Jueves, 25 de agosto de 2011 | Hoy
EL FENóMENO DE LA REVOLUCIóN DE LA CUCHARA
La Revolución de la Cuchara es una organización que funciona en unos 40 países, con el fin de informar sobre los problemas de los hábitos alimentarios. Para Govinda, comerse un choripán “es contrarrevolucionario”.
Por Santiago Rial Ungaro
Todo lo que entra, sale: si te cansaste de atragantarte con tantos superpanchos, dale una oportunidad a esta revolución. Hace 15 años, Govinda, “Comandante” de la Revolución de la Cuchara en la Argentina, sintió que tenía una misión: la de proteger a los animales, seres tan sensibles como los humanos... pero indefensos. Al igual que René Descartes antes del Cogito ergo sum, hace 15 años ella tuvo un sueño que le cambió la vida; un sueño espeluznante, pero a la vez revelador: “Entraba en un zoo medio ruinoso, lleno de jaulas vacías, en el que se escuchaban gritos de animales. Y en una de las jaulas estaba mi perrita de toda la vida, que me miraba mientras lloraba. ¡Un tipo se la estaba comiendo viva!”.
Ese mediodía, cuando Govinda se despertó, el churrasco que le había cocinado su mamá ya no le parecía tan apetitoso. “Todos decían: ‘Qué rico, qué jugoso’. Pero no estaba jugoso: era sangre.” Poco después, cuando en una fiesta familiar se encontró con que estaban asando alegremente a un chanchito bebé a la parrilla, nuestra heroína, por entonces una quinceañera, se largó a llorar y arruinó la comilona familiar: “Me pareció demasiado morboso. Y ahí si dije: nunca más. Varios años después empezamos a hacer con mi novio unos volantitos y empezamos a hacer activismo, tratando de rescatar a perros y gatos de la calle”.
En eso estaba hasta que conoció a un misterioso personaje alemán: Bap. “El me explicó que lo que hacía no estaba mal, pero que había que apuntar directamente a la conciencia de las personas; y poco después de esa charla que tuvieron, él creó La Revolución de la Cuchara. Es un movimiento independiente sin fines de lucro que funciona en 40 países con el fin de informar a las personas sobre la realidad que se esconde detrás de sus hábitos alimentarios: desde el daño causado al planeta hasta el sufrimiento innecesario de miles de inocentes seres, así como la salud de sus consumidores.” Así que habrá que prepararse: “Siempre fui la rebelde de la familia, pero con el tiempo me fui calmando. Fui muy rebelde: me echaron de 5 escuelas”.
Cuando recuerda aquellas épocas, Govinda se sonríe: “Yo quería hacer una revolución en todas las escuelas a las que iba. Y un poco de revolución hacía, porque siempre me echaban”. Así y todo, Govinda cuenta que logró terminar sus estudios. “Hay gente que no quiere esto para sus hijos. Capaz que la mayoría aún sigue en la misma, pero yo creo que una minoría consciente puede hacer mucho más que una mayoría dormida. Hace 10 o 15 años, yo no conocía a un solo vegetariano.”
Leyendo libros, Govinda se enteró de que, en las tradiciones vedantas, comer carne se considera como un abuso de poder de parte del ser humano. En ese momento, a los 15 años, empezó a pensar. Y sigue haciéndolo: “Deforestaron el Amazonas para la cría de ganado, para el consumo del ganado. Porque hay como una ilusión de que el cultivo de soja, que destruye todo, es para el consumo humano. Pero en realidad para el consumo humano sólo es un 9 por ciento, y el resto es para generar alimentos para la industria de la carne. Es todo una gran mentira. En un punto, el hambre en el mundo es artificial, porque los recursos para alimentar a la gente están. Con lo que uno alimenta a una vaca a consumo humano alcanzaría para alimentar a 30 personas. Y no es tan difícil: hay tantas cosas para comer”.
Pienso, luego cocino. “Yo creo que al 99 por ciento de las personas, si vos les ponés un ternerito enfrente, lo más probable es que lo acaricien, no que le claven un puñal. Y si les ponés al lado una manzana, se la comen seguro. En un punto es una hipocresía, porque de última hay otros que matan y hacen el trabajo sucio por uno. Si lo analizás, sos cómplice de asesinato”, dice con lógica cartesiana. “Yo creo que el ser humano puede hacer las peores cosas y las mejores. Puede transformarse en algo muy elevado y útil para los demás seres, o ser un estorbo para los demás y generar un daño terrible. Yo sé que si a cada uno le llega el mensaje, quizá lo analiza y lo profundiza en su interior cuando llega a su casa. Mi mamá, que es psicóloga, se terminó haciendo ella también vegetariana, y ahora ella también es activista. Cuando a vos se te plantea una verdad, esa verdad te compromete; pero a veces uno capaz que elige seguir viviendo en la mentira porque está más cómodo así. Nosotros tenemos videos que muestran imágenes de mataderos y muchas veces nos pasa que hay gente que directamente no los quiere ver. Saben que si ven el video, no van a poder seguir haciendo como si nada pasara. El humano es el único ser del reino animal que mata a sus propias crías abortando. Ningún otro animal hace algo así”, analiza, a contrapelo del consenso progre pro-abortista y carnívoro a ultranza, claro está.
Llama la atención que los teóricos revolucionarios nunca hayan tenido en cuenta el potencial revolucionario de una simple cuchara. ¿Será que la revolución está ahora en mano de las mujeres? ¿Vuelve el matriarcado? ¿Comer un superpancho es contrarrevolucionario? Como toda revolución, La Revolución de la Cuchara da un poquito de miedo. “Fijate lo que pasó con la cumbre de Copenhague. La presidenta Cristina fue, y uno de los factores principales que se habló en la cumbre fue detener, o por lo menos minimizar, el consumo de carne. Y eso acá nunca llegó, porque en este país hay mucho interés, porque es un negocio muy grande. O el Amazonas, que es el pulmón del planeta y se redujo a un 30 por ciento para la industria de la carne. El tsunami, el cambio climático y todo eso... no son hechos aislados”, analiza, blandiendo el nuevo estandarte que representa a esta inesperada revolución: la cuchara, claro.
* El Otro Yo, Horizonte, Bhakti Psyco Folk y Purusha Sound System, entre otros, tocarán en el EcoFestival que La Revolución de la Cuchara dará el domingo 28 en El Auditorio Oeste (Rivadavia 17.230, Haedo). Desde las 15. Más info en http://www.larevoluciondelacuchara.org
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