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Jueves, 30 de noviembre de 2006

CADENA PERPETUA ROMPE LOS LAZOS CON EL UNDER

“Es imposible conformar a todo el mundo”

¿Hasta dónde se puede llegar siendo punk? ¿Cuál es el límite para que este género contracultural se convierta en otra cosa? En esta nueva etapa, Cadena Perpetua presenta Demasiada intimidad, donde reconsideran su sonido ramonero, la actitud alla Sex Pistols y muestran una nueva vuelta de tuerca. ¿Aprieta?

 Por MARIO YANNOULAS

Sacar la cabeza del under. Ser o no ser. Más o menos así se plantea la situación de Cadena Perpetua, aunque ésta parezca una lucha tan ajena a los miembros de la banda como crucialmente visceral para cientos de seguidores. Muchos los acusan de “venderse”. Desde la plena adolescencia —-allá por 1995, cuando editaban su primer disco sólo en casete y para buceadores de lo menos célebre del punk local— hasta la insistente rotación de dos videos en los principales canales de música, incluido, claro, MTV y todo lo que eso representa. Esta escena, acoplada en un discurso combativo, hostil hacia la Iglesia y las instituciones en general, hacia la mala información y las presiones del sistema, siempre señalado como opresor. Sonido ramonero, piezas de punk melódico, actitud sexpistoliana sobre las tablas y letras con la impronta de Los Violadores. Y el NO conversa con los tres hombres para confirmarlo, o ponerlo en duda. Por lo pronto, la única certeza es que acaban de sacar un disco (Demasiada intimidad), que cumplen 16 años en actividad y que lo festejan este fin de semana en El Teatro. Vienen desde Neuquén, viajaron toda la noche, están cansados. Y la rueda de prensa recién empieza.

—Cumplen dieciséis años como grupo. ¿En qué cambiaron desde el comienzo?

Hernán Valente (guitarra y voz): —Podemos encontrar las palabras precisas para decir lo que queremos, y hace cuatro años que todos dejamos los trabajos que teníamos para dedicarnos exclusivamente a esto, por ejemplo.

—¿Qué hacían antes?

Hernán: —El Chino (batería) repartía pizzas, yo trabajaba en una sala mía con un estudio para bandas chicas y Edu hacía algunos fletes, trabajaba en el Salón Pueyrredón.

Chino: —Ahora tenemos más tiempo para viajar.

—¿Cómo se da la relación con la gente en el interior? Acá son más conocidos por la historia que cosechan desde el under, y la movida punk es fuerte.

Chino: —Sí, es cierto. Pero siempre hubo una proporcionalidad; si acá en Capital metíamos mil quinientas personas, allá quinientas, y así.

Eduardo Graziadei (bajo): —La gente ya nos conoce, y cada vez vienen más. Es importante y muy bueno el trabajo de la productora, porque antes si en Jujuy había un disco nuestro, valía cuarenta pesos. No hay una estructura independiente que te permita hacer una buena distribución. Por eso decidimos trabajar con Pop Art, que llega bien a todo el país, y por eso el público se amplía.

—Algunos seguidores se sintieron un poco decepcionados cuando vieron sus videos rotando en MTV, sobre todo por las cosas que expresan en las letras. Dicen: “Perdimos a Cadena”. ¿Lo ven así? ¿Les afecta?

Eduardo: —Es bueno que hagas la pregunta. Yo creo que venderse no pasa por salir en un canal, hacer un video o llevar más gente, sino por seguir haciendo lo que uno siente sin joder a nadie. Eso es punk, y es lo que hacemos, pero es imposible conformar a todo el mundo.

Hernán: —Además, hoy los videos son muy importantes para dar a conocer tu música.

Chino: —Antes hacías un disco y chau, pero ahora se sumó lo visual, y también es una buena forma de que nuestra música llegue a todos lados, incluso a otros países.

Eduardo: —De hecho estuvimos en Perú, Venezuela, Colombia. Y la idea es llegar a México también.

Chino: —Igualmente no nos sentimos cómodos haciendo los videos, no es algo que nos guste demasiado. Vamos y tocamos. Tal vez otras bandas presionan para ver cuándo graban el video, y está bien también. Nosotros nos hacemos los boludos hasta el final (risas).

