Domingo, 5 de noviembre de 2006 | Hoy
MúSICA > POR FIN SE EDITA A EDUARDO MATEO
Después de años de grabaciones piratas, ediciones caseras y compacts importados, los discos más importantes del uruguayo Eduardo Mateo finalmente tienen edición local. Para celebrar, Radar entrevistó a todos los personajes involucrados en las grabaciones originales y responsables de las reediciones actuales: productores, músicos y biógrafo.
Por Martín Pérez
Antes de ser el biógrafo de Eduardo Mateo, Guilherme Alençar Pinto era apenas un brasileño fanático de la música uruguaya. Como confesó en un texto publicado en el libro colectivo Como un señor del tiempo, editado en Uruguay cuando Mateo aún estaba vivo y tocando, Guilherme se desesperaba por conseguir, desde Brasil, discos inconseguibles de un país que prácticamente no existía para sus compatriotas. Hasta que conoció a la cantante Mariana Ingold, con la que decidió iniciar un intercambio discográfico. “Esperé con ansiedad el primer envío, y vaya decepción”, escribió quien se reconocía hasta entonces como fanático de Leo Maslíah, Los Que Iban Cantando y Jaime Roos. “En vez de uno de mis nuevos ídolos, tenía a un tipo sentado entre dos grandes esferas de piedra, poniendo cara de bobo y un nombre de cantante romántico italiano.”
Dos años después de haber recibido sin aviso previo aquella copia de Cuerpo y alma, uno de los discos fundamentales de la carrera solista de Mateo, Guilherme se mudó a Montevideo, donde llegó a conocer y hasta trabajar junto a su nuevo ídolo. Y apenas se conoció la noticia de su muerte, en 1990, comenzó a trabajar en la biografía que editó cuatro años después. Al teléfono desde Montevideo, aún hoy Guilherme recomienda que, para un neófito, la mejor forma de acercarse a la música de Mateo sería comenzar de la misma manera que lo hizo él. “Porque Cuerpo y alma me parece su disco más redondo y completo”, explica. Pero si bien cualquier hipotético curioso de este lado del charco aún no tiene la posibilidad de seguir ese consejo, ya que Cuerpo y alma nunca tuvo una edición local, quienes quieran acercarse a la mítica obra de Mateo tienen desde hace muy poco la inédita cantidad de tres caminos posibles. Porque, con una diferencia de apenas unos meses, tres diferentes sellos porteños independientes y casi artesanales han decidido editar por primera vez en CD discos de Mateo, algunos de ellos inconseguibles incluso en Uruguay.
“Si bien sigue siendo un músico de culto, ya que nunca pasan sus temas por la radio, acá en Uruguay con el tiempo se ha ido reeditando casi toda su obra, así como discos tributo, uno con sus temas tocados al piano e incluso hubo un disco de Mateo para niños”, cuenta Guilherme, que en su rol de biógrafo oficial está presente con sus comentarios en los tres flamantes lanzamientos argentinos –cuatro en realidad, ya que uno es un álbum doble–, aunque sólo oficie de compilador en uno de ellos. “Esta cuestión de ser biógrafo es un camino que ya recorrí”, aclara. “Ahora, cuando tengo que escribir algo sobre Mateo, voy y consulto mi libro como si fuese el de otro”, dice Guilherme, prologuista de La mosca (Bom Discos), de Mateo solo bien se lame (Club del Disco) y de un indispensable tema por tema en las compilaciones Ida y Vuelta (Acqua), los discos que armó con todas las grabaciones que fue rescatando mientras investigaba para Razones locas, su indispensable biografía de Eduardo Mateo.
“Cuando grabamos La mosca, nunca sentí que podía ser el último disco de Mateo. Porque el tipo estaba bien, y no andaba en ninguna”, recuerda Hugo Jasa desde Montevideo. Hijo de uno de los dueños del estudio de grabación La Batuta, Hugo fue el compinche electrónico de Mateo en su última época. Fue quien le armó las grabaciones de batería electrónica con las que se solía presentar en sus últimos recitales solista, y fue el cerebro detrás de La mosca, tal vez su disco más extraño, porque en él coquetea con la electrónica, pero siempre a su manera. “Una de las cosas más lindas de La mosca es cómo Mateo encaró esa tecnología, ignorando el movimiento incipiente que había”, explica Guilherme. “Me gusta que esos instrumentos no estén necesariamente apegados a los clichés estilísticos del género. Tal vez esta reedición sirva como puente para algún tipo de encuentro con la gente que trabaja con esos instrumentos”, se entusiasma. Agrega Jasa: “Es un disco distinto porque Mateo se fascinó con los ritmos mecánicos y repetitivos. Se enamoró de eso, quería que siguiéramos esa línea”. Con apenas 9 temas, lo más accesible del repertorio de La mosca forma parte del lado B del vinilo original, a partir del tema 5 del compact, “El trompo loco”. Como consigna Guilherme en el texto incluido en la reedición, son los temas que Mateo tocó en vivo en sus últimos recitales.
Aunque, cuando se editó originalmente a fines de 1989, sus fanáticos no sabían qué decir ante un álbum tan deshumanizado, en el que ni siquiera se podía escuchar su clásica percusión, Mateo se sintió profundamente orgulloso del disco. Según cuenta su compañera de aquel entonces, solía escucharlo en su casa, algo que nadie recuerda que haya hecho con ninguno de sus discos anteriores. “Me alegró mucho que se haya reeditado, aunque sea sólo en la Argentina; acá en Uruguay ya quedan pocas copias en vinilo”, dice Jasa de La mosca, cuya fundamental versión en CD es obra de Roque Di Pietro, el mismo que editó heroicamente la biografía Razones locas de este lado del charco, tres años atrás.
