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Jueves, 19 de noviembre de 2009

EL CODIGO ABIERTO LLEGA A LOS TELEFONOS CELULARES

Seamos razonables, programemos lo imposible

Teléfonos móviles que funcionan como redes sociales, que recomiendan dónde y qué comprar según el barrio en el que uno esté, que te dicen qué cosas tenés que hacer según el lugar donde estás de la ciudad, que te muestra en un mapa dónde están tus amigos, en fin, teléfonos que sean más inteligentes que uno... Bueh, a ver: el sistema operativo de Google para celulares llamado Android permite que cualquier programador pueda desarrollar aplicaciones. Aquí, cuatro historias de proyectos argentinos que hacen furor en el mundo.

 Por Mariano Blejman

Si durante años los softwares de los teléfonos móviles estuvieron encerrados en cuarteles generales bajo estrictos secretos de Estado corporativo, y los líderes en el mundo de los teléfonos inteligentes estaban bajo la esnobísima sombra de los iPhone de Apple (que todavía con dificultad hacen pie en la Argentina por los increíbles precios de mercado), la apuesta de Google por desarrollar un sistema operativo de código abierto para teléfonos celulares, junto con la decisión de Motorola a nivel mundial de apoyar fuertemente los desarrollos comunitarios para sus aparatos, podría ser no sólo una revolución en materia de chichecitos sino también abrir la cancha para que cientos de programadores de países periféricos puedan desarrollar aplicaciones acordes con las necesidades de cada mundo, destronando al iPhone de un lugar que, en verdad, nunca pudo ocupar en la Argentina. “Más gente conectada a Internet, es mejor para Google”, dijo, así de simple, el enviado del buscador James Yun a las charlas Momo (Mobile Monday) que se dan en la sede de la Universidad Tecnológica Nacional, cada lunes.

La comunidad de software libre, mayormente dedicada a la creación de aplicaciones para el sistema libre GNU/Linux (donde también se espera que Google haga pie esta semana con su nueva distribución), entendía que era necesario que una empresa que no se dedicara a la venta de software decidiera invertir en el mundo de la programación de código abierto. Y esto es lo que pasó: Google se dedica a la organización de información y sus ingresos son casi exclusivamente publicitarios, y Motorola se dedica a vender... aparatitos. Y, detrás, miles de programadores podrán meter mano en ellos: 20 mil desarrolladores ya han hecho más de 12 mil aplicaciones en 21 países. El primero de esos aparatos llegó en octubre de 2008 a la Argentina y habrá una veintena de ellos a fines de 2009. Entre ellos están el Milestone y el Dext, que llegará en un par de meses, ambos de Motorola.

Así, las ideas argentas no han tardado en aparecer en pantalla. Y más allá de las consideraciones morales o éticas que pueda tener saber dónde está cada uno, y qué está pensando, tal vez el emprendimiento que mejor ha recorrido el camino de los reconocimientos internacionales es el de Tasktopía, una aplicación para los teléfonos que usan Android que permite planificar actividades según el lugar donde uno se encuentra en la ciudad. Tasktopía, realizada por Darío García, Javier Nonis, Maximiliano Vázquez y Sergio Fernández, permite que la agenda del usuario y las “cosas para hacer” vayan cambiando según el lugar donde se encuentra el usuario. “Para ello, usamos los Google Maps con información cruzada de los GPS, además de las redes wifi disponibles. Así, el teléfono nunca pierde la información de posicionamiento y va abriendo las agendas y las cosas para hacer según donde uno esté en la ciudad”, cuenta Darío García. Este proyecto fue elegido por Google como finalista entre otros 19 proyectos de la sección “Productividad” del Android Developer Challenge 2, cuyos premios se sabrán el 24 de noviembre y son suculentos. “No lo hicimos para el iPhone porque no se puede; iPhone ponía limitaciones técnicas, así que pasamos a la plataforma que nos permitía programar libremente”, cuenta Darío García. Un segundo paso de la aplicación será hacer interactuar, por ejemplo, la lista de tareas pendientes con la zona donde uno se encuentra para saber, digamos, si uno necesita comprar cuerdas para una guitarra, que el sistema avise cuando está pasando cerca de una casa de música.

Otro de los proyectos argentinos más destacados es el Weegoh.com, una aplicación que interactúa con las redes sociales como Facebook y Twitter, y permite saber dónde están vuestros amigos, qué están haciendo en este instante, y qué les gustaría hacer: tal vez sea el sueño de Macri, saber qué hace cada uno de sus vecinos y en qué está pensando en este instante. Aunque la aplicación se hizo con fines lúdicos: entre los desarrolladores están Ariel Barmat y Christian Hentschel, quienes piensan que la herramienta tomará verdadero cuerpo cuando comunidades de jóvenes salgan de noche y puedan encontrarse con otros jóvenes que están cerca, con intereses similares. Por ejemplo: si una chica del bar de enfrente le gusta la misma música que uno, será una buena forma de acercarse, móvil en mano. Y la vieja pregunta “¿qué música te gusta?” quedará automáticamente descartada por “¿así que te gusta Sandro?”.

Pero si de consumir música se trata la vida joven, hay dos aplicaciones desarrolladas sobre Android en la Argentina que ya están haciendo furor en el primer mundo y que se pueden bajar a los teléfonos que usan este sistema operativo: una es la Mewbox Music Service, una aplicación donde participa Mario Zorz (uno de los organizadores de las charlas Momo, Mobile Monday, en la UTN) e integrante de la empresa Teracode. Mewbox Music Service no es otra cosa que un servicio de venta de música on line para el teléfono Archos 5 Internet Tablet: y en Europa sí se consigue. De hecho es un servicio para Europa que ofrece cerca de 4 millones de canciones de unos 13 mil sellos discográficos, libres de drm, o sea que se pueden copiar libremente, y es tan fácil comprar en él que el usuario va a terminar como Lisa Simpson cuando se hace adicta a los Mapple y termina pagando 1200 canciones, a razón de un dólar por tema.

Pero hay uno más que fue presentado el lunes pasado y merece ser mencionado: el Playphone desarrollado, entre otros por José Domínguez, del líder del software argentino Globant, quien confirma en charla abierta la tendencia desde el corazón del desarrollo outsourcing: “Hasta hace dos meses, la estrella era el iPhone. Ahora estamos recibiendo cada vez más pedidos de Estados Unidos para que desarrollemos aplicaciones para Android”. La aplicación es simple, pero poderosa: permite bajar unos 200 mil ringtones, tener preview de los temas (o mejor dicho escuchar un poquito antes de bajarlos), bajar juegos, videos y wallpapers. Como sea, el futuro llegó rápido, y tiene bastante olor a código abierto.

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