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Jueves, 2 de abril de 2015

SOBRE GABRIELA MAUMUS

Gabo

 Por Yumber Vera Rojas

Cuando Gabriela Maumus llegó a Asalto al Parque Zoológico, el grupo atravesaba una época difícil, de crisis, casi bisagra, en la que buscaba la manera de inyectarle sangre a ese tractor del shoegaze, el noise y el dream pop para no convertirse en una anécdota aspiracional más del indie local. Su bajo no sólo aportó tranquilidad y estabilidad al quinteto, luego de que por ese puesto deambularan otros músicos, sino que ayudó a añadir identidad a la propuesta a partir de su cadencia gruesa, profunda, lúdica y compañera.

Eso denota su dilatado álbum debut, Hexadecimal, lanzado simultáneamente en Argentina y Japón el pasado 5/11, en el que el proyecto creado por el guitarrista y vocalista Fernando Gigliotti ofrece un sonido radiante, inclusivo y efusivo. Fue uno de los mejores discos de 2014 del pop independiente nacional, y fue además la primera grabación de Gabo –como la llamaban sus colegas y camaradas– con el quinteto, que salió a estrenarlo a comienzos de diciembre como soporte de Thurston Moore en Teatro Vorterix.

Después de tomarse un receso a causa del verano, la banda regresó a los escenarios el 3/3, en el ciclo Martes Indiegentes, en Niceto Club, donde cerró una fecha en que compartió cartel con La ola que quería ser chau y Krupoviesa. Esa maravillosa suite de paisajes sónicos y atmosféricos fue la última de Maumus antes de consumar sus vacaciones en Europa junto a su pareja, Sebastián Greco, quien se encontraba esa noche entre el público.

Tres semanas más tarde, Gabo, que con sus compañeros de Asalto al Parque Zoológico estaba decidida a sacarle rédito en 2015 a la chapa de “sensación del indie” patrio que pendía sobre ellos, logró el sueño de cualquier músico del palo: ser noticia de la revista inglesa New Musical Express (NME), así como de otros medios del mundo. Aunque sucedió de la forma más impensada: el 24/3, por culpa de un piloto deprimido de la línea aérea Germanwings que estrelló en los Alpes franceses el avión en el que viajaba de Barcelona a Düsseldorf, y en el que perdieron la vida otras 149 personas, incluyendo a su novio. Ella tenía 28 años y un recital por hacer el domingo pasado. Era la vuelta para su plan maestro. Era; no pudo ser.

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