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Jueves, 14 de octubre de 2004

CARCA, DE REGRESO

Con dos dedos de frente

El larguísimo rocker volvió de Barcelona por circunstancias familiares, pero ahora está entusiasmado con lo que vio y vibró. Habla de un “contexto artístico dinámico y encantador” como una buena razón para quedarse. Tan buena como poder mostrar, por fin, las canciones de su disco Divino.

POR CRISTIAN VITALE
lDe tanto gesticular con su larga mano izquierda, Carca roza el borde de la taza, la vuelca y tira el té con limón. Parte cae en su otra mano y el resto se desparrama sobre la mesa del bar. “No sé qué me pasó, joder. Debe ser el agotamiento. Desde que llegué, no paré un minuto.” Ocurre que luego de vivir dos años y medio en Barcelona, el espigado rocker regresó al país obligado por la muerte de su padre, pero además, mientras pensaba en volverse enseguida, se quedó. “La Argentina se ve muy mal desde España y la verdad es que salí con la idea de regresar pronto... Pero, guau, cuando llegué, me encontré con un contexto artístico dinámico y encantador, totalmente inverso al que provocó mi huida. A los dos días ya estaba con los Babasónicos recorriendo lugares sin parar. Las injusticias son parecidas, pero hoy al menos existe la posibilidad de embellecer con arte esas penosas circunstancias. Cualquier artista con dos dedos de frente se queda acá”, le dice al No, mientras limpia el pequeño chiquero con una servilleta. Y realmente parece cansado.
En Barcelona, este experimentado provocador del under porteño atravesó una serie de experiencias renovadoras. Primero vivió con su ahora ex pareja en una casa enclavada en medio de un bosque y después se mudó a un barrio de inmigrantes árabes. También curtió zapadas con Meg White, cruces con Sean Paul y Sonic Youth, actuaciones en festivales (homenaje a Marc Bolan, Primavera Sound) y un trabajo con buen rédito económico como DJ. “Digamos que empecé de cero y me fue bien. Toqué en salas chicas de Valencia, Madrid, Berlín y París, me conecté con la revista Cáñamo, estuve en la feria internacional del cannabis y laburé de DJ.”
–¿Ganaste bien pinchando discos? –Allá ganás más plata pinchando discos que tocando... Es una ciudad sin rock en la que la cultura pasa por otro lado o no pasa. El rock no tiene lugar, la revolución no tiene lugar y el fascismo es moneda corriente. Los españoles se llevan mejor con la cultura sintética de los DJs que con la psicodelia mental del rock... Pasaron del franquismo a una frivolidad total, en la que la única seducción pasa por tomar éxtasis en una disco.
–¿Por qué te fuiste de
Buenos Aires?
–Quería estar en cualquier lado menos acá. Estábamos todos muy mal: Babasónicos no había pegado el salto, estaban estancados, y un montón de bandas vivían un momento similar. Esto era un lío y el momento cultural no conducía a ningún lugar. Elegí Barcelona porque es una ciudad con playa y el plan era de relax.
Al momento de partir, Carca sólo había podido tocar una vez en seis meses (como soporte de los Ratones Paranoicos) y no tenía fecha ni posibilidades para editar un material con el cual había estado trabajando durante 8 meses. Divino –con Andrés Calamaro y Juanse como invitados– finalmente se editó cuando él ya no estaba aquí y ni siquiera tuvo tiempo de presentarlo. El disco pasó casi desapercibido y se transformó en otra de las razones que motivan las dudas de Carca acerca de si regresar o no a Barcelona. “Lo estamos maquillando nuevamente. Como es un trabajo bastante anacrónico, no le hace mal este atraso. Yo creo que es un disco subjetivo. Está trabajado desde un lugar hermético en cuando a las baterías y los ritmos, es electro-rock con las típicas baladas de siempre y con orquestaciones entre cursis y grasas. Resumiría definiéndolo como un homenaje a un sinfín de influencias mezcladas: ZZ Top, Riff y Hendrix. Creo que es el mejor de mi carrera por su sentido de la síntesis”, alardea.
–¿Te sorprendió la conversión de Babasónicos en una banda grande?
–Aunque tardío, me parece cósmicamente justo. Pero cuando las cosas llegan de una manera tardía, tienen una sabiduría implícita que nosotros no llegamos a comprender. Festejo el éxito de Babasónicos, ellos son de las pocas personas a los que brindo mi amor.
–Entonces, ¿la masividad debe
ser una meta “obligatoria”?
–En tanto sinónimo de reconocimiento y comprensión, sí. La masividad es la aprobación a tu gesto por parte de un montón de personas que todos buscamos. Que sean criticables los gestos de cada artista por llegar a un público masivo es otra cosa. Para mí, el éxito es el respeto y la admiración de artistas que yo admiro.
–¿Entonces?
–Busco mi éxito personal y ya lo tengo. A partir de eso, que pase lo que tenga que pasar. Jamás hice nada perverso para convencer comercialmente.
Carca se resiste a nombrar a su nueva formación. Dice que es una sorpresa y que prefiere que la gente se entere viéndolo en vivo. Se trata de un trío con el mismo baterista de antes más el agregado de la primera solista surgida del “nuevo rock argentino”, iniciado por Los Brujos a principios de los ‘90: Carola Boni.
–¿Qué cambió en tu vida
en los últimos años?
–Mi conducta con las drogas. Cuando éramos más jóvenes pensábamos que era cuestión de estar todo el día drogados; cuando crecés, al contrario, pensás en asimilar las experiencias y usarlas en los momentos adecuados. Estamos en el camino de ser mejores personas y mejores artistas, por lo menos más dignos.

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Carca presenta Divino mañana viernes a las 23 en La Trastienda, Balcarce 460.
 
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