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Jueves, 12 de agosto de 2004

RETROSPECTIVA DE RON MANN, CON EL SABOR DE LO PROHIBIDO

Señales de humo

Mañana comienza una muestra de películas del director canadiense que incluye, como símbolo, la proyección de Grass. Un documental que permite entender cómo es que está prohibido aquello que no debería estarlo. O al menos aquello que no debería ser considerado un delito ni una potencial amenaza social.

 Por Martín Pérez

”¡Ojalá que se pudran en el infierno!” Eso fue lo que le respondió la gente de Herb Albert a la consulta de la producción de Ron Mann para incluir un viejo tema de sus Tijuana Brass dentro de la banda de sonido de Grass, un documental que pone en evidencia todas las mentiras oficiales alrededor de la prohibición de la marihuana, y que es prácticamente el centro de una completa retrospectiva de la filmografía de este historiador contracultural canadiense que comienza mañana en la sala Leopoldo Lugones del Teatro Municipal General San Martín. “Canciones como las de Herb Albert y sus Tijuana Brass son artefactos históricos que funcionan como testimonios para entender nuestra historia, y si no están disponibles resulta demasiado fácil controlarla”, explicó Mann cuando visitó Buenos Aires en el último Festival de Cine Independiente, en el que presentó Go Further, su último film, también incluido en el ciclo. “Aunque es un tema que en un principio parece casi de otro tiempo, aún existe un tabú sobre la marihuana. Y aunque hay más de 60 millones de fumadores en los Estados Unidos, la gente se guarda en el ropero porque según la ley sos un criminal. Por eso es que a mucha gente, como Herb Albert, no le gusta mucho la idea de estar asociados con esta clase de películas.”
Divertida, dinámica y realmente contundente, Grass es un trabajo fascinante, casi un collage de propagandas anti-marihuana, que al ser reunidas funcionan justamente en el sentido inverso. “Esta es una película que fue construida como un rompecabezas, y su forma iba cambiando constantemente, porque todo el tiempo encontrábamos material nuevo. Pero, también, todo el tiempo había cosas que se caían porque no habíamos conseguido los derechos”, explica Mann, que confiesa que la principal influencia de estilo fue la de la revista Mad: “Un humor que te hace pensar y que siempre me gustó”. A pesar de haber realizado toda clase de entrevistas tradicionales sobre el tema, Mann decidió dejar ese material afuera del montaje final. Una de esas maravillas es una propaganda anti-marihuana protagonizada por Sonny Bono, legendario productor de los años ‘60, marido de Cher... ¡que parece haberla filmado totalmente de porro! “¿Lo notaron? ¡Qué bueno! Nunca sé lo que realmente se llega a comprender cuando ven la película en otros países.”
Además de las publicidades televisivas anti-marihuana, de los clips de películas demonizando su consumo y del abundante material periodístico que testimonia, entre otras cosas, que el soldado raso sólo podía soportar una guerra como la de Vietnam totalmente de la cabeza, Grass es una película con dos protagonistas excluyentes, y a la vez secundarios. Uno de ellos es Woody Harrelson, la voz en off que narra la historia, que se sumó al equipo sin pedir nada a cambio: “Así como hubo mucha gente que no quiso aparecer involucrada ni siquiera tangencialmente en este proyecto, hubo otros que se sumaron sin dudarlo, como Woody”. “Esta película revela la verdad de la guerra contra la marihuana, que es la auténtica primera víctima de la guerra contra las drogas, y muestra su significado histórico. Estoy extremadamente orgulloso de haber participado de ella”, escribió el propio Woody en el librillo que acompaña la banda de sonido. El otro protagonista de la película es el oscuro Harry Aslinger, el primer zar anti-droga de los Estados Unidos. “Empecé a pensar que una película de esta clase era posible cuando comencé a preguntarle a la gente si conocía a Aslinger, y todos me decían que no”, cuenta Mann. “Todos conocían a J. Edgar Hoover, pero no a su asistente, el primer responsable de demonizar la marihuana. Así que comencé a investigar su figura, y me fascinó. Mis películas suelen ser sobre historias escondidas, sobre el reconocimiento de visionarios olvidados. Y si esta película sigue ese patrón, ese personaje olvidado sería Harry Aslinger.”
Un recorrido por la filmografía del canadiense Ron Mann revela una larga serie de rescates de géneros de la contracultura, entre los que se puedemencionar el free jazz, el twist o las historietas. Pero el propio director reconoce que Grass fue la película que le cambió la vida. “Es una declaración personal que con el tiempo se fue transformando en un clásico de culto. Y no sólo entre los fumadores de marihuana.” De hecho, la organización del ciclo del Teatro San Martín acompaña en realidad el lanzamiento local de Grass en DVD, realizado por la revista La Mano, que Mann permitió que editasen sin exigir ningún pago previo. “Lo hice por la causa”, asegura. Y enseguida aclara de lo que habla: “No se trata de hacer que la gente fume marihuana sino que deje de ir presa por hacerlo”.

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