos acceso. Esta cualidad carnal que adquieren revela su vulnerabilidad e intensifica el contraste entre la transitoriedad del cuerpo y la permanencia de la arquitectura. Al recorrer la pared, aparecen y desaparecen agujeros, pliegues y fragmentos corporales como testimonio de la constante mutación de las superficies. En estos nuevos paisajes que se generan, naturales o imaginarios, el deseo se cruza en el camino de la mirada”, señala. Y continúa: “Trasladé el concepto que usaba sobre las paredes a los azulejos generando una serie de piezas como módulos que se alternan con azulejos lisos en una composición única de acuerdo con el lugar en el que son exhibidos. Inicialmente hice una serie de instalaciones en Nueva York (Bronx Museum, White Columns) ydespués generé mi proyecto W.C. (Water Closet/White Cube), una intervención en el baño de una institución de arte”. Las piezas de cerámica las fabrica en Guadalajara, México, en la fábrica de un coleccionista de arte contemporáneo. ¿El nombre? “Decidí llamarlos ‘Blobbs’, que en inglés significa una gota de sentido o material ya que entiendo que las ‘deformaciones’ que aparecen en los azulejos no son elementos decorativos o funcionales sino anormalidades que interrumpen la armonía de la grilla generada en la composición de los azulejos que nos estimulan a reflexionar sobre lo que sucede con el concepto de casa como refugio. Cada diseño surge como seductoras erupciones que tienen connotaciones del cuerpo, por eso llevan el nombre de una persona: Max, Zoe, Lulu, Sarah”, remata

www.analiasegal.com

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