Eduardo: —No somos muy amigos de todo eso, no nos gusta todo el montaje de escena, el playback, el maquillaje. Pero, así y todo, es mejor que una oficina, y tenemos la conciencia tranquila con nuestras canciones.

Chino: —Además, el disco estaba compuesto casi completo sin saber por cuál compañía iba a salir, ni la compañía supo qué habíamos grabado hasta que les llegó el disco en un celofán. Hay gente que espera que toques toda la vida para doscientas personas y, en realidad, de esos que hablan, la mayoría no iba en esa época. Los que iban ya están grandes, tienen hijos y no van más a recitales.

Hernán: —Hay que festejar que salgan temas de este género en los medios, que desplacen a otros que ya tienen demasiado espacio. Debemos valorar eso, que el rock tenga lugar. Ahora hay bocha de bandas de rock barrial, éste es un país rocanrolero, y está perfecto, cada uno elige.

Eduardo: —En una época se escuchaba mucha cumbia también, y para mí está bueno que la gente se está volcando más al rock en general. El rock barrial ocupa el 90 por ciento del espacio, y nosotros con el 10 nos arreglamos. Está todo bien con todos, somos músicos, no hay tantas diferencias entre nosotros.

—¿Creen que el público también cambió?

Eduardo: —No sabemos bien por qué, pero sí. Ahora vienen muchos chicos a vernos, el clima es otro. Antes, ir a un recital de punk era jodido.

Hernán: —Una vez, en un recital de Beso Negro, Edu y yo terminamos atrás de una barra porque se estaban matando todos (risas).

Eduardo: —Lo que pasa es que en esa época era como la ebullición después del Proceso, y las cosas no estaban bien claras. Eran muchas tribus y estaba todo mal entre ellas. Ahora la gente quiere escuchar música, no importa tanto de qué género sea.

—¿Por qué hacen punk?

Eduardo: —Nos gustaba escuchar punk, era lo que nos salía y nos gustaba escuchar. Creo que es la forma más directa de llegar a la gente, es un estilo fácil, de tres tonos.

Chino: —Antes, ahora no tanto. Ahora me parece que ese lugar lo ocupa el rocanrol.

—¿El punk se complicó?

Chino: —Pasa que el mismo género se desarrolló. Vos escuchabas los primeros discos de los Ramones y tocar como esos tipos no era difícil, a pesar de la potencia que tenían. Ahora, un pibe de dieciséis años quiere tocar un tema como el batero de Blink 182 y le cuesta mucho. Igualmente, cuando digo rocanrol, me refiero al rock barrial. Las bandas de afuera tampoco hacen las cosas tan fáciles, bandas como The Strokes, Jet, o Arctic Monkeys.

—También están los White Stripes...

Chino: —Sí, pero es muy difícil armar algo tan potente desde ese minimalismo. Hay que saber meter el golpe justo, el grito en el lugar indicado. Eso también es complejo.

Eduardo: —A su manera, el punk de acá también pasó por esa época, a principios de los ‘90.

Hernán: —Claro, cuanto peor o más sucio sonabas, mejor. Por eso algunas bandas que en esa época estuvieron a la par o arriba nuestro desaparecieron o perdieron lugar.

Chino: —A nosotros nos salvó haber investigado siempre, tratar de darles una vuelta de rosca a los temas.

—Eso se nota bastante en el disco, parece menos frontal que los anteriores. Incorporaron ritmos y cortes que antes no tenían.

Chino: —Es cierto. Más allá de lo que nosotros pudimos hacer, nos ayudó bastante trabajar en estudio con Alvaro Villagra. No hubo tanta preproducción sino que se produjo más ahí mismo, y hasta hubo partes medio zapadas, que cuando ibas al otro lado de la pecera y las escuchabas, decías: “¿Yo toqué esto?”. Fue muy importante su aporte.

—¿Algo para decir antes de El Teatro?

Hernán: —Que va a haber 35 canciones por noche, y un set distinto cada noche para los que vienen las dos fechas.

Eduardo: —Y que vengan todos, que va a ser un festejo.

Chino: —Menos los de las otras tribus (risas). ¡No! ¡Aclará que es un chiste! (risas).

* Cadena Perpetua presenta Demasiada intimidad y festeja sus dieciséis años viernes y sábado en El Teatro de Colegiales, Lacroze y Alvarez Thomas. A las 19.

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