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Jueves, 4 de enero de 2007

MISTER FURIA, DE THE PINKER TONES

La conexión rosa

Sobre la línea del desparpajo de Plastilina Mosh, este dúo asentado en Barcelona propone un millón de colores y una revolución. ¿Rockeros con actitud electrónica o electrónicos con actitud rockera? Quién sabe.

Barcelona, junio de 2001. Una tarde infernal de verano. Mister Furia termina de realizar unos trámites y se dirige con su auto a una papelería en la calle Pamplona para comprar cartuchos de tinta. Una moto Impala que se quedó detenida en los sesenta para a su lado. Sofocado por tanto calor, su conductor se saca el casco y, para sorpresa de Furia, su dueño es nada menos que Professor Manso, músico catalán a quien no ve desde hace tres años. Superado el sabor del encuentro, ambos amigos coinciden en juntarse a la brevedad para charlar de The Beatles, chiches analógicos, las bondades del Martini, su afición por el color rosa y films de James Bond.

A los pocos días descubren que viven a tan sólo cien metros de distancia y que nunca se habían cruzado. Mientras recuperan el tiempo perdido, Mister Furia recibe un ofrecimiento: componer la música de la serie de televisión Erase una vez en Europa, que sería presentada nada menos que por el actor británico Christopher Lee. Luego de pensarlo unas horas le golpea la puerta a su vecino y lo invita a trabajar con él en el proyecto. Así, en menos de una semana, habían nacido los Pinker Tones.

Nutriéndose de fuentes tan disímiles como incomprensibles, el dúo comienza a jugar en el estudio y a mezclar sus influencias. Una variada y extensa paleta de texturas que revisitan la bossa nova, el canto tirolés, la vanguardia electrónica, el pop de los sesenta y cierta aspereza rockera.

Luego de pasear sin éxito por los escritorios de varias disqueras y parir un par de simples sin mucho éxito, llegan a editar en 2003 su primer material: Pink Connection. El disco les abre las puertas de nuevos mercados y lentamente prensa y público comienzan a elogiar la música de los catalanes. Todos, menos su compañía, quien les quita el apoyo y los obliga a recalar en Outstanding Records, un sello inglés que se interesa en ellos y distribuye el álbum en cien países, incluyendo Africa y Asia.

Con un estilo similar a Plastilina Mosh, tanto sonora como estéticamente, los embajadores del buen gusto del Barrio Gótico se lanzaron a producir nuevos talentos como Veldt y Bondage, y dedican parte de su tiempo a experimentar con remezclas, llegando a cruzar el océano y colaborar con nuestro ascendente Capri y entablar vínculos con artistas locales como Zeta Bosio y Babasónicos.

A finales de 2005 y un poco hartos de componer soundtracks para películas por fuera del circuito comercial, deciden que es hora de editar nuevo material. El resultado es The Million Colour Revolution, un segundo complejo y divertido test de inteligencia electrónica que coloca imaginariamente al oyente frente a una remake de Brazil con la actuación especial de los Pizzicato Five.

—Su último trabajo remite a un álbum que podría haber sido editado en San Francisco en 1967. ¿De dónde vino el concepto?

—Es verdad, lo deberíamos haber editado cuarenta años atrás (risas). Cuando empezamos a gestar el disco estábamos viviendo tiempos muy oscuros en el planeta y la línea general de los grupos que ha defendido la prensa últimamente es oscura. Por eso pensamos que había que poner una alternativa y tirar un mensaje positivo y multicolor. El álbum no es lineal, ya que te va explicando una historia como la banda sonora de una película imaginaria de miles de colores. Tiene un nacimiento, un nudo y un desenlace, donde preguntamos con una canción qué te ha parecido.

—¿Cómo se mantiene una banda de su estilo en un mercado como el español, tan orientado al teen pop de grupos como La Oreja de Van Gogh?

—Lo que dices es cierto. Es muy complicado hacer un pie en el mercado español. Y encima ahora corren muy malos tiempos para las compañías y se están vendiendo muy pocos discos en España. No sé cómo estará la cosa en la Argentina, pero la piratería está muy extendida y existe una serie de vicios ancestrales de la industria, a la que le ha costado mucho acompañar nuevos esquemas. Nosotros vamos un poco por detrás del mundo anglosajón, y eso se siente.

—¿Se consideran un grupo de electrónica con actitud rockera o una banda de rock con espíritu electrónico?

—Hmmmm... Es la pregunta del millón. Yo creo que estamos a medio camino. Solamente somos un par de productores a los que la prensa española llama “el monstruo bicéfalo de la electrónica barcelonesa”. Gracias por el elogio, pero tampoco creo que seamos un monstruo deforme (risas). Somos dos personas inquietas y más que músicos somos productores que hacemos canciones pop, pero no hacemos música electrónica.

—¿Por eso se fueron de un sello español a uno inglés?

—Sí, porque el mercado español tiene muy poco espacio vital para la música electrónica. Pero el problema es de la música en general. Podría hablarte durante horas sobre lo que ha pasado en los últimos años con el uso de la televisión pública para la promoción de algunos “artistas”, pero no tiene sentido. La gente está muy despistada y se puso música muy barata a la venta y mal editada. La gente ha perdido el gusto de ir a la tienda a comprarse el disco bonito, por eso queríamos recuperar el buen gusto del consumidor.

—Para la música de Erase una vez en Europa se juntaron con Christopher Lee. ¿Cómo fue el encuentro?

—Fue excitante porque él quería hablar con nosotros. Estuvimos comiendo chipirones y gamba a la plancha en un restaurante de Barcelona y fue una comida muy entretenida. El es un gran aficionado a la música, más que nada a la música clásica, y tiene una gran voz de barítono. No hablamos mucho de rock pero sí de bandas sonoras. Lee vivió mucho los sesenta y además fue el personaje que inspiró a James Bond. Lo que pasa es que Lee era primo de Ian Fleming, el creador de la serie, que tomó sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial para dar nacimiento al personaje de Bond. Pero no fue tan gilipollas y puso a Roger Moore, que es mucho más guapo (risas). Hablamos de bandas sonoras, de Piero Picconi, de Umiliani y del psicoterror psicodélico.

* The Pinker Tones se presentará en el Bacardí B-Live, el miércoles 10 de enero en Crobar (ex Buenos Aires News), el jueves 11 y el sábado 13 en Sobremonte (Mar del Plata).

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