Cuando dice que lo ideal para iniciarse en la obra de Mateo es comenzar por el disco por el que él comenzó, en realidad Guilherme está diciendo que sus recopilaciones de La Máquina del Tiempo no son de ninguna manera un buen punto de partida para empezar a sumergirse en la obra del autor de “Príncipe azul”. “Los dos discos, Ida y Vuelta, son más bien como aquellas viejas grabaciones de jazz de los años ’20, más un testimonio que un sonido profesional”, explica Guilherme, sin embargo cuenta orgulloso que la edición original uruguaya, a pesar de estar aparentemente dirigida sólo a conocedores de la obra de Mateo, agotó en su momento su primera edición. El origen de estos discos recopilatorios, que recorren todas las encarnaciones de la carrera solista de Mateo, desde 1971 hasta 1990, fue la investigación que durante cuatro años Guilherme realizó para completar su biografía. En el transcurso de esa investigación fue juntando grabaciones que gentilmente le facilitaron sus entrevistados y que le sirvieron para reconstruir su huidizo recorrido musical a través de los años. “Es que para entender a Mateo no alcanza con escuchar sus discos editados, porque hay muchas cosas que se te escapan”, afirma Guilherme, y destaca que la misma generosidad que encontró en la gente que conoció a Mateo a la hora de reportearlos para su libro, la tuvieron a la hora de ceder esas grabaciones para su posterior edición. “Aunque son canciones lindísimas, tengo que reconocer que es un material que despierta rechazo, porque por momentos es difícil entrarle, y algunos temas son muy experimentales.” Además de estas dos compilaciones, otros dos discos se editaron en Uruguay, rescatando grabaciones inéditas de Mateo: El tartamudo, con más grabaciones perdidas del propio Mateo, y La carpeta azul, con temas que no llegó a grabar, interpretados por otros artistas. Pero, además del valioso rescate de gemas perdidas de su primera época solista (entre ellas “Amanece” y “Nene”, dos outtakes de Mateo solo bien se lame), Ida y Vuelta son compilaciones que permiten revisar La máquina del tiempo, el gran proyecto grupal perdido de Mateo –del que llegaron a participar Jaime Roos, Mariana Ingold y Estela y Alberto Magnone, entre otros–, y que hasta estos discos sólo habían disfrutado en su real magnitud quienes alcanzaron a ver sus presentaciones en vivo.
Sentado en un bar del barrio de Constitución, cerca del estudio de grabación Moebio, Carlos Píriz se sorprende al recorrer la cuidada reedición de Mateo solo bien se lame que acaba de realizar El Club del Disco, y que resulta el verdadero tesoro de esta serie de reediciones locales de la obra de Eduardo Mateo. Porque es el disco que prácticamente sustenta todo su mito, ese que le hicieron grabar en Buenos Aires casi de prepo quienes lo querían bien, y que abandonó diciendo “Ahora vuelvo” y no volviendo jamás. Alguna vez ese gran estudioso de la música uruguaya que es Coriún Aharonian dijo que Mateo solo bien se lame fue una obra de amor de Píriz, porque siguió grabando aunque Mateo quería empezar de cero cada día, y fue él –junto a Eduardo Rozas– quien terminó de dar forma de disco a las grabaciones que dejó cuando abandonó intempestivamente el proyecto. “¿Ves esta foto?”, dice Píriz, señalando una de las hermosas fotos blanco y negro rescatadas en el cuidadoso arte de la reedición. En ella se lo ve a Mateo cantando frente a un micrófono recubierto por un material esponjoso. “No se nota porque es una foto en blanco y negro, pero eso que recubre el micrófono es de color amarillo. ¡Es una esponja para lavar los platos!”, revela Píriz y lanza una carcajada.
Nacido en Montevideo y contratado a comienzos de los años ’70 por los estudios ION para venirse a Buenos Aires, Píriz pasó a la historia y el mito por ese “Bo, Píriz” que le dedica Mateo en el disco. “También Vinicius de Moraes me nombra en su disco en vivo en La Fusa”, apunta el responsable del sello Discos de la Planta, para el que grabó el disco de Diane Denoir (con canciones de Mateo), y luego Mateo solo bien se lame. En las fotos incluidas en el CD también aparece Nancy, la novia de entonces de Mateo. “Ella fue otra de las complotadas para este disco; sin ella, no existiría”, dice Píriz, señalándola.
“Lo más difícil fue rescatar el arte original”, confiesa Pablo Paz, el responsable de esta edición para El Club del Disco. Porque el audio ya había sido reeditado para Mateo clásico, volumen 1, un disco editado por Sondor en Uruguay –bajo supervisión de Jaime Roos–, reuniéndolo en un mismo CD junto a Mateo y Trasante. “Pero en una época en que uno se puede bajar la discografía completa de un artista en dos segundos por Internet, pero no escucharla jamás, me gustó la idea de reivindicar al disco como unidad.” Como escribe Guilherme en el texto incluido en este álbum: “En ningún otro lugar es posible oír, grabado en condiciones profesionales, a un Mateo en estado puro, sólo con sus guitarras acústicas y sus percusiones. Es su disco más aclamado y uno de los grandes clásicos de la música uruguaya”. El punto de partida ideal para descubrir a ese mito llamado Eduardo Mateo.
La mosca y La máquina del tiempo, Ida y Vuelta se consiguen en disquerías especializadas. Mateo solo bien se lame se consigue a través de El Club del Disco, www.clubdeldisco.com
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