Jueves, 16 de enero de 2014 | Hoy
AXL ROSE Y ROLLING STONES ESCRITOS EN ARGENTINO
En Mr. Rose, Lucy Dávalos cuenta la vida del de Guns N’ Roses... ¡en primera persona! En República Stone, Diego Perri sigue a los Rolling por el mundo.
Por Javier Aguirre
Escribir sobre lo que se ama tiene que ser placentero. Y esa sensación de libros felices, primero soñados por fans –que, en otro orden de cosas, son periodistas– y luego escritos por periodistas –que, en otro orden de cosas, son fans– es lo que comparten República Stone (de Diego Perri, un “diario de viaje con los Rolling Stones” editado por Music Brokers) y Mr Rose (de Lucy Dávalos, suerte de ¿autobiografía? de Axl Rose, publicado por RP). Extremos, aunque cada uno a su manera, Perri y Dávalos encontraron diferentes formas periodísticas de ejercer sus fanatismos: los dos tensan, con dedos muy distintos, la cuerda entre fan y periodista.
La generación espontánea de estas obras pasionales calienta indirectamente la previa de una visita confirmada y de otra por confirmarse: Axl ya cerró trato para traer a sus –presuntos– Guns N’ Roses a Ferro el 6 de abril, mientras que continúa latente la posibilidad de un nuevo desembarco de los Rolling Stones (si la omnipresencia del Mundial Brasil 2014 en el calendario no mete la cola). Y son lanzamientos que demuestran la vigencia local, genuina, casi under, que por esta zona tienen dos bandas gigantes, dos orgullos del megamainstream internacional.
Lo más extraño de Mr Rose es que está escrito en primera persona: el narrador es el propio Axl. Su autora, Lucy Dávalos, parece haberse travestido a la hora de contar vida y obra del cantante de los Guns N’ Roses, en una autobiografía novelada apócrifa que la lleva a adoptar un axlismo extremo: desde el ninguneo a Slash –que en 400 páginas apenas es mencionado un puñado de veces– hasta no dudar ni un poco de los argumentos de Rose siquiera ante escándalos por violencia doméstica que no tuvieron testigos. Una coherencia, sí, que termina presentando a un personaje sin contradicciones, en un libro que no se consigue en librerías, ni rockerías, sino contactando a la autora vía [email protected]
–Recopilé un montón de material, desde los 12 años; hoy tengo 34. Cuando empecé no había Internet, sólo podías tener recortes de revistas, con cientos de frases textuales de Axl Rose. Yo lo veía como un personaje muy humano y complejo, un guerrero en busca de sus sueños e ilusiones. Me compenetré con su historia, me identifiqué con él, traté de capturar su esencia, su forma de ser y expresarse, ponerme en su piel. Fue natural, poético, pero a la vez muy fuerte; me involucré en cada línea.
–Creo que no hay muchos párrafos de fan: busqué recorrer su historia, sentir que estaba a su lado; ahí es que se produce esa magia. Investigué mucho para conocer la veracidad de los hechos, busqué mucha información en inglés para ser fiel a los comentarios o pensamientos de Axl Rose.
–Nunca fue mi prioridad y, por lo que sé, Axl tampoco está desesperado en tener ya mismo una biografía. Fui a comer al Faena Hotel la última vez que Guns N’ Roses estuvo en nuestro país, pensando encontrarme con Axl. Tengo contacto con los músicos de la formación actual, quienes ya saben del libro. El guitarrista Ron Bumblefoot Thal me prometió comentarle y se llevó algunos flyers, pero tampoco quiero ser muy insistente por el momento. Estoy traduciéndolo al inglés y muchos fans me alientan para hacerlo oficial. Entregarle a Axl un libro en castellano podría ser algo simbólico, pero prefiero esperar hasta editarlo en inglés.
Difícil que alguien no apellidado Jagger, Richards, Watts, Wyman o Wood pueda decirle a Diego Perri algo que él no sepa sobre los Rolling Stones. Su dedicación obsesiva de biógrafo, coleccionista, cronista rutero y fan intrépido no sólo lo ha llevado a tener un museo propio de la banda: también ha hecho que su libro República Stone, diario de viaje con los Rolling Stones por el mundo sea, en sí, un museo de papel de casi 300 páginas. Su aventura lo llevó a seguir a los Stones por distintos continentes y a construir un archivo único, que incluye todas las tapas dedicadas por publicaciones argentinas a la banda (desde una revista Pinap de 1969) y amarillentas necrológicas dedicadas por los diarios La Prensa, La Razón o Crónica al finado stone Brian Jones, entre tantas otras cosas.
–El monstruo es el fan: le cuesta horrores ponerse límites, es irresponsable, arriesgado, abandona trabajo y familia por otra gira. Gasta lo que no tiene por un ítem de colección. Transita kilómetros para ver un nuevo show, se vuelve loco por perlas de colección y vendería el alma al diablo para conseguirlas. Se acuesta pensando en objetos coleccionables, en canciones. La faceta periodística es mi lado más serio: el archivo, las estadísticas, la discografía, el dato, la fecha. Tardé 15 años en concebir el libro y quería darle dos caras: pasión desenfrenada e info precisa.
–Que tenemos la suerte de haber crecido con los Stones, los Beatles, Elvis, Dylan, Zeppelin, los Who, Pink Floyd, Queen y hasta haber visto a muchos en vivo. Habrá sido lo mismo para quien pudo disfrutar en su momento a Mozart, Beethoven o Vivaldi. Quería reflejar el hecho histórico de sus visitas multitudinarias y por otro lado mi historia en particular: la de aun siendo nadie, pero con absoluto respeto y perseverancia, haber llegado a ellos y compartido momentos mágicos. La moraleja, aunque suene a autoayuda, es que cuando alguien se propone algo con seriedad, lo logra.
–Antes la forma de coleccionar era sucia, artesanal: descubrir cuevas y sótanos húmedos, revolver hasta encontrar el objeto deseado. Con eBay y demás webs de compra y canje, el rito se mudó al campo digital. El primer escalón en mi colección son los discos originales en primeras ediciones, Decca y London, y sus stickers promocionales. Pero la pasión no se mide: no es más fan el que tiene la colección más grande. Puede ser más fan el que tiene 3 casetes grabados que el que guarda 5 mil LPs originales.
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