Jueves, 12 de enero de 2006 | Hoy
TRAVESTI Y “LAS TINIEBLAS DEL ROMANCE”
“Tan hermoso como un labio partido”, dice Floxon de su disco, que puede llegar a extremos como los 16 minutos de tormenta sónica de I Love Rolling Stones.
Por Santiago Rial Ungaro
Mientras la industrialización del olvido sigue haciendo estragos, el último disco de Travesti arranca con una oscura e inolvidable canción... de amor: Las tinieblas del romance (tema que le da nombre al disco) logra envolver inmediatamente al oyente en una emoción arrebatadora. Escuchando Poder florecer, segundo tema del disco, se podría pensar que el dúo integrado por Floxon (voz, guitarra y visiones, y el Gauchito, ausente en la nota, encargado de los teclados y las programaciones) ha atravesado su propio apocalipsis personal y que tras su pasado ruidista e industrial ha llegado a la tierra prometida del amor y las bellas melodías, pero... Por suerte las cosas no son tan simples en el universo de Travesti, y ahí están los 16 minutos de ruido blanco (y negro) de I Love Rolling Stones para confirmarlo. Si los Travesti siempre se distinguieron por sus excentricidades, Floxon –que no trabaja y que para lo único que estudió es para ser cantinero– tuvo mucho que ver con eso: “Esa fue una época pilas”, dice de cuando estudiaba para ser catador de vinos. “Me acuerdo de que en esa época vivía en Palermo. Y era la excusa perfecta para ir a la mañana a ‘catar’”.
Mientras el mediodía es testigo de cómo el vino tinto se vuelve blanco, Floxon cita a Lou Reed citando a Raymond Chandler para enunciar su particular estética: “El disco es ‘tan hermoso como un labio partido’”, dice, y pasa a comentar algunos de los últimos episodios de violencia callejera que le tocó sufrir últimamente. Entre todas, la más importante, la más dolorosa y hermosa es el amor. “El disco es un regalo eterno que le estoy dando a una persona, más allá de que ahora con esa persona hoy no nos podamos ver sin hacernos daño. Cuando la conocí a Leti era todo tan grande y tan lindo que no lo podía dejar pasar. Igual sé que estar enamorado es algo egoísta”, aclara. Y si hay algo SM en las declaraciones de Floxon, también hay una pasión romántica, una desmesura que, por suerte, nos hace sentir vivos. Si los Travesti tienen estética rocker, actitud punk y arsenal electrónico de baja calidad, el disco está editado por Trans Tornado, un nuevo sello especializado en heavy metal. Conscientes quizá de que todo estalló en mil pedazos, el dúo arma sus temas con retazos de músicas, ruidos, visiones y la pequeña ayudita técnica de amigos/admiradores de la banda como Estupendo, Emisor y Uno x Uno. Y si al cóctel se le agregan unos cuantos litros de alcohol puro, es lógico que Floxon escriba sobre su aliento a metal. “Como dijo Ricardo Iorio: ‘A mí me sangra el orto cuando veo a Miranda! en la tele. ¿Para eso luchamos tantos años por el metal?’. Nuestro sello es de heavy metal, sí, pero no nos apoya un carajo. Prefieren apoyar a grupos de nü metal antes que a Travesti.”
Más allá de la referencia del nombre, los músicos no son travestis, aunque quizá pretendan mutar en seres andróginos, post-apocalípticos. Para definir su desarrollo musical, Floxon habla de una adolescencia marcada por una “punkitud individualista” (fue expulsado de una banda punk ramonera llamada justamente Expulsados) y de la música que escuchaba en la radio, como los Enanitos Verdes. “En cierta forma soy producto del Estado. A mí el orgullo gay no me representa como ser humano. Los verdaderos homosexuales son guerreros, no son putos. Si no, pensá en las amazonas o en los ‘asesinos’ (secta de fanáticos islámicos del siglo XI). Creo que las personas se enamoran de las personas. Y si suena ingenuo, quizás es porque en el fondo estoy chapado a la antigua: yo estoy a favor del matrimonio. Igual sé que soy moderno: no fumo.” Comparado con el sonido hiriente e industrial de Axito, su disco anterior, Las tinieblas del romance (que comienza con una cita a Shotting of the Moon de Kevin Ayers) muestra al dúo animándose a buscar (y encontrar) la perfección de una melodía: “Las tinieblas... fue el primer tema que compusimos y el primero que tocamos en vivo. Pero cuando hicimos las sesiones en lo de los Estupendo, grabamos todos los temas y era el único tema que no funcionaba. Hicimos once versiones y, como nunca salía, lo terminamos grabando en lo de Carlos Alonso, que es como un gaucho. Enseguida me ofreció grabar. Igual no me la hizo fácil: me trató como a un tipo del rock, me hacía levantar a las 7 de la mañana para irme a San Miguel a hacer las sesiones”. El disco fue producido partiendo de una lista de textos escritos por Floxon. “Más que un libro de poesía es como un soundtrack. Creo que si Adrián Suar lo agarra puede hacer una buena telenovela.”
Claro que cuesta imaginar al Chueco escuchando I Love Rolling Stones, una catarata de ruido que homenajea a Metal Machine Music, el disco más extremo de Lou Reed. “I Love Rolling Stones son 16 minutos de borrachera y un homenaje a Brian Jones”, dice Floxon, y la verdad es que las imágenes de este tórrido romance travestido son conmovedoras; ahí aparecen, entre las tinieblas, una chica que es como una paloma naranja, un chico borracho y elegante que le ofrece a su amada lavarle los pies con el vino de su orgullo, un arcoiris goteante y huesos fluorescentes... Y en este delirio místico, el apocalipsis como telón de fondo: “En el disco hay rechinar de dientes, como los que se describe en la Biblia. Yo estoy hablando del éxtasis de la concentración, no de las drogas. Creo que encontré cierta belleza del arrepentimiento. En el 2006 me decidí a ser un hombre de acero, porque la verdad es que en el 2005 sufrí mucho. Me parece que estuve pagando karma. A mí un disco como New Sensations de Lou Reed me hace querer ser mejor persona”.
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