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Domingo, 7 de diciembre de 2003

PUNCH

No toquen

Alguien en la BBC cometió la impertinencia de filmar algunos pasajes de El cazador oculto, la novela de J.D. Salinger. La ofensiva legal del escritor que más y mejor defiende su privacidad ya está en marcha.

La BBC se mandó una de ésas que suelen costar una fortuna. Y una bastante tonta: a los responsables del programa Big Read, en el que distintas celebridades recomiendan sus libros favoritos en un denodado intento por fomentar la lectura entre los británicos, no se les ocurrió otra cosa que dramatizar algunas escenas de El cazador oculto. Y sin pedirle permiso ni al autor ni a la editorial. J.D. Salinger, que a los 84 años lleva casi cuarenta sin publicar y vive recluido en su casa en Cornish (New Hampshire), ha puesto en marcha una implacable maquinaria legal para cobrar una poderosa indemnización por daños y perjuicios. Su feroz sentido de la privacidad es conocido por casi todo el mundo excepto los productores de Big Read. Basta recordar el notable intento biográfico de Ian Hamilton En busca de J. D. Salinger (traducido por Mondadori en 1988), que terminó siendo una narración apasionante sobre la frustración y la impotencia de un biógrafo ante un biografiado elusivo y escurridizo. En los contratos de sus libros Salinger prohíbe cualquier ilustración en las tapas, la inclusión de fotos suyas o resúmenes biográficos y el uso decomentarios procedentes de reseñas o críticas. Una cláusula, incluso, aclara que bajo ninguna circunstancia las editoriales se refieran a él o a sus libros como “clásicos”. En cuanto a ver en pantalla grande o chica a Holden Caulfield o a los hermanos Glass (papeles que obsesionan a John Cusack), la cosa tampoco es probable: Salinger jamás ha cedido los derechos cinematográficos. Pero eso que el escritor le negó incluso a Elia Kazan (quien le hizo más de una oferta para llevar al cine El cazador oculto o El guardián entre el centeno, según la traducción), la BBC lo hizo igual. Como si fuera poco (o quizás: ya que estaban jugados), los responsables de Big Read se animaron a representar el momento clave del libro, cuando la hermana le pregunta a Holden qué le gustaría hacer y el adolescente más famoso de la literatura responde –siguiendo un poema de Robert Burns– que le gustaría ser un guardián entre el centeno, alguien capaz de impedir que los niños pequeños caigan por el precipicio en el que termina el campo de centeno. Habrá que ver si filmar esa escena tiene un costo extra en la futura indemnización, o si la BBC intentará usarlo a su favor, considerando que las ventas de la novela se duplicaron en la semana siguiente a la emisión del programa.

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